Una de las características más importantes de la crisis actual del sistema económico es la profundización de la lucha de clases. Esto se debe a que mientras los trabajadores resisten fuertemente ser empujados aun más a condiciones de pobreza, los capitalistas intentan por todos los medios posibles de echar sobre sus espaldas la carga y […]
Una de las características más importantes de la crisis actual del sistema económico es la profundización de la lucha de clases. Esto se debe a que mientras los trabajadores resisten fuertemente ser empujados aun más a condiciones de pobreza, los capitalistas intentan por todos los medios posibles de echar sobre sus espaldas la carga y la culpa por la crisis para así poder mantener sus ganancias.
La lucha de clases es algo inherente al capitalismo. Bajo este sistema, una clase (los trabajadores) producen la riqueza (o plusvalía) al trabajar en las industrias manufactureras o de servicios o laborando agotadoramente en los campos agrícolas, mientras que la otra clase (los capitalistas) se apropian de esa riqueza para su propio beneficio y para continuar el ciclo de acumular capital y bajo este arreglo, mantener además el poder político. Esta apropiación es posible porque los capitalistas controlan los medios de producción (capital, fábricas, maquinaria, tierra, petróleo, tecnología, materias primas, etc.) y los trabajadores, históricamente despojados de la capacidad de sostenerse por si mismos, no tienen nada más que su habilidad para producir, es decir, su fuerza de trabajo. Esta riqueza que los trabajadores producen, después de la miserable remuneración que reciben y la deducción de gastos de producción, es la ganancia. Así que entre más trabajan, más ganancias producen para mantener al sistema.
Los trabajadores y sus familias son la mayoría en la sociedad. También se trata de seres humanos. No obstante, para los patrones capitalistas solamente son un rubro en la columna sobre costo de producción de la hoja de cálculo. Un rubro que es manipulado frecuentemente. Durante buenos tiempos (para ellos), tratan de mantener inamovible la cantidad dedicada al trabajo y a veces hasta agregan unos cuantos centavos a los salarios especialmente si los trabajadores se ponen de acuerdo para demandar mejoras salariales. Pero durante los tiempos malos (para ellos y para nosotros) tratan de reducir el costo de trabajo. Para los trabajadores, esta reducción significa salarios más bajos, despidos y deterioro de las condiciones de trabajo. Para los trabajadores que no perdieron sus empleos, significa que ahora tienen que producir a la misma capacidad productiva de antes de los despidos. En otras palabras, son sometidos a una mayor productividad; más trabajo pero no necesariamente más salario.
Entonces, los intereses de ambas clases son antagónicos y por tanto la naturaleza de este sistema es una lucha de clases permanente. El grado y la intensidad de la esta lucha de clases depende en las condiciones sociales y económicas del momento.
Estamos viviendo la peor crisis económica que haya experimentado la humanidad. Es una crisis del sistema y no es una crisis temporal, a pesar de todo lo que los capitalistas mismos y los gobiernos repiten día a día a los medios de comunicación.
Para mantener la rentabilidad (las ganancias) y la legitimidad del sistema, los capitalistas han empujado la crisis hasta los de abajo; los trabajadores y la gente pobre. El Departamento de Trabajo de los Estados Unidos acaba de informar que el desempleo aumentó 9.6% en el mes de septiembre pasado. «La economía perdió 263,000 trabajos», declaró la Secretaria del Trabajo Hilda Solis el 1 de octubre de 2009. Esta tasa de desempleo es la más alta de los últimos 26 años, y muchísimo más alta, hasta el 16.1% si contamos a todos esos trabajadores que han perdido la esperanza de buscar trabajo o han cambiado de un empleo de tiempo completo a uno de medio tiempo e inclusive de menos horas. (1) El 10 de septiembre del 2009, el Buró de Censo de los Estados Unidos informó que el promedio de ingreso en los hogares cayó 3.6% en el 2008, llamándolo «el más alto declive en un solo año registrado desde el nivel más bajo de 1997». Un creciente desempleo y caída del ingreso, el resultado, de acuerdo al mismo informe, es de que «en el 2008, la pobreza alcanzó el 13.2% de la población, el más alto nivel de los últimos 11 años…» (Dissident Voice, 16 de Septiembre de 2009)
Pero la actual crisis económica no es pareja con todo mundo. Es cierto que algunos ricos se han suicidado o han sido enviados a prisión o los han obligado a devolver sus multimillonarias bonificaciones, pero esto es como quitarle un pelo al gato. En general, los capitalistas están bien. Aparte de los miles de millones de dólares de los contribuyentes que el gobierno les ha otorgado para «estimular» la economía, la mayoría sigue teniendo buenas ganancias.
Kraft Foods, corporación basada en Illinois, tuvo un 11% de incremento en sus ganancias totales ($827 millones de dólares) en el segundo trimestre del 2009.(2) ConAgra, la gigantesca corporación de comida de Omaha, recientemente anunció que las ganancias de su departamento de comida para el consumidor, «saltaron 34% a $250 millones de dólares en el primer trimestre del año fiscal del 2010». (3) La texana Exxon-Mobil tuvo en ganancias para el 2008, $45.22 mil millones de dólares, lo que constituye «la cantidad más alta que haya registrado cualquier empresa en el mundo que cotiza en el mercado de valores». (4)
(Por ciento, ya que mencionamos las ganancias de dos corporaciones de comida hay que señalar que el otro extremo lo representan los trabajadores agrícolas migrantes que diariamente, en horas de la madrugada, viajan de El Paso, Texas hacia el sur de Nuevo México, en Estados Unidos, para levantar la cosecha de chile. En 1996, su ingreso promedio anual fue de $6,000, cantidad muy por debajo del nivel oficial de pobreza establecido por el gobierno federal. Pues bien, en el 2006, su ingreso solo fue de $5,327.)
Todas esta condiciones están contribuyendo a la agudización de la lucha de clases. Todos los días, a lo largo y ancho del país, grupos de trabajadores están luchando para proteger sus derechos laborales y para preservar lo que han logrado a través de muchas batallas y durante muchos años de pelea contra el capital. Desde el este al oeste, de norte a sur, los trabajadores están luchando en contra de reducciones salariales, condiciones de trabajo cada vez más peligrosas e insalubres, la intensificación inhumana de la producción y el cierre de sitios de trabajo.
No existen estadísticas oficiales porque el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos solamente acopia información de paros laborales de mil o más trabajadores, pero las luchas obreras cada vez son más frecuentes y más intensas. De acuerdo al gobierno federal, «en el 2008 hubo 15 paros patronales y huelgas que involucraban a mil o más trabajadores». (USDL, 09-0150, 11 de febrero, 2009) Pero además, como la mayoría de estos conflictos laborales involucran a sindicatos o se trata de casos llamativos, estas estadísticas no reflejan la verdadera realidad.
Aun más, aparte de los pleitos laborales, la lucha de clases toma otras formas. Por ejemplo, las recientes protestas en Pittsburgh, durante la cumbre del mentado G20, fueron presentadas por los medios como simples choques violentos entre jóvenes vándalos y robocops anti-motines. Pero el hecho es que las consignas de estos manifestantes eran demandas como «Fin a la Pobreza», «Empleos No Guerras», «Alto a los Subsidios a las Corporaciones», y así por el estilo. Cindy Sheehan, la popular activista en contra de la guerra, durante uno de los muchos mítines de protesta, demandó: «Necesitamos trabajos, necesitamos cuidado de salud, necesitamos educación, necesitamos vivienda, nosotros no necesitamos estados unidos policiacos de América». Todo esto es una señal inequívoca de que lo que ocurrió allá en realidad, fue una señal clara de una profunda confrontación de clases. No solamente esto, pero la actuación represiva mostrada en Pittsburgh, es también una señal de que el sistema está dispuesto a utilizar todos los medios necesarios para contener este desafío.
Por otra parte, como la crisis del sistema se extiende más allá de nuestras fronteras, tenemos que darnos cuenta que de lo que está ocurriendo es una lucha de clases global. Desde Argentina hasta Canadá, desde Francia hasta Sudáfrica, desde Puerto Rico hasta Pakistán, por todo el planeta, en este momento se están llevando a cabo importantes luchas en contra del sistema. La mayoría de los principales protagonistas, por cierto, son migrantes de piel morena, mujeres, trabajadores agrícolas sin tierra y gente indígena. Hoy en día, la lucha de clases global ha alcanzado su punto más álgido en Honduras.
Nosotros, en Estados Unidos, queremos creer que la crisis va a desaparecer un día, que va a regresar la «armonía de clases» y de que vamos a vivir felices para toda la vida. Toda la gente habla sobre esta terrible crisis económica, sobre la pobreza y el desempleo, la voracidad y la gente que está perdiendo sus residencias, la necesidad de una urgente reforma económica y fiscal, pero la mayoría evita mencionar y poner atención a este elemento crítico de la crisis del sistema; la lucha de clases. Ya no podemos darnos el lujo de esconder la cabeza y de ser espectadores pasivos. Después de todo el resultado de la lucha de clases será el que defina la clase de mundo que va a surgir de esta crisis del sistema.
FUENTES:
1. U.S. Department of Labor, Bureau of Labor Statistics. Table A-12. Alternative measures of labor underutilization. October 02, 2009, disponible en :http://www.bls.gov/news.release/empsit.t12.htm
2. Fuente en línea: http://www.marketwatch.com/story/kraft-foods-profit-up-11-outlook-raised-2009-08-04
3. Food Navigator-USA.com
4. Fuente en línea: http://www.allbusiness.com/company-activities-management/financial-performance/12209271-1.html
Publicado originalmente por su autor en http://carlosmarentes.wordpress.com/2009/10/07/la-lucha-de-clases-global/
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.