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Tres senadores piden revisar la estrategia en Iraq

Rebelión republicana en el Senado

Fuentes: IPS

Tres senadores clave del Partido Republicano, gobernante en Estados Unidos, pidieron esta semana a la Casa Blanca revisar antes de septiembre la estrategia de aumentar la presencia militar en Iraq. Las deserciones se desencadenaron tras un discurso pronunciado el lunes en el Senado por el republicano Richard Lugar, miembro del Comité de Relaciones Exteriores de […]

Tres senadores clave del Partido Republicano, gobernante en Estados Unidos, pidieron esta semana a la Casa Blanca revisar antes de septiembre la estrategia de aumentar la presencia militar en Iraq.

Las deserciones se desencadenaron tras un discurso pronunciado el lunes en el Senado por el republicano Richard Lugar, miembro del Comité de Relaciones Exteriores de esa cámara del Congreso legislativo.

Sus críticas y las de sus pares George Voinovich y John Warner sugieren que a los legisladores republicanos se les está agotando rápidamente la paciencia ante la política del presidente George W. Bush en Iraq.

Al mismo tiempo, una encuesta divulgada esta semana por la revista Newsweek indicó que apenas 23 por ciento de los entrevistados aprueban la gestión del presidente en ese país del Golfo (Pérsico o Arábigo), un nivel sin precedentes.

El mismo sondeo reveló que la aprobación de Bush en general también alcanzó una baja histórica de 26 por ciento de los encuestados, cercana a los valores de Richard Nixon poco después de su renuncia en 1974.

La Casa Blanca solicitó a los legisladores abstenerse de presionar por cambios en la política en Iraq antes de septiembre.

Para esa fecha, el general David Petraeus y el embajador de Estados Unidos en Bagdad, Ryan Crocker, prevén presentar una evaluación del aumento de las tropas en Iraq.

Washington sumó desde febrero 30.000 soldados a los 135.000 ya apostados allí con el objetivo de combatir la insurgencia, reducir la violencia entre comunidades religiosas y alentar la reconciliación nacional.

Pero en las últimas semanas, el Departamento (ministerio) de Defensa y la Casa Blanca alegaron que septiembre sería una fecha prematura para la evaluación, porque la actual estrategia necesitaría más tiempo.

Esas sugerencias parecen precipitar una revuelta republicana.

En su discurso del lunes, el senador Lugar rechazó una «retirada total» de Iraq, pero postuló una «reducción táctica» de la presencia militar y un esfuerzo mucho mayor en la diplomacia en Medio Oriente, incluidas gestiones creíbles para resolver el conflicto árabe-israelí.

Esta reducción, según el legislador republicano, es una necesidad urgente a la luz del menguante apoyo público a la continua actividad bélica estadounidense en Iraq.

Esta iniciativa fue aplaudida por los senadores Voinovich y Warner, legislador clave en el tratamiento de cuestiones de seguridad nacional.

Warner manifestó el martes su confianza en que otros republicanos apoyaran a Lugar en el debate sobre el presupuesto de defensa para 2008, que se desarrollará en julio.

Desde el despacho de Lugar se informó que el senador posiblemente proponga una enmienda detallada al proyecto del Poder Ejecutivo, que llevaría implícito un cambio de estrategia. Luego del receso legislativo del 4 de julio, otros senadores republicanos seguirán sus pasos, dijo.

A pese de sus persistentes cuestionamientos a la política del gobierno en Iraq, Lugar, Warner y Voinovich votaron siempre de acuerdo con su partido contra iniciativas demócratas por establecer plazos para la retirada de las fuerzas de combate de Estados Unidos.

Lugar, incluso, debió liderar la resistencia del oficialismo a la presión del Partido Demócrata desde la presidencia del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, puesto que debió abandonar cuando la oposición arrasó en las elecciones legislativas de noviembre pasado,

En su discurso del lunes, el senador se manifestó contrario a cualquier intento por parte de Bush de aumentar las tropas en Iraq hasta el final del periodo presidencial.

Una política en ese sentido, en su opinión, «encierra riesgos extremos para la seguridad nacional estadounidense, pues aumentaría mucho las posibilidades de una retirada mal planificada de Iraq o, tal vez, de Medio Oriente en general, que perjudicaría los intereses de Estados Unidos durante décadas».

«Es seguro que la presión interna para la retirada continuará siendo intensa. Debería haber un cambio de dirección ahora, mientras todavía hay alguna posibilidad, o crear una estrategia bipartidaria sustentable en Iraq», agregó Lugar, para quien un cambio de estrategia deberá imponerse «muy pronto».

El legislador apoyó las conclusiones del Grupo de Estudios sobre Iraq, designado por el Congreso, integrado por personalidades de los dos partido y copresidido por el ex secretario de Estado (canciller) republicano James Baker y el ex representante demócrata Lee Hamilton.

El Grupo emitió en diciembre un detallado informe que recomienda la retirada de las fuerzas de combate estadounidenses para abril de 2008, así como tender puentes diplomáticos con todos los vecinos de Iraq, entre ellos Irán y Siria.

Esas gestiones implicarían, además, intensificar los esfuerzos hacia un acuerdo de paz árabe-israelí.

Lugar calificó el informe del Grupo de «patrón para la cooperación bipartidaria en nuestra estrategia para Iraq».

También citó tres factores por los que llegó a la conclusión de que «los costos y riesgos de continuar por el camino actual son mayores que los potenciales beneficios».

Primero, aunque las fuerzas estadounidenses logren reducir la violencia, «es muy dudoso que los líderes de las facciones iraquíes sean capaces de implementar un acuerdo político en el corto plazo», dijo.

«Una estrategia estadounidense debe ajustarse a la realidad de que las facciones no se aplacarán pronto, y probablemente no podrán ser controladas desde arriba», agregó.

El segundo factor que opera en contra de las aspiraciones de Estados Unidos «es la fatiga de nuestro ejército», dijo, citando reducciones en los estándares de reclutamiento que resultaron de la guerra en Iraq.

Finalmente, la paciencia del público en relación al compromiso militar de Washington se está agotando rápidamente. «El presidente y su equipo deben asumir que se reducen los tiempos políticos en este país para las operaciones militares en Iraq», dijo.

Además, agregó, la fijación del gobierno en las «nociones artificiales de lograr la victoria o evitar la derrota» en Iraq pone en riesgo los intereses más amplios de Estados Unidos en Medio Oriente.

Lugar exigió que Washington se concentre en cumplir cuatro «objetivos principales»: impedir que Iraq o parte de su territorio sea usado como un refugio seguro para terroristas, que la violencia en ese país desestabilice Medio Oriente y que Irán domine la región, así como limitar la pérdida de credibilidad de Estados Unidos en el área.

Al mismo tiempo, una retirada total tampoco sería funcional a los intereses de Estados Unidos, aunque más no sea que porque potenciará la probabilidad de un conflicto regional más amplio y perjudicará la credibilidad del país norteamericano ante sus aliados en la región, dijo.

En cambio, llamó a una «reducción y reubicación de fuerzas militares estadounidenses hacia una posición más sustentable en Iraq o Medio Oriente», posiblemente en Kurdistán o en estados cercanos desde los cuales se podría responder a «amenazas terroristas, proteger flujos petroleros y ayudar a disuadir una guerra regional».

Los demócratas aplaudieron el discurso de Lugar, al que consideraron un posible punto de inflexión en el enfrentamiento entre oficialismo y oposición.

«Lo haya escuchado o no la Casa Blanca, la declaración del senador Lugar ya generó ondas expansivas a través del Capitolio», la sede del Congreso, observó Jim Cason, analista del Comité de Amigos sobre Legislación Nacional, un grupo de presión antibélica.

«Su declaración crea un espacio político para que otros republicanos exijan públicamente un cambio en la política en Iraq sobre la base de las recomendaciones del Grupo de Estudios sobre Iraq», agregó.