Traducido por S. Seguí
Hank Paulson, el banquero de los Sacos de Oro (1) y más tarde secretario del Tesoro de EE.UU., que liberalizó el sistema financiero; provocó una crisis mundial que destruyó las expectativas de bancos y gobiernos extranjeros; hizo que millones de estadounidenses perdiesen sus ahorros de jubilación, hogares y empleos; y dejó a los contribuyentes con una carga multibillonaria en dólares de nueva deuda pública, todavía no está en la cárcel. Escribe en el New York Times e insta a que el desastre que él mismo causó sea reparado quitándoles a los trabajadores estadounidenses la Seguridad Social y el Medicare (2) que han pagado con sus impuestos especialmente destinados a este fin durante toda su vida laboral.
Wall Street ha tenido siempre un enfoque de los pobres consistente en hundirlos un poco más.
Como no se puede hacer dinero con los pobres, Wall Street los despluma quitándoles sus derechos. Siempre ha sido así. Durante el gobierno Reagan, Wall Street decidió hinchar el valor de sus carteras de bonos y acciones mediante el uso de los ingresos de la Seguridad Social para reducir los déficits presupuestarios. Wall Street estimaba que una reducción del déficit significaría tasas de interés más bajas y precios más altos para los bonos y acciones.
Dos sicarios de Wall Street, Alan Greenspan y David Stockman organizaron el asalto a la Seguridad Social (S.S.) del siguiente modo: el gobierno Carter había dejado la S.S. en números negros para un futuro previsible, mediante el establecimiento de un calendario para los futuros aumentos de las retenciones salariales destinadas a la S.S. Greenspan y Stockman conspiraron para conseguir que los aumentos fuesen decretados antes de lo necesario, a fin de obtener unos ingresos excedentarios utilizables para financiar el gasto público, reduciendo así el déficit presupuestario. Vendieron el invento al Presidente con el argumento de «establecer unas bases sólidas para la Seguridad Social».
A todo esto, a los estadounidenses se les dijo que los ingresos excedentes iban a acumularse en un fondo fiduciario para la Seguridad Social en el seno del Tesoro de EE.UU. Pero lo que hay en dicho fondo son los pagarés del Tesoro correspondientes a los ingresos gastados. Cuando el fondo fiduciario haya de ser utilizado para pagar las prestaciones de la S.S., el Tesoro tendrá que vender más deuda a fin de cancelar los pagarés.
Durante el gobierno Clinton se perpetró un nuevo atraco a la Seguridad Social, cuando la Comisión Boskin manipuló el Índice de Precios al Consumo a fin de reducir los ajustes por inflación de los beneficiarios de la Seguridad Social, desviando por lo tanto el dinero de los jubilados a otros usos.
Constantemente oímos de boca de gángsters de Wall Street y republicanos, y algún demócrata de vez en cuando, que la Seguridad Social y Medicare son una forma de bienestar social que no podemos permitirnos, un «pasivo no capitalizado». Esto es mentira. La Seguridad Social se financia con un impuesto específico. La gente paga su Seguridad Social y Medicare durante toda su vida laboral. Se trata de un sistema de reparto (pay-as-you-go) en el que los impuestos pagados por las personas que trabajan financian a las que están jubiladas.
Actualmente, estos sistemas no están en déficit. El problema es que el gobierno está usando los ingresos destinándolos a otros fines. De hecho, desde la década de 1980 los ingresos de la Seguridad Social se han utilizado para financiar las administraciones públicas en general. Hoy en día, dichos ingresos están siendo utilizados para financiar los rescates billonarios en dólares de Wall Street y las guerras de agresión de Obama contra los musulmanes.
Después de haber desviado los ingresos de la Seguridad Social a la guerra y a Wall Street, Paulson dice que no hay otra alternativa salvo retirarles las prestaciones prometidas a los que han pagado por ellas.
Los republicanos sienten una extraordinaria animosidad hacia los pobres. En un esfuerzo para hacer que los jubilados renuncien a sus sistemas de apoyo, los republicanos suelen describir a la Seguridad Social como una «pirámide» -un esquema Ponzi- y por ende insostenible. Ellos deberían saberlo. El falso fondo fiduciario que crearon para ocultar el hecho de que Wall Street y el Pentágono están funcionando con los ingresos de la Seguridad Social, sí es una pirámide. La Seguridad Social ha estado con nosotros desde la década de 1930 y aún no nos ha destruido nuestras vidas y presupuestos. Pero a Hank Paulson sólo le tomó unos pocos años para que su tinglado de derivados y su plan de rescate infligieran un daño irreparable a nuestras vidas y presupuestos.
Años atrás, con la estanflación derrotada y un mercado de valores en alza, estuve a favor de la privatización de la Seguridad Social como una forma de crear un sistema de jubilación capitalizado y producir un mayor ahorro y unos mayores ingresos para los jubilados. En ese momento, Wall Street estaba interesado, aunque no por mis razones sino por los ingresos que podían obtener de las cuotas de gestión de los fondos.
Si la Seguridad Social hubiera sido privatizada dudo que Wall Street se hubiera permitido desregular el sistema financiero. Hubiera tenido demasiado en juego.
Después de la última crisis, provocada por la deshonestidad y la codicia de Wall Street, confiar en que los banqueros de Wall Street gestionen las pensiones de vejez de cualquiera exige un acto de fe que nadie en su sano juicio puede hacer.
Wall Street se ha salido con la suya en su incursión en el erario público. Ahora, con los bolsillos llenos, quiere compensar el robo mediante la reducción de la Seguridad Social y el Medicare. Después de haber privado a la población trabajadora de sus hogares, empleos y cuidados de salud, Wall Street está ahora al acecho del seguro de vejez de las personas mayores.
La Seguridad Social, que antes era algo políticamente intocable es ahora «insostenible», mientras que lo realmente insostenible –un sistema financiero desregulado como antes de 1929 y una multibillonaria «Guerra Global contra el Terror»– son los nuevos intocables. Esta transformación es una señal de la total captura de la democracia norteamericana en manos de una oligarquía de intereses especiales.
- Juego de palabras entre Gold Sacks (Sacos de Oro) y Goldman Sachs, gran banco de inversión de Wall Street del que Hank Paulson fue presidente y director ejecutivo antes de ser nombrado secretario del Tesoro (N. del t.)
- Medicare es un programa médico de la Seguridad Social administrado por el gobierno, que proporciona cobertura sanitaria a las personas mayores de 65 años (N. del t.)
Paul Craig Roberts fue editor del Wall Street Journal y secretario adjunto en el gobierno de Ronald Reagan. Su último libro, How the Economy Was Lost, acaba de ser publicado por CounterPunch/AK Press. Se le puede contactar en: [email protected]
S. Seguí es miembro de Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar el nombre del autor y el del traductor, y la fuente.