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La burbuja inmobiliaria huele a hundimiento

Fuentes: Online Journal

Traducido para Rebelión por Horacio Garetto


Dame cinco minutos y te convenceré de que deberías vender tu casa ahora mismo e invertir los ahorros de tu vida en oro o en un banco suizo.

¿De acuerdo?

Hace ya rato que se viene hablando sobre la burbuja inmobiliaria y de qué efectos puede tener en tu capital presente y futuro. Ahora tenemos los números bastante claritos y, mirándolos bien y uno puede decidir por sí mismo si ha de vender o capear el temporal.

En el año 2000 el valor total de la vivienda en USA era de 11,4 billones de dólares. Hoy esa cifra se ha disparado a 20,3 billones. Casi el doble.

Al mismo tiempo, el volumen total de deudas hipotecarias era en el año 2000 de 4,8 insignificantes billones. Pero en 2006 alcanzó la cifra enorme de 9,3 billones.

¿Cómo se pueden explicar estos enormes incrementos de valor? ¿No era que todo está en función del libre juego de la oferta y la demanda?

No, no lo era. Ése es otro mito desafortunado que deberíamos enterrar junto con todos los demás de Milton «Libremercado» Friedman.

Para saber realmente adonde vamos hay que detenerse en las maquinaciones de la Reserva Federal (el banco central usamericano) en 2001. En aquel año Greenspan bajó la tasa de interés a 1,5% anual con la idea de amortiguar el impacto del golpe del hundimiento del mercado bursátil. En vez de ajustar la tasa de interés y dejar que el país entrase en un período de recesión, Greenspan bajó la tasa y puso la máquina de emitir dinero a todo galope.

Hela aquí, entonces, la famosa «burbuja inmobiliaria». Lo que la conservadora revista británica The Economist denominó la «burbuja bursátil más grande de la historia».

La burbuja inmobiliaria no tiene nada que ver con la oferta y la demanda ni con supuestos incrementos salariales (que en realidad fueron para abajo desde que Bush ocupa el despacho oval). Más bien, es el resultado previsible de un dramático incremento del dinero circulante y del endeudamiento hipotecario de todo el mundo.

Los bancos centrales, recuerden, no están en el negocio hipotecario. Su negocio es «vender dinero». Y la manera de vender más dinero es hacerlo lo más barato posible. La Reserva Federal infló la burbuja con dinero barato, para así tener siempre chirriando las prensas de emitir dinero. La Reserva Federal trabajó en comandita con los bancos comerciales para bajar los requisitos necesarios para obtener una hipoteca y recibir así en la fiesta un alud de clientes no calificados. ¿Acaso no es eso lo que sucedió?

Centenares de miles de dólares en hipotecas sin entrada inicial y «a pagar sólo el interés» para centenares de miles de Fulanos, Zutanos y Menganos. Hipotecas a tasas ajustables y otras formas de paquetes de alto riesgo.

Por supuesto que fue eso lo que sucedió.

Siempre habrá los que argumentarán que fue un error honrado de la Reserva Federal, que únicamente se proponía mantener el país sin una recesión hacia la que se marchaba de forma inminente.

Podría ser, pero mejor miremos bien los hechos antes de sacar cualquier conclusión precipitada.

¿Duplicó, sí o no, la Reserva Federal la masa de dinero circulante en los últimos 7 años?

Sí.

¿Sabían lo que estaban haciendo?

Sí.

¿Sabían que imprimiendo más dinero crearían presiones inflacionarias y reducirían el valor del dinero en circulación?

Sí.

¿Se daban cuenta de que el dinero iba directamente al mercado inmobiliario, dónde se estaba creando una burbuja inmobiliaria insostenible que, cuando pinchara, arruinaría las vidas de centenares de miles de usamericanos cuyo único bien es su casa?

Por supuesto, porque es la Reserva Federal quien produce todas las cifras, los gráficos y las tablas sobre los incrementos (y las tendencias) en el mercado inmobiliario. ¿Cómo podría no saberlo?

En otras palabras, duplicaron el dinero circulante y luego se sentaron a mirar cómo 4,5 billones de dólares iban directos al mercado inmobiliario a través de préstamos hipotecarios a prestatarios no calificados (a sabiendas de que esa gente, ante cualquier adversidad, puede interrumpir los pagos creando graves efectos adversos en la totalidad del mercado financiero).

La Reserva Federal lo sabe todo. De hecho, sabe hasta dónde está cualquier negociucho, pero decidió continuar la estafa hasta el final.

¿Podrá ser que los efectos reales de esta monstruosa burbuja se hayan visto amortiguados por el enorme déficit comercial?

Sí, porque USA recibe préstamos de 800 mil millones de dólares anuales de China, Japón y otros países que mantienen la economía petardeando, mientras que el sector manufacturero continúa siendo saqueado.

Esos ochocientos mil millones de déficit de nuestra cuenta corriente actúan como un sedante que nos adormece mientras saquean al país ante nuestros ojos. Por ejemplo, en los últimos años los extranjeros propietarios de activos usamericanos pasaron de tener 3 billones a tener 12 billones de dólares en activos. También, desde 1980, trece mil grandes compañías fueron vendidas al extranjero. Pero los ciudadanos no quieren saber nada de estos hechos desagradables mientras puedan seguir yendo al Wal Mart a comprar un nuevo videojuego para su pequeño Johnny. Es sólo una cuestión de tiempo antes de que los huesos descoloridos de la industria usamericana aparezcan desparramados por todo el territorio.

¿Y se da cuenta la Reserva Federal de que los usamericanos pidieron prestados otros 825 mil millones para equipar sus casas en los últimos doce meses y de que sin ese gasto la tasa de crecimiento se convertiría en nada?

Sí, porque la Reserva es quien emite todos los datos.

Así que ¿qué pueden esperar los propietarios cuyo futuro depende de todo esto?

Bien, lo primero de todo, uno puede ignorar toda esa jerigonza, toda esa charlatanería que se escucha en los canales de negocios sobre «aterrizajes suaves» o «caídas temporales».

No habrá aterrizaje suave. Éste es el Gordo.»Un verdadero Armagedón inmobiliario, al que seguirá una plaga de langostas.

¡SÓLO HAY QUE MIRAR LAS CIFRAS! Hay una diferencia de 10 billones entre las del año 2000 y las de 2006. ¡4,5 billones de ésos son nuevo endeudamiento hipotecario! Es algo bastante más que espuma, como le gustaba decir a Greenspan. En una economía que crece actualmente a un débil 1,6%, un hundimiento del mercado inmobiliario podría pavimentar el camino para otra Gran Depresión.

¡10 billones! Algunas cosas es bueno repetirlas.

Primero de todo (si comparamos nuestra situación con lo que sucedió en Japón durante los años 90), podemos esperar que los precios caigan durante años, quizás más de una década. Algunos ya muestran un declive del 10% o el 20%. Ésta es una tendencia que probablemente se acelerará en 2007, cuando un montón de hipotecas de tasa variable se ajusten. Ahí es cuando comenzaremos a ver un nuevo fenómeno en USA. Un montón de gente que siempre perteneció a la clase media deslizándose ahora hacia la clase de trabajadores pobres.

En el año 2008, si estas tendencias continúan, los precios de las casas probablemente caerán hasta un 25% a 30% de su valor de 2005.

Si usted la compró al contado, bueno; pasará un mal rato. Pero si entró tarde al mercado, estará frito. Se sumará a una multitud de esclavos encadenados a hipotecas cuyo monto supera el valor de su casa.

Imagínese pagando un préstamo de 400 mil dólares cuando su casa vale 250 mil o 300 mil. Ésa será la realidad de aproximadamente 30 millones de usamericanos. Mientras tanto, la economía seguirá contrayéndose y el dólar debilitándose. Ya algunos de los principales constructores están reportando caídas en las ganancias de cerca del 65%. Gente como Centex, Blazer y Toll Bros.

Al mismo tiempo, la Reserva Federal ya emitió la semana pasada otros 10 mil millones en Bonos del Tesoro, incrementando la deuda nacional hasta los sorprendentes 8,6 billones de dólares. Esta actitud infantil de imprimir papel moneda por decreto explica el reciente oleaje en los mercados. Tal como dice Richard Daugty en su artículo «The Daily Reckoning», «el mercado alcista está construido sobre la base del rampante gasto de consumo del gobierno y financiado mediante creación de moneda por parte de la Reserva Federal».

Amén. Todo es pelusa y no vale nada. Es sólo dinero que busca situarse antes de que llegue la tormenta. No crean en el humo ni en los espejos. Detrás de las risotadas y el deleite, los analistas de Wall Street están esperando el colapso,.y pronto.

¿Cómo de pronto, querrá usted saber?

Bien, Daugty también dijo que «el crédito renovable, como los préstamos a tarjetas de crédito, creció en 285 mil millones, lo que significa una tasa anual del 4% de crecimiento, hasta alcanzar los 857 mil millones.

Así que el crédito mediante tarjeta de crédito ha estado creciendo, lo cual es una indicación de que la gente que estaba extrayendo dinero del valor de su hogar pasó a las tarjetas. . Eso es un signo seguro de que la bestia consumidora contorsionista está en las últimas. El fin está cerca.

¿Por qué deberíamos preocuparnos de la entrada de capital a largo plazo?

En otra ola de noticias desalentadoras, la entrada en este país de capital a largo plazo cayó por debajo de lo que USA necesita para cubrir el déficit de su cuenta corriente. Esas entradas fueron sólo de 65 mil millones, cuando necesitamos 70 mil. Eso es otra manera de decir que los extranjeros ya no están dispuestos a absorber nuestros déficits. Resulta interesante señalar que los bancos centrales están comprando considerablemente menos activos usamericanos: 9 mil millones en valores y unos escasos 8 mil millones en Bonos del Tesoro.

¿Qué significa eso? Significa que no son lo bastante estúpidos como para comprar nuestra deuda eternamente, porque no hemos dejado de ser un buen riesgo.

Esto es un signo muy malo. Bajo cualquier gobierno anterior la «confianza y el crédito absolutos» de los Bonos del Tesoro significaban algo. Pero ya no es así.

También, según Marketwatch, «los residentes en USA compraron en agosto por valor de 22,9 mil millones en títulos en el extranjero, desde una cifra anterior de 2,7 mil millones. Las inversiones extranjeras a corto plazo, incluidos los Bonos del Tesoro, cayeron en 10,8 mil millones.»

¿Las inversiones en el extranjero han aumentado 20 mil millones en un mes? ¿Me están tomando el pelo?

Entonces, el dinero de los listos se está yendo; abandonándonos al resto en un bote agujereado.

Gracias, Greenspan

Algunos de ustedes quizás leyeron la semana pasada un chocante artículo de Alexander Cockburn en Counterpunch, titulado «Lame Duck«. En él hace referencia a un informe publicado por la Financial Service Authority (FSA), «un organismo dependiente del Tesoro británico encargado de supervisar los mercados financieros y proteger al público haciendo sonar las pertinentes alarmas respecto de prácticas oscuras y desviaciones creadoras de inestabilidad.

El informe titulado «Private Equity: A Discussion of Risk and Regulatory Engagement», afirma claramente: «Excesivo apalancamiento: la cantidad de crédito que las entidades prestatarias están dispuestas a conceder para transacciones privadas ha aumentado enormemente. En algunas circunstancias, tales préstamos pueden no ser muy prudentes. Dados los actuales niveles de crédito y los recientes desarrollos en la economía y el ciclo del crédito, la suspensión de pagos de grandes compañías respaldadas por inversiones bursátiles privadas parece inevitable.»

El problema es todavía más importante en USA, donde la ausencia de regulación permitió que los bancos prestasen cantidades sin límite con respecto a sus reservas. Por lo tanto, acá también la suspensión de pagos parece inevitable. El sistema bancario totalmente desregulado ha convertido el sistema en una jugada de crap al estilo de Las Vegas, sin garantías de que usted vuelva a ver su dinero otra vez. El mismo comentario es aplicable a entes como los fondos de alto riesgo que tienen pocos activos tangibles y sí mucha «deuda colateral».

Este sistema está lleno de peligros y va directo a estrellarse. Tal como Cockburn señala sabiamente, «El sistema del crédito mundial es un enorme recipiente de reciclaje de transacciones imposibles de encontrar y de valor salvajemente inflado».

La «transparencia de los mercados» está más muerta que mi abuela. Los nuevos mercados «desregulados» son intencionalmente opacos para que los hechiceros y los charlatanes que los diseñaron puedan pelar a la gente desde los confortables enclaves de Wall Street. Nadie debería sorprenderse de que todo ese desvencijado armatoste se esté inclinando hacia el contenedor de escombros.

Días felices en la República de Weimar

De manera que ¿cuál era el plan que la Reserva Federal tenía en la cabeza cuando decidió anestesiar al público usamericano con bajas tasas de interés e inundar el planeta con billetes verdes sin valor?

¿Pensaron que Bush podía acaparar el petróleo y forzar así al resto del mundo a seguir aceptando nuestros anémicos dólares? ¿O habían planeado robarse hasta el último cuarto de penique del pueblo antes de echar al agua los botes y escapar hacia los mercados más prometedores de Asia?

¿O tal vez fueron lo suficientemente ilusos como para creer que ocurrirían cosas verdaderamente maravillosas si simplemente seguían lanzando billetes como si fueran confeti de Año Nuevo?

Sea cual fuere la atolondrada justificación, el país se enfrenta ahora a una dolorosa llamada de atención al materializarse todos los efectos del período de Greenspan y el baluarte del consumismo global se deteriora hacia una suerte de híbrido de la república de Weimar con USA.

Al largo plazo, la traición de Greenspan será considerada como más importante que la de quien podría ser su suplente más destacado, Ben Laden. Greenspan puso el país en una vía rápida hacia el desastre.

Basta con contemplar los letreros de «se vende» en los céspedes de USA en honor del querido Alan.

http://onlinejournal.com/artman/publish/article_1453.shtml