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Crisis y política fiscal

Fuentes: Berria

Traducido para Rebelión por Ramon Bofarull

En este curso crisis es una palabra que está en boca de todos. Una de las primeras decisiones que hay que tomar es qué tipo de presupuestos deben elaborarse en época de crisis. Y ahí está el debate: ¿bajar o subir los impuestos?

Una y otra vez oímos que la recaudación tributaria ha sido mucho menor que la prevista y, según la información que nos dan, parece que la causa de esa menor recaudación sólo está ligada a la crisis. Pero eso no es verdad. La crisis ha influido (e influirá) en la recaudación, sí, pero la principal razón de la disminución recaudatoria tenemos que buscarla en los cambios de los últimos años en la normativa fiscal. Concretamente en Vizcaya, la reforma del sistema del IRPF ha favorecido a las personas de rentas altas: por un lado, el tipo mínimo de las rentas de trabajo ha subido del 15 % al 23 %, y el tipo máximo lo han bajado del 48 % al 45 % (y hay que tener en cuenta que en 1998 ese tipo era del 56 %), es decir, que quienes tienen mayor salario pagan cada vez menos. Por el otro, el tipo impuesto al capital sólo es del 18 %. De este modo, te quitan el 23 % del salario que ganas trabajando, pero de lo que logres mediante las compraventas inmobiliarias o de acciones sólo te quitarán el 18 %. Por tanto, el IRPF actual ¡incentiva más la especulación que el trabajo!

Otro impuesto que ha bajado es el de sociedades: del 32,6 % al 28 %. Pero si la empresa es pequeña, ese impuesto es del 24 % y, como el concepto de pequeña empresa es cada vez más amplio (hasta 200 trabajadores), las empresas cotizan cada vez menos. Además, ese porcentaje es en realidad mucho menor (en torno al 17 %), gracias precisamente a las deducciones en inversiones en nuevas tecnologías, protección y difusión de patrimonio cultural, mejora del medio ambiente, impulso a actividades de investigación y desarrollo, etc.

El 33,5 % de los ingresos recibidos el año pasado por la Diputación Foral de Bizkaia lo pusieron los trabajadores. De rentas de capital, sólo recibió el 3,3 % y lo recaudado mediante el Impuesto de sociedades no fue más que el 13,3 %. Esto es, ¡los trabajadores solos pagan más dinero a la Hacienda foral que el capital y las empresas!

Según parece, los políticos están preocupados porque la recaudación ha disminuido, pero en Vizcaya el año pasado se recaudó un 33 % menos no por la crisis, sino por lo que ellos mismos llaman vacaciones fiscales. En ese concepto entran las deducciones por inversión en fondos de pensiones o por comprar una vivienda (si la vivienda es de alquiler, la deducción es menor). Y no es poco: en 2009 han quedado sin cobrar en Vizcaya (legalmente) en torno a 3350 millones de euros. ¿Cuántas inversiones sociales podrían realizarse con ese dinero?

Y, por si todo esto fuera poco, en Vizcaya, siguiendo la decisión del Estado, han eliminado el Impuesto de patrimonio. En torno a otros cien millones de euros menos. ¡Y luego se quejan porque la recaudación ha bajado!

¿Y qué decir del fraude fiscal? Según datos del diputado de la Hacienda de Bizkaia, ésta detectó entre julio de 2007 y diciembre de 2008 un fraude fiscal de 413 millones de euros. Durante los tres años anteriores (entre 2004 y 2006), el fraude fiscal fue de 676 millones de euros. Por tanto, ya hay al descubierto un fraude de miles de millones de euros. Sin duda, el verdadero fraude es mucho mayor. ¿Y dónde aparecen las bolsas de fraude? En las compraventas de coches de lujo procedentes de la Unión Europea, en el terreno inmobiliario, en las actividades realizadas con componentes telefónicos e informáticos, en el fraude estructural existente entre tantos profesionales, etc. Es claro que los trabajadores poco pueden defraudar, puesto que les retienen directamente del propio sueldo, pero ¿qué pasa con los adinerados que crean empresas tapadera o con quienes utilizan infinidad de resquicios para pagar menos impuestos de lo que les corresponde? ¿Qué hace contra ésos la Hacienda de Bizkaia?

También hay fraude en los impuestos indirectos, especialmente en el Impuesto sobre el valor añadido. En los últimos años había aumentado, pero el año pasado se recaudó menos con ese impuesto, a pesar de que no disminuyó el consumo. Eso demuestra que existe fraude en ese impuesto.

Todo lo explicado no tiene relación con la crisis. Haya crisis o no, el sistema fiscal debe cambiar, para que sea de una vez redistribuidor de la riqueza y equilibrado. Pero en época de crisis resulta aun más apremiante el cambio, precisamente para poder hacer frente a las cada vez mayores necesidades sociales que surgen.

Durante los últimos días hemos oído al lehendakari que la recaudación fiscal ha bajado un 23 %, y ha metido en el mismo saco todos los tipos de impuestos. No le interesa hacer un examen más preciso, porque así se evidenciaría que el sistema fiscal actual no es justo. Por ejemplo, según datos del informe Indicadores económicos y fiscales publicado en agosto por la Diputación Foral de Bizkaia, el dinero recaudado en julio a las rentas de trabajo ha bajado un 10,6 % comparado con los datos del año pasado, pero el recaudado a las rentas de capital lo ha hecho mucho más: un 34,5 %. Y si miramos a los impuestos indirectos, la recaudación del IVA ha bajado un 31 %. Por tanto, bajará, sí, pero lo que menos baja es precisamente lo que pagan los trabajadores.

Y ante eso, ¿qué? Algunos dicen que en épocas de crisis hay que bajar los impuestos, otros, que hay que subirlos. Pero muy pocas veces explican qué tipo de impuestos quieren subir. Y, ¡atención!, hay una gran tendencia a subir los impuestos indirectos (el IVA, por ejemplo), pero eso no es justo. Precisamente porque los impuestos indirectos no tienen en cuenta la capacidad económica de cada individuo. Es decir, tendrán que pagar el mismo aumento tanto un parado o un modesto trabajador que el director del BBVA. Y ese aumento tiene un efecto muy distinto en cada bolsillo.

Nosotras tenemos muy claro que hay que subir los impuestos, pero no todos ni a todos. Son especialmente los impuestos directos los hay que subir y a quienes más ganan. Es decir, hay que aumentar los impuestos a las rentas de capital, y de modo progresivo, tiene que subir el Impuesto de sociedades, debe aumentarse el IRPF a quienes tienen los sueldos más altos, hay que adoptar medidas efectivas contra el fraude fiscal, etc.

En muchos plenos de las Juntas Generales de Bizkaia hemos planteado cambios de este tipo y el PNV, PSE y PP siempre se han mostrado en contra. Este año plantearemos esas propuestas con más razón que nunca, porque tenemos claro que son quienes sufren la crisis los beneficiarios de cambios de ese tipo.

Begoñe Agirre y Arantza Urkaregi son representantes de la izquierda abertzale en las Juntas Generales de Bizkaia

Fuente: http://paperekoa.berria.info/iritzia/2009-09-23/004/005/Krisia_eta_zerga_politika.htm