Traducido por Anahí Seri
Una voz se oyó en la ciudad de Benín; la voz de Jacob Aikpitanhi lamentando la muerte de su hijo, Osamuyia. Fue supuestamente torturado hasta la muerte por los guardias de seguridad españoles que lo maniataron en un vuelo de la compañía Iberia, como a un esclavo del siglo XVI, para ser deportado a Nigeria.
Al igual que Aikpitanhi llora la muerte de Osamuyia, el cabeza de familia, otra familia en el estado de Edo, los Idehen, lloran también la muerte de su hijo, Edmond Idehen, presuntamente asesinado en otro país europeo.
En todo el mundo, el que las personas emigren de una región geográfica a otra es una norma corriente e internacionalmente aceptada. De hecho, hay muchísimos factores, tales como el comercio, la educación, el matrimonio, las relaciones internacionales y, en gran medida, la búsqueda de nuevos horizontes, que podrían estar en el origen de estas migraciones.
Una persona que desee emigrar, no tiene nada que temer si es capaz de obtener unos documentos válidos ante la instancia adecuada. Sin embargo, en muchos casos, los inmigrantes carecen de los papeles válidos requeridos para estos viajes o para la residencia en el país de acogida, pero son capaces de ingeniárselas para colarse.
Un cierto número de ciudadanos nigerianos están en esta categoría en su búsqueda de nuevos horizontes y, como tales, corren el riesgo de ser deportados en caso de ser apresados por los agentes del orden del país en el que residen ilegalmente. Cuando se detiene a los inmigrantes ilegales, la práctica aceptada internacionalmente es que las autoridades del país que los rechaza los deporten, devolviéndolos a los países de origen, sin que sufran daños. Pero en tiempos recientes, el creciente número de casos de injusticia y tratamiento inhumano inflingido a los africanos, especialmente nigerianos, en países extranjeros, durante la deportación, está causando gran inquietud, al menos para los africanos.
En algunos casos, estos malos tratos les han costado la vida a individuos indefensos. En 1998, Semira Adamu, una mujer de 20 años de edad, llevaba grilletes en manos y pies y murió a consecuencia de una hemorragia cerebral fatal tras aplastársele la cara contra una almohada con el fin de someterla durante su vuelo a Nigeria saliendo de Bruselas, Bélgica. Un año más tarde, Marcus Omufuna, de 25 años, murió después de ser atado y amordazado durante un vuelo de Australia a Nigeria pasando por Bulgaria, mientras que Samson Chukwu murió en el campamento de detención mientras esperaba su deportación. Su único delito era ser inmigrantes ilegales. No sólo se mata a los inmigrantes nigerianos indocumentados dentro de los aviones o en las celdas de detención mientras esperan a ser deportados, también mueren asesinados en las calles y los centros comerciales. Pero cuando la imparable matanza de nigerianos incluye a los que poseen documentos legales y están en mala situación económica, y el acto es perpetrado dentro de un hospital cuya finalidad es mantener a la gente viva y sana, entonces los nigerianos en el extranjero necesitan que se cambien muchas cosas en lo que respecta a su seguridad en países extranjeros. La trágica historia de Edmond Idehen, de 34 años, ciudadano nigeriano que iba a ser padre y que habría celebrado su 35 cumpleaños en diciembre, es uno de estos casos. Edmond fue ingresado en el Hospital Maggiore en Bolonia, Italia, en mayo de este año, para que guardara reposo por depresión. Tras pasar unos días en el hospital, concretamente el 6 de mayo de este año, una nigeriana preocupado por él (el nombre le consta a la redacción) lo visitó junto a la cama en la que se recuperaba. Él le informó de que se sentía mejor y que estaba en condiciones de irse a casa con su hija de cuatro años y su esposa, Dorothy, embarazada de su segundo bebé. Se contactó a las autoridades del hospital para que le dieran el alta, mientras él estaba sentado en la cama entonando himnos religiosos. La médico a quien se informó del deseo del paciente de recibir el alta rechazó la petición. Mientras la hermana intentaba convencer a la médico que su hermano había confirmado que estaba en condiciones de abandonar el hospital, la médico ordenó a la enfermera que llamara a la policía.
Idehen, según averiguó el National Daily, mantuvo la calma y siguió cantando himnos cristianos. Llegaron dos agentes de la policía y le pidieron a la hermana que saliera de la habitación y esperara en el pasillo, y ésta así lo hizo. Mientras ella esperaba a ver que iban a hacer la policía y el personal del hospital en relación con la petición de su hermano, oyó un alboroto en la habitación donde estaba su hermano. Ella siguió en su sitio, muy confundida. Se empezó a preocupar cuando vio a una de las enfermeras salir corriendo de la habitación a un teléfono. Diez minutos más tarde, llegaron dos policías acompañados por una ambulancia y paramédicos que llevaban botellas de oxígeno y se precipitaron a la habitación donde estaba Idehen. Ella entró corriendo detrás de ellos y vio a su hermano tumbado, inconsciente, en el suelo, mientras los paramédicos le administraban oxígeno desesperadamente. Idehen falleció. Su delito consistió en haber declarado que estaba listo para abandonar un hospital al que había acudido voluntariamente para ser tratado. Se inició una investigación para esclarecer las circunstancias que desembocaron en la muerte de Idehen, y se ordenó llevar a cabo una autopsia. Pero, de acuerdo con las autoridades italianas, tendrán que pasar seis meses hasta que estén listos los resultados de la autopsia. Dorothy, la viuda, dio a luz una hija que se criará sin el cariño y las atenciones de su padre. Su amiga consiguió hacer una fotografía de su cadáver yaciendo en el suelo del hospital. Pero no es la primera vez que se documenta la muerte brutal de un ciudadano nigeriano a manos de extranjeros. Inmediatamente viene a la mente el brutal asesinato en Bélgica de la joven de 20 años Semira Adamu. Ella buscaba asilo, huía para evitar tener que casarse con un hombre que tenía ya tres esposas y triplicaba su edad; fue filmada cuando la llevaban hacia el avión, con las manos esposadas a la espalda. Se la vio sentada en el avión entre dos policías, con mirada inquieta. También se vieron fotos en las que la los dos hombres la sujetaban con una técnica que se ha descrito como «técnica del cojín». Se apreciaba claramente la mirada malévola en sus caras; uno de los policías le agarraba las manos mientras el otro sujetaba su cabeza para abajo con el cojín, cubriendo durante varios minutos su nariz y su boca, ahogándola. Estas pruebas documentales, en las que se ve a los dos policías haciendo chistes mientras presionan un cojín sobre la cara de Adamu, indefensa, se usó en el juicio de los asesinos, aunque hubo alegaciones de que el video había sido manipulado. Las autoridades belgas no publicaron los resultados de la investigación de la muerte de Adamu, ciudadano de Nigeria. En el caso de Omufuma, el fiscal comparó la forma en que había sido «empaquetado» con una momia. El 9 de junio de este año, el país tuvo conocimiento, de otro asesinato de un ciudadano nigeriano: Osamuyia Aikpitanhi, de 23 años.
De acuerdo con los testigos, a Osamuyia se le habían colocado esposas, se le habían sujetado las piernas con cadenas y se le había amordazado con cinta adhesiva de uso industrial, antes de echarle un saco por encima de la cabeza para que no se le viera. Luego, los agentes españoles lo aporrearon y le inyectaron tranquilizantes, lo cual tuvo como consecuencia que se muriera de asfixia, sucio de vómito y excrementos. Su delito consistía en no poseer un permiso de residencia que le autorizara a vivir y trabajar en España.
Para los españoles, es otro inmigrante ilegal del que se han hecho cargo; para la familia del joven en la ciudad de Benín, estado de Edo, la vida ya nunca volverá a ser la misma. Cuando el National Daily visitó a la familia en su hogar, el nº 24 de Amede Street, junto a Medical Store Road en la ciudad de Benín, estado de Edo, el lugar estaba sumido en una aura de tristeza y luto; la pérdida era tan terrible que se notaba en el aire. Los miembros de la familia tenían la mirada perdida; una mirada que revelaba las emociones que estaban intentando contener. Su padre, nativo de Uhunode, el Sr. Jacob Aikpitanhi, víctima de un derrame cerebral, lamentaba las circunstancias que habían llevado a la muerte de su hijo. «No sé qué hacer ahora que han matado a Osamuyia. Él era el que se ocupaba de mí y de sus hermanos. Soy un hombre muy enfermo; no puedo moverme ni trabajar, pero ellos [las autoridades españolas] le han quitado la vida a mi hijo. Esto es demasiado para mí», dijo con gran tristeza, intentando controlar el temblor de sus manos. Fue un trago muy amargo para su madre, ama de casa de 55 años, quien insistía en que quería ver a su hijo.
«Nunca antes he visto un tratamiento inhumano como éste; a alguien que no estaba enfermo lo han matado brutalmente en un avión. Les pido a todos que me ayuden a averiguar lo que ocurrió con mi hijo», exclamó. El segundo de siete hijos, Osamuyia era, de acuerdo con las descripciones, una persona muy social que siempre tenía una sonrisa en los labios, que soñaba con poder cuidar de su padre, cuya salud es muy delicada desde hace siete años. «Nadie se ha puesto en contacto con nosotros en relación con lo que ha ocurrido con nuestro hermano», comunicó a National Daily Osaigbokan, uno de los hermanos del fallecido. «La Embajada Española no se ha molestado en transmitirnos su pésame o en informarnos de lo que le sucedió allí en España. Tan sólo nos enteramos de su muerte a través de Chester, nuestro hermano mayor que vive en Madrid. Nos han dado a entender que su cuerpo está en el tanatorio», explicó, luchando por contener las lágrimas. National Daily supo que fueron necesarios los esfuerzos de ciudadanos nigerianos preocupados para que la Embajada de Nigeria en Barcelona asumiera su responsabilidad. Debido al escaso interés que manifiesta el gobierno ante situaciones de este tipo, el grupo Concerned Nigerians Worldwide (Nigerianos Preocupados de Todo el Mundo), coordinándose a través del sitio web www.nigeriavillagesquare.com, escribió una carta de protesta dirigida al gobierno español sobre la muerte de Osamuyia, y organizó una protesta a escala mundial en todas la embajadas españolas del mundo el 29 de junio, para condenar la muerte de Osamuyia y exigir una indemnización adecuada para la familia.
«Hemos dicho que lo único que queremos es justicia. Nuestras demandas están en la carta de protesta que ha recibido el Cónsul General de España, y solicitamos del gobierno federal que investigue también la línea aérea Iberia, porque son culpables en este asunto», dijo Ebi Bozimo, coordinador de Concerned Citizens Worldwide. El 22 de junio de este año, el grupo había entregado la carta de protesta a la Embajada de Nigeria en España para que se la transmitiera al gobierno español. El 29 de junio, cuando se celebró la protesta propiamente dicha, ver a los padres sentados ante la Embajada Española en Kofo Abayomi Crescent en Victoria Island, mientras esperaban el informe de la comisión de investigación puesta en marcha por el gobierno español, dice mucho acerca de lo que han padecido.
¿Dónde está mi hijo Osamuyia?
Díganos quién es usted y que relación tiene con el fallecido.
Osamuyia es mi hijo. Yo soy la madre Vero Aikpitamuli. Osamuyi cuida de nosotros; son tres los que están en el extranjero, Chester, Ikpemwoso y Osamuyia. El día 10 me dijeron que Osamuyia había muerto. Lo he estado buscando. Me dijeron que los Oyinbo lo mataron. Le ataron la boca, las piernas y las manos a la espalda, le pegaron y lo drogaron. Por eso sufrió hemorragias internas. Ruego a la gente de Nigeria que me ayude. Nunca antes he visto un tratamiento inhumano como éste; a alguien que no estaba enfermo lo han matado brutalmente en un avión.
Les pido a todos que me ayuden a traer a mi hijo de vuelta. Osamuyia se ocupa de mí y de mis hijos; seis de ellos están en casa. El cuida de mí y de su padre, que está muy enfermo. Tuvo un ataque cerebral y tiene la tensión alta desde hace ocho años. Ahora no hay nadie que se ocupe de mí. Por favor ayúdeme. Esto es demasiado para que lo pueda soportar una madre.
¿Qué tipo de persona era su hijo?
Osamuyia me quiere a mí y a sus hermanos; es una persona muy social. No es un ladrón, no se pelea, quiere a las personas. Tiene un gran corazón y siempre está sonriendo. Osamuyia no fuma si trafica con drogas. Le cae bien a todo el mundo. Ése es mi hijo.
¿Cómo se enteró usted de su muerte?
Me enteré por su hermano en España. Llamó y dijo que mi hijo (comienza a llorar)… su hermano Chester llamó y dijo que los Oyinbo lo habían matado en España dentro de un avión. Fue el 10 de junio. Intenté devolverle la llamada, pero no había línea, esperé a que me llamara, pero nada. Quería saber si iba a venir, pero no lo he visto. Le pido a todo el mundo que me ayude a averiguar qué pasó con mi hijo.
¿Las autoridades españolas o su embajada se han puesto en contacto con usted?
No, nadie ha venido a verme ni a decirme nada sobre mi hijo. Nunca veo a los Oyinbo ni oigo nada de ellos.
Me duele mucho, me rompe el corazón. Es como si me pusieran pimienta en el cuerpo. ¿Por qué matan a mi hijo y se callan? Mi hijo, mi hijo, mi… (comienza a llorar). Los Oyinbo nunca me dicen nada. Sólo mi hijo Chester me avisó de la muerte de Osamuyia. Me dijo que lo ha visto en el tanatorio; mi hijo está en un tanatorio en España, mi hijo… (comienza a llorar)
¿Se han puesto en contacto con usted desde el Gobierno Federal o el gobierno del Estado de Edo?
Nadie ha venido de ningún sitio. Sólo he visto las noticias en el periódico, nadie ha venido a darme el pésame, nadie, y eso es realmente triste. Ni una sola persona, y me duele. A este gobierno no le interesa.
¿Cómo le ha afectado este incidente a su salud?
La muerte de este hijo ha hecho que me suba la tensión, la tengo alta. He ido dos veces al hospital. No puedo comer, no puedo hacer nada. Sigo viendo a mi hijo. ¿Por qué? ¿Por qué me hacen esto los Oyinbo? ¿Por qué me matan a mi hijo? ¿Qué hizo? ¿Qué delito cometió? Necesito que alguien me diga por qué. (comienza a llorar)dicen que su cuerpo está en el tanatorio en España. ¿Mi hijo en un tanatorio?
¿Qué quiere usted que haga para usted el gobierno español en relación con este incidente?
Ellos sabrán que hacer, ellos mataron a mi hijo. Les he dicho a mis dos hijos, sus hermanos, Chester y Ekpowosa, que tramiten el asunto ante las autoridades competentes. Quiero ver a mi hijo con mis propios ojos, a mi Osamuyiwa. Soy ama de casa y mi marido está muy enfermo. Tuvo un ataque cerebral. No sé qué hacer ahora con mi vida. Que me digan los Oyinbo qué hizo mi hijo. Lo pido de rodillas. Soy ahora sólo yo la que llevo la carga. Le pido al gobierno de Nigeria que me ayude, le pido al Presidente Yar’Adua que venga a auxiliarme y que la muerte de mi hijo no se quede así sin más.
Ayúdenme, ruega el padre
Han matado a Osamuyia y yo no sé qué hacer. Él era el que se ocupaba de mí. No puedo caminar, no puedo hacer nada. No puedo dormir y no puedo comer. Con todos los problemas que tengo, el Gobierno español mató a mi hijo. ¿Qué va a ser ahora de mi vida? Le pido al gobierno que venga y me ayude. Estoy muy enfermo y no sé por qué el Gobierno español mató a mi hijo. Ellos vienen aquí y nosotros no los matamos. ¿Por qué el caso de mi hijo es diferente? Se lo han llevado y no lo puedo volver a ver. Sólo pido justicia y que alguien me ayude. Por favor, que no me olviden. Pido a los nigerianos a todo el mundo que no abandonen mi caso. Estoy enfermo, tengo la tensión alta y lloro la muerte de mi hijo. Sufrí una ataque cerebral en 1999 y estoy enfermo desde entonces. Ayúdenme, por favor. Estoy sufriendo, estoy de luto.
El informe de un testigo ocular
El Sr. Lanre Obafemi estaba en el vuelo 163764 de Iberia con destino a Nigeria, donde se perpetró el horrible asesinato de Osamuyia Aikpitanhi a cargo de los agentes españoles durante su deportación. Es testigo ocular de cómo perdió la vida el joven, de 23 años de edad, del estado de Edo.
Por favor preséntese.
Soy Lanre Obafemi; vivo en Warri. Estaba de vacaciones y volvía a casa en un vuelo de Iberia que hizo escala en España.
¿Recuerda usted lo que ocurrió el 9 de junio de este año?
En esencia, lo que sucedió es esto: el vuelo estaba a punto de despegar, con todos los pasajeros haciendo cola, que ya habían pasado por el check in. Pero cuando estábamos en donde se entra al avión, en el pasillo, nos pararon. Fue muy extraño, tuvimos que esperar 30 minutos hasta entrar en el avión. Aparentemente fue entonces cuando ellos (las autoridades españolas) estaban montando a los deportados en el avión por la puerta trasera. Luego entramos y nos sentamos. Sí, quiero decir algo. Lo que leí en la web Nigeria village Square es correcto en lo esencial, salvo una cosa: dijeron que lo cubrieron con un saco, pero no era un saco, era una cortina, y él (Osamuyia Aikpitanhi) no era el único que estaba sentado ahí; estaba con dos agentes del Gobierno Español.
¿Los vieron cuando se los llevaron al avión?
No, habían entrado ya antes de que nosotros subiéramos al avión. Por lo visto fue por ellos que nosotros tardamos más en subir. Le voy a decir todo lo que yo sé. También hay rumores, también se los diré. Sabemos que algunas personas entraron en el avión antes. Luego entramos, nos acomodamos y despegamos. Yo fui al váter de detrás y vi la cortina. Pensé que había alguien enfermo y tal vez era algo contagioso y no querían infectar a los demás. Me quedé confundido sin saber lo que pasaba.
¿En qué posición estaba?
Estaba en un asiento, con las manos y las piernas atadas, la boca cerrada con cinta, y la cortina echada por encima. Yo me quedé mirando y preguntándome lo que pasaba y creo que fue entonces cuando empezó todo porque una de las azafatas me dijo que me fuera, y que yo no debía estar ahí, que alguien estaba enfermo. Yo me quedé ahí y luego uno de los españoles saco la cabeza de Osamuyia de debajo de la cortina y empezó a hablar en español y dijo «Necesito un médico, necesito un médico». Luego la azafata fue a la cabina del piloto y ahora el tipo preguntó por megafonía si había un médico a bordo. Ahí nos dimos cuenta que había un problema. Se pusieron frenéticos en un momento. Vi a través de la cortina que el tío aún estaba ahí; otras personas también lo vieron. Estaba amordazado y tenía las manos y las piernas atadas. De hecho, había un tío que estaba haciendo fotos, pero me parece que las hacía para sí mismo o para otro uso, no sé. Creo que tengo su número de teléfono o sea que lo podríamos contactar. Lo hacía simplemente para él, porque le oí decir que podía usar la foto contra ellos o algo así.
¿Había algún médico en el avión?
No. Cuando el piloto pidió un médico, nos pusimos a mirar y vimos que el tío estaba inconsciente. Tal vez llevara ya tiempo muerto. Y ahora el avión regresaba a España. Supongo que por entonces estábamos cruzando el Mediterráneo o estábamos incluso en el norte de África porque llevábamos unas dos horas de vuelo. Aterrizamos en Alicante, que también es España. Allí vino el médico con su estetoscopio y todo y se bajó diciendo en español que estaba muerto, y se fue.
¿Entonces, no recibió asistencia médica dentro del avión?
No, no había médico a bordo.
¿O sea que hubo que esperar dos horas más hasta aterrizar?
Sí, sí, aterrizamos sobre las 8.30. En conjunto, estuvimos en el aire unas tres horas o más.
¿Puede usted dar más detalles sobre la situación en que lo vio?
Hice algunas fotos de las cintas y las cuerdas que se usaron para atarlo, se las enviaré. Eso es lo que usaron para atarle las manos y las piernas y luego lo amordazaron con cinta aislante.
¿Usted vio que lo maltrataban?
No, pero las otras dos personas que estaban deportando dicen que le pegaron. Eso es a lo que me referí antes como habladurías. Pero los otros dos deportados que estaban con él confirmaron que le pegaron y que le inyectaron tranquilizantes.
¿Cómo reaccionó la gente cuando el médico constató que estaba muerto?
Todos nos pusimos a gritar y nos enfadamos. Los agentes españoles enseguida se bajaron para que no los atacáramos. Nosotros también bajamos y empezamos a quejarnos. Mientras estábamos todavía quejándonos, los agentes españoles vinieron y se llevaron a los deportados y mientras tanto les siguieron pegando. Eso lo vi. Sí.
¿Está usted diciendo que maltrataron a los otros deportados a pesar de que hubiera muerto uno?
Sí. Yo bajé a cuestionar por qué lo estaban haciendo.
¿Cómo actuó el personal de Iberia?
Se disculpaban por lo que había ocurrido. El comandante salió y todo el mundo gritaba enfadado y decía que iban a presentar una demanda, y que harían esto y aquello, ya sabe usted. No había nada que pudiéramos hacer allí en el país de ellos. Todos decidimos que cuando volviéramos a Nigeria, haríamos todo lo que pudiéramos.
Luego se llevaron el cadáver. Nos metieron en otro vuelo a Lagos. Cuando aterrizamos, informamos al Servicio de Inmigración de Nigeria de todo lo que había ocurrido. Había otros nigerianos en el avión, se llaman Ezebor Samuel, Okam Obema Sylvester (Italia) y John Okonkwo. Informamos del incidente, lo firmamos y lo transmitimos al Controlador General del aeropuerto. Fue el 10 de junio.
¿Cómo se siente usted en relación con este desafortunado incidente? ¿Cómo me puedo sentir? Me siento triste, me siento mal. Es un ciudadano nigeriano al que han matado como si no fuera nadie.
Lista de hechos
Nigerianos muertos durante la deportación
31 de agosto 1998
Nombre y apellido: Kola Bankole
País donde lo mataron: Alemania
Kola Bankole iba a ser deportado de Francfort a Nigeria; lo ataron, lo amordazaron y le inyectaron una sobredosis de sedantes. Murió a manos de los agentes de la policía alemana en el aeropuerto de Francfort. No se procesó a nadie por su muerte.
Septiembre de 1998
Semira Adamu (edad: 20 años)
País donde la mataron: Bélgica
Adamu iba a ser deportada a Nigeria del aeropuerto de Zaventem en Bruselas. Tras traerla en un coche blindado, dos miembros de la gendarmería (unidad nacional del aeropuerto) usaron un cojín para evitar que llamara la atención.
Semira murió de asfixia y hemorragia cerebral. Su muerte dio lugar a la dimisión de Louis Tobback, el Ministro de Interior belga, y cinco policías belgas fueron enjuiciados por su muerte. Pero en 2000, Amnistía Internacional criticó a las autoridades belgas por no publicar los resultados de su investigación sobre su muerte, grabada en video.
1 de mayo de 1999
Marcus Omofuma (edad: 25 años)
País donde lo mataron: Austria
Tras habérsele rechazado su petición de asilo, Marcus, un solicitante de asilo Ogoni fue deportado a bordo de un vuelo de Balkan Air desde Viena con escala en Sofia, la capital de Bulgaria. Iba atado de pies y manos y amordazado con cinta antes de que lo llevaran al avión empaquetado como un paquete. Murió asfixiado. Un testigo ocular testificó durante el juicio a los agentes que Omufuna fue torturado y golpeado incluso estando atado. Los policías fueron absueltos.
Mayo de 2001
Samson Chukwu
País donde lo mataron: Suiza
En un segundo intento de deportar a Samson, tras el primer intento que falló por la negativa del piloto de que subiera a bordo, los agentes de la unidad antiterrorista del cantón de Valais llegaron temprano al centro de detención en Valais para acompañar a Chukwu en su vuelo de regreso a Nigeria. Sin embargo, murió de asfixia, con las manos sujetas con grilletes en la espalda, y unos agentes encima cortándole el acceso al oxígeno. Ninguno de los policías fue procesado.
9 de junio de 2007
Osamuyia Aikpitanhin (edad 23 años)
País donde lo mataron: España
Mientras era deportado a Nigeria a bordo de un vuelo de Iberia, Osamuyia iba atado de pies y manos. Le golpearon y lo amordazaron con cinta aislante antes d inyectarle, supuestamente, tranquilizantes. Murió cubierto de sus propios excrementos. La organización Concerned Nigerians Worldwide protestó en más de 30 países de todo el mundo el 29 de junio de 2007, tras lo cual el gobierno federal de Nigeria ordenó que se investigara su muerte.
Fuente: http://www.nationaldailyngr.com/crime.htm
Anahí Seri es miembro de Cubadebate y Rebelión.