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Senegal

País ¿hipercooperado? ¿anticooperado? ¿fatigado?…

Fuentes: Revista Pueblos

País probeta para todo tipo de experimentos en cooperación, desde la filantropía clásica a la instrumentalización mercantilista de la ayuda: uno se topa en los más recónditos e insospechados rincones de Senegal el cartel anunciador de un proyecto. Favoreciendo no siempre a quien más lo necesita, beneficiarios/as en memorias y formulaciones no son necesariamente los […]

País probeta para todo tipo de experimentos en cooperación, desde la filantropía clásica a la instrumentalización mercantilista de la ayuda: uno se topa en los más recónditos e insospechados rincones de Senegal el cartel anunciador de un proyecto. Favoreciendo no siempre a quien más lo necesita, beneficiarios/as en memorias y formulaciones no son necesariamente los que obtienen las mayores ganancias que cual bumerang vuelven al origen. Frente al vicio de dar la virtud de pedir. El donante que siempre deja propina practica la autoayuda.

En un reciente encuentro sobre calidad de la ayuda se utilizaba el término hipercooperación para países que cuentan con una presencia masiva de donantes internacionales como Mozambique o Perú y, cómo no, Senegal, donde las cifras en términos de desarrollo humano, a pesar de cierta mejoría, son desalentadoras: más de la mitad de su población vive por debajo de los índices del umbral de pobreza y con una deuda externa de 2,19 billones de dólares [1] pertenece al grupo de los PMAy los HIPC [2]. La ayuda supone en torno a un 10 por ciento de su PIB. Las entidades en el país son incontables, sólo dependientes del organigrama de Naciones Unidas hay una treintena, a pesar de que los cinco donantes principales (Banco Mundial, Francia, Alemania, Banco Africano de Desarrollo y EE UU) contribuyen al 70 por ciento de la AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo) [3].

Coincidiendo con la negociación de 20 millones de euros de crédito FAD (Fondos de Ayuda al Desarrollo), en plena crisis de los cayucos, se frenó la incipiente aceptación de los repatriados mediante el bloqueo de las pistas del aeropuerto de Dakar. Senegal como contraparte, en palabras de un técnico de la cooperación española, es un alumno aventajado y se ajusta como ninguno al perfil requerido para que le acepten proyectos.

La «fatiga del receptor»

La falta de un impacto visible o unos resultados macroeconómicos satisfactorios hace que se hable de fatiga del donante. Pero ¿y la fatiga del receptor? Éste busca captar recursos y con la cooperación entran capitales en el país, la sociedad civil receptora ve desfilar medios y gastos para proyectos de cooperación que acaban en vía muerta. Las consecuencias para el país no se esconden ni a organizaciones ni a individuos de esa sociedad que ven día a día dilapidar y frustrar esperanzas por causas ajenas a sus intereses.

Muchos países como Brasil o India apoyan su sector agroindustrial (incluyendo la promoción de los agrocombustibles) mediante instrumentos de la cooperación que repiten viejas recetas de la internacionalización de empresas por medio de créditos blandos y ayuda ligada. Así se consolidó la propia acción española donde la confusión entre intereses comerciales y cooperación al desarrollo es demasiado frecuente.

En una reciente investigación [4] cuya intención era conocer de primera mano la implementación del plan gubernamental de reactivación del sector agrícola (el REVA) encontramos diversas situaciones sobre el terreno. REVA, además de significar sueña en francés (dando lugar a no pocos chistes en el país) también es acrónimo de Retorno a la Agricultura (Retours Vers l’Agriculture). Apesar de llegar en el ecuador de su fase piloto, sólo se había comenzado el acondicionamiento de una explotación, donación española. Ampliamos el trabajo de campo a proyectos que mediante el apoyo de la cooperación tuviesen entre sus objetivos de desarrollo rural el fomento del arraigo y la atracción de los emigrados. La realidad en terreno nos hizo reafirmarnos en el viejo postulado de Schumacher: lo pequeño es hermoso.

En el extremo más exitoso encontramos prácticas basadas en el desarrollo autocentrado como cooperativas apícolas en Casamance que buscan apoyo técnico no dependiente, pequeños apicultores se unen mejorando técnicas y materiales en función del entorno y lo ya conseguido. Apocos kilómetros la cooperación francesa monta escuelas taller para 150 jóvenes: miles de horas de formación y nadie se dedica en la actualidad a la apicultura. Desgraciadamente es común encontrar proyectos diseñados en función de necesidades e intereses de agencias y ONG o del Gobierno senegalés pero ajenos a la población. Cooperantes en absoluta precariedad, sin permisos de residencia o trabajo, incluso coordinadores de país trabajando sin contrato, contrapartes fantasmas diseñadas ad hoc, macroproyectos de los que apenas quedaban los restos, buques fantasmas de la cooperación varados en medio de un Sahel en continuo avance.

Como muestra un botón: la Central Hortícola y Matadero Frigorífico AGROPOL construido en 2003. Según la unión temporal de empresas (UTE) EMEX [5] (que tenía como contraparte al Ministerio de Agricultura y estaba financiado mediante crédito FAD de 10.618.794 euros, ligado y reembolsable), consistía en la «construcción, suministro y montaje de dos complejos alimentarios en la localidad de Mpal, cerca de Saint-Louis: una central hortícola, incluyendo líneas de acondicionamiento para una capacidad de 33.000 TM/año de productos hortícolas y cámaras frigoríficas con un volumen útil de almacenamiento de 7.350 m3 y un matadero frigorífico con una línea de sacrificio de ganado bovino de 24.000 cabezas/año y otra equivalente de ganado ovino y caprino». Dos guardas vigilan una instalación completamente equipada que tras más de cuatro años aún busca una utilidad. En el aparcamiento 13 camiones frigoríficos a estrenar mientras el país entero sufre la falta de almacenes y transportes adecuados en el sector agropecuario. La mayoría de consultados opina que el problema radica en que no tenía sentido su emplazamiento. Teléfonos, sillas, lámparas, maquinarias, absolutamente todo con sus etiquetas de distribuidoras y fabricantes españoles acumula polvo.

«Entre nuestros clientes es destacable la presencia de Instituciones Públicas (…) para abordar de manera conjunta programas y proyectos de desarrollo» dice la empresa en su página web, y declara «especializarse» en los sectores de «Agroindustria, Construcción, Educación, Salud y Varios (Proyectos desarrollados en áreas como Medio Ambiente, comunicaciones, áreas comerciales, electrificación y otros sectores»). Clásicos en el FAD y en los que la empresa actúa de intermediara para lograr esa entrega de proyectos llave en mano de la que hacen seña de identidad. Aunos pocos kilómetros en Mpal las mujeres trabajan de sol a sol para conseguir algo de dinero, 200fr CFA(el equivalente a un tercio de euro), en las nuevas salinas de la desembocadura del río Senegal, fruto del desvío de la misma que las presas curso arriba causó. Desastre ecológico y humano del que es responsable en gran parte la ayuda. Las otrora ricas huertas de Niaye, la franja langue de Barberie, desaparecen con la salinización de los pozos.

El plan REVA, auténtica revolución agrícola para Senegal y emigración clandestina cero según sus autores, planteaba la incógnita de saber cómo se llevaría a cabo. El proyecto originario del presidente Abdoulaye Wade preveía para su fase piloto la creación de 550 polos de desarrollo rural (pôles d´emergence) y 300.000 empleos directos y otros tantos indirectos antes del final de 2008, incluyendo la promesa de prioridad para los repatriados. Para su financiación calcularon que 60 millones de dólares bastarían y se aprestaron a buscar fuentes. Además de diez millones de euros en forma de crédito FAD para la puesta en marcha de nueve polos, España concede una subvención de Estado en especie de 530.000 € para una explotación de regadío altamente tecnificada que sirva como modelo para la implementación del plan. La todavía AECI encarga a TRAGSA, medio propio de la Administración, la ejecución del proyecto. Es importante señalar que al utilizar este instrumento para la justificación del gasto basta el «recibí» firmado por la contraparte (en este caso el Ministerio de Agricultura senegalés). La ausencia de sensibilización o formación en la zona justifica, en palabras de los técnicos responsables, la adjudicación de gestión y comercialización de una producción de calidad para la exportación a la empresa melonera murciana FERALCA, que de hecho ya lleva cinco años operando en el país en forma de joint venture y que cuenta con una explotación propia a tan sólo 16 km. de Djilakh, localidad elegida para la experiencia. Aunque la firma de contratos con la comunidad rural propietaria de los terrenos se realiza en abril, meses antes la empresa ha comenzado la plantación de calabaza y melón para la exportación, controlada por sus empleados que dirigen a los 50 trabajadores y 50 trabajadoras locales agrupados cooperativamente en forma de cinco Grupos de Interés Económico (GIE).

No es de extrañar que algunos técnicos teman que este proyecto acabe como tantos en el cementerio de elefantes. El tan cacareado plan REVAya ha sido sustituido por otro coincidiendo con la crisis alimentaria: el GOANA (Gran Ofensiva Agrícola Nacional para la Alimentación). Cada uno es libre de extraer las conclusiones que crea convenientes. Administración senegalesa y responsables de la cooperación española coinciden en señalar que el resultado ha sido brillante. En un símil que gusta a estos últimos han entregado un mercedes, un sistema de regadío de lujo y última generación; la empresa melonera es el chofer, la comunidad sólo tiene que subir en él. Claro que no todos pueden montar a la vez, ni siquiera los 100 beneficiarios de los GIE, ya que una explotación de 45Ha. (en esta primera campaña sólo se pusieron en funcionamiento 25) de tan alta tecnificación no requiere de más de 15 o 20 personas al día para su funcionamiento. Además, no sólo dependen del chofer mientras no aprendan a conducir. Aunque ya había comercializados en el mercado senegalés sistemas de goteo, generadores, fertilizantes y simiente se prefiere traer todos los insumos para la ocasión: si hay necesidad de recambios y averías también dependen del donante.

Aparte de algunos cargos de los GIE (los que entre otras cosas deciden quién va a trabajar cada día) en el colectivo de beneficiarios nadie parecía satisfecho. Incluso una huelga suspendió las labores antes de la firma del contrato de gestión que ligaba a FERALCA con la explotación y que fijaba el precio por kilo. La producción determinará el montante final que repartirían en el GIE por día trabajado, tras separar una parte para una caja común de garantía. Algunos, desencantados con lo que podrían obtener, dimitieron. Incluso los tres retornados de la ciudad al pueblo se marcharon, no se intentó en ningún momento incluir repatriados en el proyecto. Finalmente el GIE más díscolo, el de la gente de la comarca, fue disuelto. Nunca se había hecho un trabajo con la comunidad, la identificación del lugar es un misterio. Sin embargo, las recomendaciones extraídas de más de 60 entrevistas en la zona demandan de la cooperación para que pueda tener un impacto positivo:

- «Partir de proyectos endógenos en los que la implicación de los distintos actores se asegure en todas las fases del ciclo de proyecto: identificación, formulación, seguimiento, posible reorientación y evaluación. Además de la participación, se deberían asegurar mecanismos flexibles que fueran capaces de redirigir los proyectos a medida que avance la implementación de los mismos y cuando sea necesario».

- «Proyectos adaptados a las necesidades de la zona específica».

- «Invertir en proyectos ya existentes».

- «Proyectos altamente tecnificados no crean suficientes puestos de trabajo. Otro tipo de acciones menos técnicas y más acordes con la situación económico-social-cultural y medioambiental serían necesarios. Actividades en las que se reduzcan los costes de producción, se fomenten y respeten los mercados locales, se apoye y se valore el conocimiento de los pobladores».

- «Proyectos de desarrollo integral en los que haya una conjunción entre las partes productivas sociales y medioambientales.»

- «Apoyo y fortalecimiento de la sociedad civil».

- «Antes de intentar controlar los flujos migratorios, las asociaciones de Repatriados, Clandestinos y Rechazados deberían estar involucradas en acciones de desarrollo. Un ejemplo apuntaría a la creación de fondos de inserción de repatriados o de candidatos a la migración».

- «La mujer debe ser incluida como un actor más en los proyectos de desarrollo con las consideraciones específicas de género, resaltando su papel en el desarrollo rural como en la financiación directa a través de mutuas regionales o comunales que estén adaptadas a nivel comunitario». Tal vez Senegal debería ser un país re-cooperado por sus habitantes de a pie, esos beneficiarios y beneficiarias de tantos proyectos de desarrollo que, después de todo, es a quien se quiere sacar del círculo del hambre y la pobreza.

Para saber más: Informe de Investigación: MIGRACIONES Y COOPERACIÓN. EL PLAN REVA Y LA AYUDA ESPAÑOLA, Eva Martínez Bermejo y Juan Rivero Rodríguez, GEA, UMA, 2008.

Juan Rivero Rodríguez es miembro del GEA y trabaja en migraciones africanas: [email protected]. Notas

[1] Según datos de la página web de la CIA a 31 de diciembre de 2007: www.cia.gov/library/pu blications/the-world-factbook/geos/sg.html

[2] Países Menos Avanzados y Países pobres Altamente Endeudados, según las siglas en inglés.

[3] OCDE: African Economic Outlook, 2008.

[4] MARTINEZ BERMEJO, Eva y RIVERO RODRÍGUEZ, Juan (2008): Migraciones y cooperación. El plan Reva y la ayuda española. Trabajo de investigación aún no publicado realizado para el Grupo de Estudios Africanos (GEA).

[5] www.emex.com/agropol