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Jordi Hereu y las prácticas neoliberales municipales en tiempos de crisis y corrupción

Fuentes: Rebelión

Tras la manifestación contraria a la sentencia del rancio Tribunal Constitucional, movilización ciudadana de marcada aunque no única tendencia soberanista-independentista, tras la enorme alegría manifestada en calles, pueblos y hogares por el gol de don Andrés y el triunfo de la selección, de una «Roja» que debería ser más roja, después de las celebraciones masivas […]

Tras la manifestación contraria a la sentencia del rancio Tribunal Constitucional, movilización ciudadana de marcada aunque no única tendencia soberanista-independentista, tras la enorme alegría manifestada en calles, pueblos y hogares por el gol de don Andrés y el triunfo de la selección, de una «Roja» que debería ser más roja, después de las celebraciones masivas de estos pasados días (con aristas estúpidas y españolistas pero no sólo con ellas), vuelve a primer plano que no a primera página la lucha de clases… ¿He escrito «lucha de clases»? Perdón, quería decir el conflicto social, los puntos de vista no coincidentes, los desajustes sociopolíticos, las contraposiciones sociales, la lucha entre una renovada Ilustración republicana verdaderamente socialista y las ansias insaciables de un capitalismo desbocado neoliberalmente dirigido. Como escribiría Belén Gopegui, lo real vuelve. Un ejemplo barcelonés de este regreso.

Hace unos diez meses, Jordi Hereu, el alcalde de la ciudad de Barcelona, aseguró por activa y pasiva, mientras se discutían los presupuestos del municipio para 2010, que no se privatizarían los servicios funerarios de la ciudad. Barcelona, señaló, tiene solvencia suficiente. Punto y aparte.

Los servicios funerarios barceloneses eran de propiedad pública hasta mediados de los años noventa [1]. Fue entonces, cuando Pasqual Maragall seguía siendo alcalde de la ciudad, cuando se vendieron una parte de las acciones a una empresa privada, Mémora es su nombre. La gestión fue mixta desde entonces: el 51% depende del consistorio a través de la empresa pública SFB y el 49% está en manos de Mémora, el primer grupo de servicios funerarios de España.

El «sector» da beneficios. El volumen de negocios de 2009 fue de 45,8 millones de euros y los beneficios de 9 millones de euros. El año anterior, 2008, el volumen negociado fue de 46 millones, prácticamente la misma cantidad, y los beneficios alcanzaron los 11 millones de euros. Ni más ni menos. En los dos últimos años de gestión, ¡20 (veinte) millones de beneficios!

Ni que decir tiene que, consistentes con su ideario y con los intereses sociales empresariales que tan bien representan, a la limón y sin apenas matices sustantivos, CiU y PP, ambas fuerzas en la oposición municipal, reclaman desde hace años la total privatización del servicio. La (pseudo)argumentación es la de siempre: hay que romper los monopolios, los servicios funerarios barceloneses lo son y, de esta forma, aseguran, contra toda evidencia empírica existente y concebible, y contra multitud de ejemplos falsadores, se dará un mejor servicio a la ciudadanía y, añaden sin temblor en su duro rostro, será más barato. Nadie hasta ahora, aparte de los ya convencidos e interesados, había creído ni comido con sus conocidas argucias falsarias.

Pues bien, con la que está cayendo en el gobierno municipal, basta pensar en el caso del hotel Palau y en las montañas de corrupción y especulación anticiudadana que se están conociendo, en lugar de practicar la prudencia en la gestión, sin desplazamiento a arriesgados puentes sobre aguas turbulentas, y abonar y cuidar la unidad de izquierdas, el señor Hereu ha tomado el camino curvado, es decir, el sendero hacia la derecha en el que tan feliz se le ve y tan cómodo se desenvuelve: los servicios funerarios de la ciudad serán privatizados declaró el martes 13 de julio. El municipio venderá a la todopoderosa Mémora el 36% de las acciones y se quedará con el 15% [2]. Por ahora, ya veremos lo que queda de ese 15% dentro de 3 o 4 año si los negocios funcionan. El papel del consistorio en la dirección de la empresa será nulo, pintará menos de lo que pinta un trabajador externalizado de la limpieza del Ayuntamiento. Se ampara el señor Hereu para justificar sus planes, algo hay que decir, en la ley europea Ómnibus que entró en vigor a finales de 2009.

Los servicios funerarios, lo que se desea privatizar totalmente, gestionan las partes más rentables del asunto: venta de féretros y urnas, ceremonias, organización del duelo, preparación de los cuerpos de los fallecidos, traslados, etc., incluso, si se desea, detalles de esta postmodernidad idiotizante que nos rodea y asalta, apoyo psicológico a los familiares y grabación filmada de todo el proceso.

La operación, pendiente de discusión en una comisión municipal, se quiere aprobar en el pleno municipal de finales de julio. PP y CiU, claro está, están encantados de la vida y de que el alcalde Hereu les ponga en bandeja de plata la que es una de sus reivindicaciones de negocios más perseguida. ICV-EUiA, socio de gobierno del PSC en el consistorio, esta vez sí, coherentemente con su ideario y programa municipal, se ha manifestado netamente en contra. La ciudadanía de izquierdas de la ciudad celebra con vivas y aplausos su dignísima posición.

ERC mantiene una curiosa posición, igualmente consistente con su forma de transitar por su ideario soberanista independentista: votarán a favor de la privatización si se confirma y asegura que Mémora traslada a Barcelona su sede madrileña (es decir, ya tienen tomada la decisión: votarán a favor). De esta forma, argumentan gozosos, se incrementarían las arcas municipales. El gigante del sector pagaría en Barcelona sus impuestos y generaría aquí, asegura el señor Jordi Portabella con énfasis en el aquí y no en «Madrid», puestos de trabajo. No hay más consideraciones en este juego de intereses. El independentismo con aires neoliberales presenta estas caras. Lo importante es el país; la defensa de lo público juega en tercera regional.

La coalición ICV-EUiA, con un excelente Ricard Gomà a la cabeza, es la única -¡única!- voz crítica institucional con la operación. Los miembros de la coalición defendieron el 12 de julio, en comparecencia pública, que Serveis Funeraris de Barcelona era una empresa de capital público mayoritario que presta un servicio de calidad, siempre mejorable desde luego, y de interés general que es necesario preservar. Añadió Gomà que la venta, obviamente, supondrá una pérdida de patrimonio público. La constante de tantas y tantas operaciones «económicas» de los últimos años.

ICV-EUIA gobierna en coalición con el PSC en el Ayuntamiento barcelonés. ¿Debería importarle al PSC la posición crítica de su único socio de gobierno? Debería pero al alcalde Hereu le importa un higo este nudo esencial de la situación. Prefiere buscar apoyos en fuerzas de la oposición siguiendo el ejemplo del conseller de Educación que ya pactó con CiU, en detrimento de ICV-EUiA, la Ley de Educación catalana. ¿Por qué? Porque seguramente el señor Hereu piensa que su gobierno tiene los días contados; que es bueno preparar el futuro, que muchas coaliciones son posibles, o, lo que es peor, por convicción propia, porque a pesar de la crisis aléfica que nos rodea, a pesar de la derrota en primera línea de flotación de la cosmovisión neoliberal, el señor Hereu y sus colegas siguen pensando no que lo pequeño es hermoso sino que lo estrictamente privado es siempre rentable y eficaz, y, si no lo es, hay que trabajar para que lo sea. ¡Qué horror señora Leonor!

Todo lo racional es real y todo lo real es o será racional, decía el clásico. No lo parece. Poco de lo real es razonable y casi nada razonable parece en disposición de adquirir atributos reales. Que los sindicatos del Ayuntamiento, no puedo precisar sus siglas, estén de acuerdo con este proceso de privatización, al lado, justo al lado del PP, CiU y ERC, es un ejemplo de manual de las distancias aléficas entre la racionalidad, por temperada que esta sea, y la «realidad social», entre las decisiones que se toman, y las motivaciones que a ellas subyacen, y lo que podamos llamar cuidado y atención de lo público.

 

PS: El Ayuntamiento asegura que Mémora firmará una cláusula de gratuidad para personas sin recursos y de subvenciones para personas con pocos recursos. Los consejeros de Memora deben estar partiéndose de risa mientras llaman con urgencia a su bufete de abogados para que redacte una cláusula que apenas los comprometa o cuya buscada ambigüedad permita vaciarla en, pongamos, uno, dos, tres años como máximo.

 

Notas

[1] Tomo la información del excelente artículo de Jordi Mumbrú -«Hereu inicia la privatització dels serveis funeraris»- publicado en Público, 13 de julio de 2010 (edición Catalunya), p. 4.

[2] El Ayuntamiento recuperará en la operación el 49% de las acciones de los cementerios de Barcelona actualmente en manos de Mémora cuyos tentáculos, como se ve, son diversos y prolongados. De este modo, el 100% de la gestión de los cementerios, la parte menos rentable, es decir, la gestión, entierro, cobro de tasas y mantenimiento será totalmente público. No parece exagerado que también en esta arista hay un claro caso de subordinación: te cambios cromos poco rentables por cromos muy rentables con algún compromiso por tu parte.