Los tratados comerciales que la Unión Europea (UE) intenta imponer a las naciones pobres de África, el Caribe y el Pacífico (ACP) son «un instrumento neocolonial» que destruirá la economía y el tejido social de los países africanos, alertaron organizaciones no gubernamentales de Alemania. Los Acuerdos de Asociación Económica (EPA, por sus siglas en inglés), […]
Los tratados comerciales que la Unión Europea (UE) intenta imponer a las naciones pobres de África, el Caribe y el Pacífico (ACP) son «un instrumento neocolonial» que destruirá la economía y el tejido social de los países africanos, alertaron organizaciones no gubernamentales de Alemania.
Los activistas también afirman que las negociaciones quedaron al margen del debate público tanto en Europa como en las ex colonias.
La UE, sin embargo, defiende su propuesta argumentando que los acuerdos comerciales existentes son incompatibles con las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y que por lo tanto deben ser renegociados.
Aunque esto es técnicamente correcto, dicen los críticos de los EPA, lo que queda en evidencia son los problemas con las normas de la OMC antes que con los convenios vigentes.
La oposición a los EPA se extendió a otros miembros de la UE. En Austria, el oficialista Partido Socialdemócrata ha decidido discutir el tema el 19 de noviembre, en el marco de un debate parlamentario sobre las relaciones Norte-Sur.
«Vamos a usar todos los recursos democráticos para analizar los EPA y dar a los países ACP el tratamiento equitativo que necesitan en sus relaciones con la UE», dijo la portavoz socialdemócrata para políticas de desarrollo internacional, Petra Bay.
La UE no debe emplear los EPA «para presionar a esas naciones y chantajearlas para que firmen acuerdos de libre comercio», agregó. «Tal como están concebidas actualmente, los EPA provocarán una enorme pérdida de ingresos a los países africanos. Deben ser un marco de referencia aceptable para África y Europa», afirmó Bay.
Aunque la UE y los gobiernos de sus Estados miembro han defendido estos instrumentos como una herramienta para el desarrollo económico, las organizaciones no gubernamentales alemanas los ven con ojos más críticos.
«Estas llamadas asociaciones expondrán a los países ACP a una competencia destructiva», dijo a IPS el activista Frauke Banse, del capítulo alemán de Attac, grupo no gubernamental que se opone a la globalización. Attac, sigla en francés de la Asociación por una Tasa para las Transacciones Financieras y Ayuda a los Ciudadanos, fue creada en 1998 en París. Su primera propuesta fue aplicar un impuesto a las operaciones financieras para limitar la especulación y crear un fondo para el desarrollo. En la actualidad se ha extendido a varios países y se ocupa de una agenda mucho más amplia.
Según Banse, la UE está demandando a los países ACP «que abran sus mercados no sólo a materias primas y manufacturas europeas sino también a los servicios e inversiones. Las consecuencias de esta liberalización serán devastadoras. El desempleo, la injusticia social y la pobreza aumentarán y el margen para un desarrollo sustentable se estrechará».
«Los EPA deben ser rechazados», aseguró.
Estos acuerdos «son un instrumento para beneficio de la UE», dijo a IPS Michael Frein, experto en política comercial y ambiente del Servicio para el Desarrollo de la Iglesia Protestante Alemana. «Los países africanos ya se encuentran desprotegidos frente a importaciones baratas europeas, como el pollo, que está inundando sus mercados», agregó.
«Con esas exportaciones, Europa destruye la economía de los productores locales. Como si esto no fuera suficiente, la UE quiere que reduzcan sus aranceles aduaneros, para incrementar aún más sus ventas. En última instancia, serán los pequeños productores y los consumidores quienes pagarán el costo», agregó.
La eliminación o reducción de los aranceles, indicó Frein, será un duro golpe para los países africanos, ya que hasta 40 por ciento de sus ingresos totales proviene de esos impuestos a las importaciones.
El portavoz del Centro Alemán de Coordinación para África Meridional, Dieter Simon, describió a los EPA como instrumentos de «un nuevo colonialismo económico». Definirlas como una herramienta para el desarrollo es simplemente una mentira, agregó. «Sólo en el caso de Kenya, se perderán 625.000 puestos de trabajo en la industria lechera a causa de las importaciones baratas europeas», dijo a IPS.
Simon reclamó al Bundestag (cámara baja del Parlamento alemán) una «discusión abierta sobre las reales consecuencias sociales, económicas y ambientales de los EPA para África».
La oposición de la sociedad civil alemana a los EPA tuvo su expresión pública el 27 de septiembre, durante una gran manifestación en Berlín. Personas de 37 países participaron de la protesta y otras similares se realizaron el mismo día en varias capitales africanas.
En una declaración conjunta, las organizaciones no gubernamentales pidieron a la UE que deje de lado sus exigencias para que los países ACP abran sus mercados a los servicios e inversiones europeas. «Las exportaciones desde esas naciones deben continuar disfrutando el beneficio de su actual acceso especial al mercado europeo», señaló el documento.
Estos pedidos, sin embargo, han sido ignorados hasta el momento. Este mes, durante una visita de tres días a países africanos, la canciller (jefa de gobierno) alemana Angela Merkel insistió en la aplicación de «las reformas necesarias» en la gobernanza y las economías locales.
Merkel también prometió que Alemania apoyaría «una asociación real» con los países africanos, sin dar detalles sobre sus características. Los activistas consideran esos comentarios como una muestra de apoyo a los EPA.
«Esas reformas ponen en riesgo las vidas de millones de africanos», dijo a IPS el director de Attac, Roland Suss.
Miembros del Parlamento Europeo han señalado que son muy pocos los que defienden los EPA, más allá de algunos gobiernos y los funcionarios de la Comisión Europea, órgano ejecutivo del bloque.
Los acuerdos deberían entrar en vigor el 1 de enero de 2008, con la idea de crear una zona de libre comercio entre Europa y 79 ex colonias, firmantes de la Convención de Lomé, que se remonta a los años 70 y les garantizó condiciones especiales para vender ciertos productos en el mercado europeo.
Los EPA fueron incluidos en el Acuerdo de Cotonou, firmado entre la UE y los países ACP en junio de 2000 en la capital de Benin para reemplazar a la Convención, y que incluye disposiciones en materia de ayuda, comercio y cooperación política entre los dos grupos de naciones.