En los años noventa, con el descubrimiento de petróleo en las costas de Guinea Ecuatorial, -una de las pocas ex colonias españolas en África-, comenzó un proceso de legitimación del régimen de Teodoro Obiang. EEUU le compra en torno al 85% de su petróleo y el dictador es recibido en todas las cancillerías europeas sin […]
En los años noventa, con el descubrimiento de petróleo en las costas de Guinea Ecuatorial, -una de las pocas ex colonias españolas en África-, comenzó un proceso de legitimación del régimen de Teodoro Obiang. EEUU le compra en torno al 85% de su petróleo y el dictador es recibido en todas las cancillerías europeas sin tener en cuenta el historial criminal y delictivo de su gobierno, señalado por todas las Organizaciones Internacionales y ONGs que trabajan en el país. Hablamos con Agustín Velloso, profesor de la UNED, sobre su libro Ya no queda nada que robar. Crónicas de Guinea Ecuatorial, publicado por la editorial La Caída a finales del año pasado.
– Cuesta mucho entender por qué Obiang, que seguramente tiene ya más dinero del que podrá gastar en toda su vida, no dedica aunque sea un mínimo porcentaje de los ingresos generados por el petróleo en mejorar las condiciones de vida de la población, medio millón de personas. A fin de cuentas, Guinea sería un país fácil de gobernar por extensión y población. Y una buena gestión podría suponerle incluso reconocimiento a nivel internacional y borrar en cierto modo su pasado
– Es cierto que cuesta mucho entender por qué este hombre no razona que podría ser muy rico sin dejar por ello de «repartir» los enormes ingresos que ingresa el país por la explotación de sus recursos naturales. Obviamente así no daría lugar a una situación de justicia verdadera ni de gobierno democrático, pero la gente, como pasa en los países ricos, podría aceptar hasta cierto punto la corrupción de su liderazgo siempre y cuando sus necesidades básicas estuviesen aseguradas. Si tus hijos reciben una educación aceptable, pueden disfrutar de un sistema de salud razonable, vives sin miedo a la policía, tienes cierta confianza en las instituciones, etc., entonces puedes tragar la corrupción. Si ésta lleva aparejada el exilio, el miedo, las carencias de todo tipo, entonces no. Creo que tocas una cuestión que es más psicológica que política. Obiang es una caricatura de gobernante de una película de serie B y el personaje paradigmático de una fábula griega que habla de la codicia. Lamentablemente esto no tiene ninguna gracia como ocurre con los cuentos, pero tiene una repercusión tremenda sobre miles de seres humanos que sufren bajo su mando. También aparece la cuestión de los apoyos políticos que mencionas, o sea, el papel de gobernantes y empresarios de otros países que por su propio interés han tomado partido por Obiang de forma más o menos explícita a pesar de las consecuencias sobre la población ecuato-guineana y del desprecio hacia supuestos ideales de cooperación internacional al desarrollo y promoción del derecho y la democracia en países en desarrollo. Su responsabilidad es innegable y es también responsabilidad de sus votantes exigirles que sus actos se correspondan con sus palabras.
– Los indicadores de desarrollo de Guinea son desoladores. ¿Cómo resumirías su situación a nivel económico y de desarrollo humano para que los lectores se hagan una idea de cómo se vive en el país?
– Creo que al tiempo que se leen los datos de los organismos internacionales, hay que reflexionar sobre la vida diaria que soporta un ecuato-guineano. Quizás hay luz algunas horas durante el día, quizás no; si su hijo va al colegio puede que tenga que compartir un asiento con 60 compañeros en la misma clase, si tiene un familiar en el hospital tiene que llevarle las medicinas personalmente si es que tiene dinero suficiente para comprarlas; si tiene medios puede consultar en Internet la prensa y buscar información, pues no se publican periódicos ni hay bibliotecas públicas disponibles para la mayoría de la población; si quiere emprender un pequeño negocio está a expensas de la arbitrariedad de la autoridad para su desarrollo; si se le ocurre realizar alguna actividad cívica y política se arriesgará a que se le impida incluso con violencia…
– ¿Podrías comentar brevemente las políticas de los gobiernos españoles respecto a Guinea desde que se descubrió petróleo en el país, a comienzos de la década de los años noventa, hasta la fecha?
– Se podría decir que la política de los gobiernos españoles se centra en sus tratos con Obiang, no con el país. Esto, que a primera vista parece razonable, es decir, una relación entre dirigentes de la misma categoría, no lo es en absoluto cuando se sabe que Obiang no sólo no representa a los ecuato-guineanos, porque es notorio que las elecciones son amañadas, sino porque claramente se sitúa en contra de su pueblo. Los abusos y la corrupción, denunciados por organismos internacionales especializados, no dejan lugar a dudas si es que los testimonios de los perseguidos, de los opositores y de cualquier ciudadano corriente no son suficientemente ilustrativos.
– Criticas que España envíe ayuda para el desarrollo sin exigir contrapartidas en el terreno de la mejora de los Derechos Humanos. Llegas a decir que la cooperación española sólo ayuda a Obiang y a sus parientes y allegados a mantenerse en el poder. ¿Qué efectos negativos para el pueblo guineano tienen las partidas económicas y de material que se envían a Guinea Ecuatorial?
– Esa crítica se fundamenta en que la ley española de cooperación, no yo, exige entre otros requisitos que la cooperación se lleve a cabo en una situación de democracia y respeto a los derechos humanos ¿por qué el gobierno coopera en ausencia de estos requisitos? Si los ecuato-guineanos no disfrutan de sus derechos humanos ¿quién es entonces el beneficiario de la cooperación?
– ¿Es tan pesimista como muchos guineanos que opinan que la democratización de Guinea sólo será posible cuando se terminen las reservas de petróleo?
– El petróleo no tiene que acabarse para que llegue la democratización, es el régimen el que tiene que acabarse y su fin no llegará de ninguna manera con las palabras huecas de los gobiernos españoles del partido que sea, ni con la cooperación española ni de Estados Unidos, ni con el papel de la ONU. Llegará cuando los ecuato-guineanos se unan de forma definitiva, valiente y decidida a resistir y a luchar hasta echar a Obiang del poder. No hay magia, ni agua bendita, ni cooperación que valga en este caso.