Escritores, artistas, periodistas y organizaciones de los derechos humanos convocaron en Casablanca a una marcha con la participación de unas dos mil personas, para protestar por la ejecución del ex presidente iraquí Saddam Hussein. Los manifestantes, convocados por la central sindical Confederación Democrática del Trabajo, recorrieron las principales arterias de esa ciudad, y entre sus […]
Escritores, artistas, periodistas y organizaciones de los derechos humanos convocaron en Casablanca a una marcha con la participación de unas dos mil personas, para protestar por la ejecución del ex presidente iraquí Saddam Hussein.
Los manifestantes, convocados por la central sindical Confederación Democrática del Trabajo, recorrieron las principales arterias de esa ciudad, y entre sus consignas, condenaron la ocupación estadounidense en Iraq y demandaron la salida de las tropas de ocupación.
De la misma manera, calificaron de de asesinato político el ahorcamiento del depuesto mandatario y llamaron a crear un tribunal internacional para juzgar a los gobiernos de Estados Unidos e Iraq por ser responsables de esa ejecución.
El viernes una 600 marroquíes se concentraron frente a la embajada norteamericana aquí con igual propósito.
Una manifestación similar tuvo lugar en la ciudad iraquí de Samarra, donde centenares de musulmanes sunitas se congregaron frente a la mezquita del mismo nombre en protesta por la muerte de su ex mandatario, dijeron medios árabes.
Hombres, mujeres y niños gritaron a favor de Saddam Hussein y condenaron al primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, quien firmó el documento que hizo válida la sentencia.
Las protestas frente a este mausoleo adquieren un simbolismo especial porque fue aquí donde en febrero pasado ocurrió un atentado contra la instalación que desató el odio entre sunitas y chiítas, responsable de la muerte de miles de personas en ambas comunidades.
Tras el cumplimiento de la sentencia contra el ex gobernante iraquí, el pasado 30 de diciembre, una ola de indignación se levantó en el mundo árabe y en el resto de la comunidad internacional.
La muerte por ahorcamiento se produjo pese a los llamados de clemencia de la ONU y el antecedente de haber calificado de ilegal el proceso seguido contra Hussein y seis de sus colaboradores.