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La delgada línea roja del Sahara Occidental

Fuentes: Rebelión

En estos días vacacionales de la pasada semana «santa», santos porque la nomenclatura oficial en el vocero institucional del Boletín Oficial del Estado los llama así… en eso pensaba, en por qué no pudiera ser una semana «laica», o si hubiera que buscar excusa para poner nombre a días en los que trabajar para vivir […]

En estos días vacacionales de la pasada semana «santa», santos porque la nomenclatura oficial en el vocero institucional del Boletín Oficial del Estado los llama así… en eso pensaba, en por qué no pudiera ser una semana «laica», o si hubiera que buscar excusa para poner nombre a días en los que trabajar para vivir no fuera obligatorio… imaginé que bien podían haberla llamado en este año «semana de la santa cruzada colonial.» Para ser sincera he de decir que semejante idea me sobrevino después de la lectura del artículo publicado en el diario ABC «Autonomía para el Sahara», del embajador español en los EE.UU.

Me dije: uno de tantos actos de fe que santifican al dios de la guerra o al dios del mercado en este semestre donde el presidente de España es uno y trino en el altar de la U.E. Artículo cargado de ya excesivo olor nauseabundo en esta guerra de descrédito hacia el Frente POLISARIO, tan asqueroso como el bloqueo mediático infame sobre lo que está ocurriendo en el Sahara ocupado por Marruecos.

No sé si es una nueva táctica publicitaria noecons de VOCENTO que publicita PRISA, o al revés, lo que me impidió hacer una lectura cabal de las palabras de nuestro embajador, al caso es que tuve que leer el artículo un par de veces para comprobar si estaba comprendiendo bien lo que leía. Me sonrojaron las profusas imprecisiones y confusión en todo tipo de datos, tanto de la historia colonial del Sáhara occidental, como la falta de tacto y conocimientos requeridos para el oficio del articulista: la diplomacia.

Sólo el Consejo Consultivo Real para Asuntos del Sáhara (CORCAS) del monarca Mohamed VI y un provocador ignorante podrían afirmar que el censo saharaui para la celebración del Referéndum en el Sahara occidental es cosa de «acuerdos bilaterales» o que no hay censo por obcecación de la parte del «Polisario». Señor funcionario del Estado: el censo lo confeccionó la O.N.U. hace ya ¡Por favor! Hasta un abogado de oficio sabe que debe leer la normativa mínima que afecte al caso que se traiga entre manos si quiere conservar su puesto de trabajo. ¿Tanto poder dimana de la inmunidad diplomática como para salir de rositas en pronunciamientos de política exterior tan serios, con lo que está ocurriendo en un territorio del que somos la potencia administradora?

Colonizamos el Sahara occidental y somos responsables de su descolonización completa conforme a Ley y la representación legítima de la República Árabe Saharaui Democrática la tiene el Frente Popular de Liberación de Saguia El Hamra y Río de Oro. La negligencia de nuestro país para finiquitar la única posesión europea en África, desde de la Conferencia de Berlín (1885), es directamente proporcional al estruendoso fracaso de la intervención colonial española en ese continente, e inversamente proporcional en el tiempo a una creciente solidaridad internacional con la causa saharaui.

El día 28, domingo de ramos, los que hablan sobre los saharauis vuelven a aparecer en los medios. Esta vez la voz venía del grupo PRISA. El País publica una amplia reseña – resumen de un nuevo libro que saldrá en la editorial La Catarata a primeros de abril: «Historia del Sahara y su conflicto». El autor, Alejandro García, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Murcia. Este historiador escribió, en el año 2001, «Historias del Sahara. El mejor y el peor de los mundos», también en la misma editorial. Dedicaré unos párrafos a esta obra, porque aparece reseñada en bastantes sitios comunes a la solidaridad con los saharauis y porque considero importante, en la coyuntura política española actual, situar bien a diferentes actores que por voluntad consciente o por ignorancia, alejan más que acercan soluciones a este conflicto generado a la sociedad saharaui.

«Historias del Sahara. El mejor y el peor de los mundos» es un libro que utiliza múltiples voces (saharauis y no saharauis, afectos o no a la causa de liberación) para reconstruir la historia reciente de aquel territorio. Historiador poco convencional, se sirve de la antropología para hacer historia. Así, el relato de ese «mejor y peor mundo» se estructura alrededor de una mezcla difusa entre la etnicidad y los tribalismos, que va en la idea de «su pérdida/conservación», en tanto los saharauis entran en contacto con «la cultura» occidental colonizadora. Este libro es como un viaje por las arenas de la añoranza colonial modernizadora del Sahara que NO podía haber sido de todas formas un estado, pero que tampoco PUEDE LLEGAR A SER.

Hasta la página 228 los datos vertidos por el autor de las fuentes consultadas (orales y documentales) coinciden más o menos con los encontrados por otros estudiosos no saharauis. Si bien cada analista es muy libre de dar mayor o menor énfasis a determinados aspectos de la historia de las sociedades, el análisis que efectúe no sólo debe parecer objetivo, sino que debe pretender serlo. Porque como es obvio existen las personas reales a las cuales les afecta lo que se diga de ellas. A veces la objetividad se consigue, a veces no. Pero a partir de la página 229 aquel coro de voces se achica por el lado de la lucha de liberación nacional saharaui y se agranda por el lado oscuro de la disidencia.

Hasta para un antropólogo inexperto no pasaría desapercibida esa arbitrariedad en la elección de las fuentes de información, o el uso de analogías de hechos ocurridos en otros contextos sociopolíticos aplicando mecánicamente sus consecuencias al caso saharaui sin datos fundamentados. Sobrepasar la delgada línea que separa el análisis de los hechos, de la opinión sobre los mismos, invalidaría un estudio por muchas razones, una de ellas, la ética profesional.

El nudo gordiano está en el capítulo 7 titulado «La razón y el monstruo»(pág. 229 y ss.) que tiene subtítulos bastante elocuentes: «jaimas verdes y revolución», «Poder ¿para qué?», «Rebelión en la granja», «Chabakat», la banalidad del mal» y «la muerte del monstruo». Este capítulo está dedicado a los abusos y torturas que supuestamente el «Polisario» realizó en los campos de refugiados durante la guerra, cuya razón de fondo consisten, basándose en las fuentes consultadas por el autor, en problemas tribales que demostrarían la incapacidad de la fuerza político – militar del Frente Popular de Liberación de Saguia El Hamra y Río de Oro para hacer sociedad. Ya salimos al paso de esta torticera manipulación histórica aparecida en los medios el verano pasado1.

Sabemos, sin necesidad de pisar las arenas del desierto, que el enfoque tribal lo rechazan los saharauis. De hecho, en la Constitución de la República Árabe Saharaui Democrática no aparece como forma de organización social. Sin embargo la superación, mejor dicho, la transformación de las relaciones «tribales» (tal el acuerdo tácito de la sociedad saharaui actual y no saharaui de la veracidad en la descripción de Julio Caro Baroja) en relaciones de «ciudadanía»… con su TERRITORIO OCUPADO, con un guerra de 15 años de duración contra Mauritania y Marruecos a las espaldas, con más de 2500 km. de muro minado en el territorio liberado, con el escándalo de las desapariciones, torturas, encarcelamientos arbitrarios de saharauis en Marruecos y el largo etcétera de espera indigna en campos de refugiados en un país amigo… es un acto de nula sensibilidad, en un historiador que se distinga por defender los Derechos Humanos en lo concreto, obligar a los saharauis a definirse del lado de los tribalismos o de las etnicidades modernas, diatribas que son talmente entretenimientos cabalísticos en la Europa de la globalización en tiempos poscoloniales.

Pero para los habitantes legítimos del Sahara occidental, que como todo el mundo sabe aún está ocupado por Marruecos, estas diatribas alcanzan la categoría de insulto. La manía compulsiva académica de definir lo que son y no son, violentándoles para que tengan que retratarse a cada instante según dónde vivan o dónde estén… estos criterios clasificatorios vienen de presiones políticas y militares foráneas, dañan su dignidad y no contribuyen en nada a forzar al derecho internacional para que actúe como debe hacerlo. ¿O es acaso una contribución más al desarrollo de la «nueva economía del conocimiento» proveniente del Tratado de Lisboa?

Los saharauis y no saharauis sabemos sobradamente el uso perverso y mezquino que el majzén marroquí hace de los tribalismos a través del Consejo Consultivo Real para Asuntos del Sáhara (CORCAS). Y es lógico, ellos son tribalistas, los saharauis no. Por otro lado, los efectos de la modernidad están globalizados, luego, es de lógica común que afecten a los saharauis. Y esto viene al caso de las inversiones mediáticas y no mediáticas en el diseño de un Marruecos moderno, abierto al mundo (multinacional) en manos de una monarquía absolutista, déspota, corrupta y criminal con estatuto preferente en la U.E.

Por eso Europa, España con especial énfasis, para «modernizar» la monarquía marroquí, crean esa imagen «atrasada» por falsa del pueblo saharaui, de sus instituciones y representantes. Sahara occidental que sólo puede ser «desarrollado», si aceptan los saharauis un pasaporte para Marruecos, la inmigración ilegal forzosa o la condición de desheredados de la Tierra. Aquí paz y después gloria para seguir explotando y expoliando los bienes naturales de este territorio ocupado ilegítimamente.

Ato cabos y me viene a la memoria otro artículo reciente de Yusuf Fernández y Yonaida Selam, «Una última oportunidad para el Sáhara», publicado el 20 de febrero pasado en El País y dedicado al lanzamiento de una nueva marca publicitaria, el «Magreb de las regiones en el siglo XXI». Aquí el Monarca Mohamed VI de Marruecos aparece retratado con unas pinzas en la mano extrayendo aquellas dolorosas astillas clavadas en el talón de Aquiles patrio cuando la España de Franco perdió la batalla en Ifni. Foto fija delante de un escenario idílico de regiones hermanas, transgénicas de historia y sin recuerdos coloniales, en transición hacia una democracia que se aleja más y más en el horizonte, si los saharauis no aceptan una «autonomía» para el Sahara; todo envuelto en los tonos rojigualdas de la Transición española. Entonces me indigné de lo que es y de lo que representa Europa, una Europa pringada de sangre hasta las cejas en escenarios de batallas dentro y fuera de sus fronteras. Todo por ser el mercader más gallo en el corralito de la OCDE.

Agradezco a nuestro embajador en los EE.UU. que haya puesto a hervir mi sangre en el caldero de la injusticia. Soy una sentimental, señor Rupérez, qué le voy a hacer. Siento mucha rabia. Rabia que ha ido aumentado con los días. El 30 de marzo me llega un correo con un magnífico informe realizado por cinco observadores internacionales en su función de acompañamiento a once activistas saharauis de los Derechos Humanos.

A principios de marzo de este año se celebró un foro de observadores internacionales sobre el Sahara en los campos de Tinduf. Coincide en el tiempo la llegada de activistas del Sahara ocupado que van a visitar durante unos escasos días a sus familiares en el refugio argelino. Y surgió la idea en los observadores de acompañarles a su vuelta a Marruecos.

Desde el 7 de marzo, salida de Argel, recorren Casablanca, El Aaiún, (donde presencian brutales palizas, amenazas, vigilancia y acoso permanente de la policía) Boujdour, Dajla (aquí la represión entró directamente en las casas saharauis arrasando todo lo que encontraban a su paso, cebándose también con brutales palizas en la calle) Continúan viaje hacia Smara, Tan Tan, Assa, Zag, Guleimin, Ksabi… en este recorrido los observadores internacionales son ya directamente intimidados y vejados por la policía marroquí, les atacan el vehículo, la indefensión es total, no hay manera de denunciar nada ni a nadie; el acoso y el cerco represivo con todos y todo lo relacionado con el mundo saharaui proseguirá hasta que los observadores retornen a Europa desde El Aaiún el 19 de marzo.

Y dice Javier Rupérez, embajador español en Estados Unidos, que es nuestra blandengue emotividad para los saharauis la razón de que existan dos bandos: los pro marroquíes y los pro saharauis. Y que si fuéramos menos apasionados veríamos con claridad que no nos interesa, políticamente hablando, tener frente a las Canarias un nuevo estado independiente. Y lo califica de «receta para la inestabilidad». Porque la importancia estratégica radica en la «vecindad», es decir, ser amigo del que mata para robar, mientras tú te aprovechas del robo con la moneda euro del chantaje al no denunciar los asesinatos.

Subyace en Rupérez un (¿irreal?) recado para España sobre el Sahara occidental de nuestro amigo imperial del norte: dejaos de pamplinas en estos tiempos de crisis, que nuestras instituciones premien de vez en cuando los derechos humanos y le haya tocado a Aminetu Haidar, no significa que toleremos que otros entren en competencia sobre dónde y cómo aflojar o tensar la cuerda de las inestabilidades mundiales. Nosotros luchamos con nuestros ejércitos para tener el absoluto control de los recursos minerales y energéticos del Planeta.

Para ello hemos creado AFRICOM 2.Vosotros dedicaos a terminar de mercantilizar todo en vuestro territorio y luego hablamos de las libertades de los de abajo. Que tuvo su traducción en la lengua europea de la «Cumbre de Granada» así: el terrorismo provoca la inestabilidad en la zona Magreb. El «Polisario» torturó en los campos, luego son terroristas. Si esto no es un reduccionismo binario ramplón, ¿qué otra cosa será?

Sabemos que las mentiras se las lleva el viento que agita la paciencia. ¿Alejandro García es agente del majzén? Todo es posible en este semestre de presidencia española de la UE. Ya leeremos qué escribe de nuevo. Su anterior libro, ahora, está contribuyendo en parte a fundamentar la mentira política justificadora de la represión brutal, indiscriminada e impune que sufre el pueblo saharaui. Y con escasísimas posibilidades para apelar a la Jurisdicción Universal dimanada de los acuerdos de Ginebra.

La emoción no está reñida con la memoria. No olvidamos fácilmente la responsabilidad de cuantos representantes políticos, ininterrumpidamente, desde hace más de treinta años, no han aportado nada, absolutamente nada para solucionar nuestro problema de descolonización inconclusa. Representantes que van consolidado, sin interrupción desde hace más de treinta y cinco años, unas pingües y elevadísimas pensiones de jubilación. Julian Harston, ex Representante del Secretario General de la O.N.U. ya lo decía en la prensa el 31 de marzo: «España nunca ha mostrado una voluntad real para solucionar el conflicto del Sáhara.»

Si en 1996 Javier Rupérez se preguntaba «¿Hasta cuándo los sufrimientos, la marginación, el sombrío utillaje de los desheredados de la Tierra?», muchos otros, con más fundados motivos, también nos preguntamos cómo sigue siendo posible vivir con la bandera de la dignidad a tanta altura como la violencia utilizada para obligarla a pasar por las horcas caudinas. Una pequeña parte de las respuestas está en:

La Asociación de Familiares de Presos y desaparecidos Saharauis (AFAPREDESA) http://www.afapredesa.org/

La Embajada de la República Árabe Saharaui Democrática en México

La Campaña internacional para la liberación de Yahya Mohamed Elhafad y de todos los presos políticos saharauis

El apoyo a los presos políticos saharauis en huelga de hambre en estado crítico

[1] Ver en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=88198

[2] Fuente, Red Voltaire, http://www.voltairenet.org/mot2299.html?lang=es

Beatriz Martínez Ramírez es miembro del Club de Amigos de la Unesco de Madrid, CAUM