Hasta la historia de esta gran cultura africana. No fue un hecho aislado, formó parte del ocultar a África a los ojos de Sur. No obstante, por la maravillas de sus monumentos como las pirámides, el majestuoso Nilo, la personalidad de los faraones, es imposible desconocer a Egipto. Aunque no falta quien crea que es un país del golfo pérsico (medio oriente).
Gracias al río Nilo, majestuoso caudal de agua dulce que se desprende del África Oriental, baña Etiopía y surca por completo al inmenso Sudan, se constituyo la maravillosa cultura hídrica en medio del desierto. En el año 341, Egipto pierde su independencia, para ser dominado sucesivamente por romanos, griegos y árabes hasta 1805 cuando recupera su independencia. Para este momento la religión de los faraones, la de los muchos dioses, había sido remplazada por el Islam.
El atractivo que significaba el canal de Suez, el ser el país la bisagra entre oriente y occidente, sus riquezas naturales, no tardarían en hacerlo presa del imperio Británico, la primera potencia mundial en 1882. Los ingleses usaron la humillante estrategia de convertir al gran Egipto de la escrituras en un protectorado inglés. Años de guerra de resistencia significaría el ultraje imperial.
Nasser. Faraón de la libertad, paladín del socialismo
De origen humilde, nacido en 1918 en la provincia de Asiut, Nasser ingresó en la Academia Militar en 1938, en plena guerra de resistencia. En 1949 funda la Organización de Militares Libres, con la cual daría el golpe de estado que derrocó al rey Faruq I, súbdito de Gran Bretaña. La organización de los Militares Libres, estaba constituida originalmente por jóvenes oficiales nacionalistas de la Academia Militar, que compartían la preocupación por el deterioro de su país y por el saqueo al cual era sometido por el imperio. Los Militares Libres pregonaban su opinión a través del periódico clandestino Voz de los Oficiales Libres. La publicación tenía como lema «Representante de la nueva ideología: nacionalismo árabe, lucha contra cualquier potencia colonial y en especial contra los británicos, instauración de una república laica y defensa de los principios del socialismo», toda una declaración de principios e identificación del enemigo imperial.
El Egipto que encontró Nasser, dictaba mucho de la otrora cultura hídrica que alimentaba con su producción agrícola a otras naciones, al finalizar la Segunda Gran Guerra Europea, Egipto era un inmenso desierto con sólo un 5 por ciento de superficie cultivable. La mayor parte de las escasas tierras fértiles estaban en manos de unas cuantas familias enriquecidas a costa de los miserables y paupérrimos campesinos sin tierra que formaban la inmensa mayoría de la población. En la cumbre de esa pirámide social se hallaba encaramado el rey Faruk, el hombre más rico del país y el más ambicioso.
Cuando Nasser llega al poder, con apenas 34 años, proclama la República y constituye un Consejo Directivo de la Revolución. El 23 de junio de 1956, fue elegido presidente de la República. Sus acciones nacionalistas no se hicieron esperar. En un discurso en la emblemática Alejandría anunció la nacionalización del canal de Suez. Esta acción desencadenó la movilización militar de Francia, Gran Bretaña e Israel que planearon recuperar el canal, invadir El Cairo y destituir a Nasser. No obstante la opinión pública internacional y el ultimátum lanzado por a Unión Soviética abortaron la intervención. A partir de finales de 1956 aceleró el proceso de nacionalizaciones, liquidó los bienes británicos y franceses y aceptó la ayuda soviética al tiempo que impulsaba la distribución de tierras consagrada por la reforma agraria y lideraba constitución de un nuevo partido, la Unión Nacional, organización de masas que debía cimentar la nueva sociedad socialista egipcia.
Panarabismo
Nasser, comprendía también que la situación de su país, era similar al del resto de los países ocupados por las potencias europeas. Como gran visionario y estadista veía en la unidad regional el mejor camino para el desarrollo. Esta filosofía lo convirtió en un panarabista, abogaba por la unidad de los países árabes, creía necesario que fuesen una sola nación, rica y poderosa. De la misma manera, pensaba que los países del Sur debían luchar juntos por sus reivindicaciones. De allí su activa militancia en el Movimiento de los No Alineados.
Nasser, se convirtió en el gran líder árabe de la época. Su panarabismo se materializó con la creación en enero de 1958 de la República Árabe Unida (RAU), resultante de la unión de Egipto y Siria. Para Nasser estaba llamada a ser a primera piedra de una gran nación árabe que acabase con las fronteras artificiales impuestas por la descolonización. El esfuerzo se caería ante la arremetida imperial, no obstante la Liga de Estados Árabes continua como testimonio de lo que pudiera ser.
«¡Podéis matar a Gamal! ¡El pueblo egipcio cuenta con cientos de Gamales que se alzarán y os mostrarán que más vale una revolución roja que una revolución muerta!» (Palabras de Nasser, tras el atentado de octubre de 1954).
Gamal Nasser, murió en 1970, de un repentino infarto al corazón, tenía tan solo 52 años.