Traducido para Rebelión por LB.
¿Qué es un billón?(1). Una cifra enorme, sin duda. La mejor explicación que he encontrado para esta cifra alucinante es la que proporciona el autor de libros infantiles David Schwartz: «Un millón de segundos vienen a ser unos 11 días y medio. Mil millones de segundos son 32 años. Y un billón de segundos son 32.000 años«.
¿Qué es un billón de dólares? ¿Qué se puede comprar con semejante suma?
Rethink Afganistán(2) -el intento de Robert Greenwald para ayudarnos a entender la guerra contra el terror, sus costos y consecuencias- dispone de una nueva aplicación de Facebook pensada para desglosar con exactitud todo lo que se puede conseguir con un billón de dólares.
Es un ejercicio divertido (en la medida en que puede serlo la guerra contra el terror en Internet) y muy esclarecedor.
Una ronda del juego nos permitió gastar 999.500 millones dólares para lo siguiente:
– Contratar durante un año a todos los trabajadores en Afganistán (930 millones de dólares);
– Pagar la limpieza del derrame de petróleo del Golfo a los precios del 28 de mayo (930 millones de dólares);
-Construir 4 millones de viviendas asequibles (516 millones de dólares);
– Proporcionar atención médica a un promedio de 4 millones de personas durante un año (13.600 millones de dólares);
– Proporcionar atención sanitaria a 5 millones de niños durante un año (11.500 millones de dólares)
– Contratar a 5 millones de profesores de música y arte durante un año (292.500 millones de dólares).
– Financiar Centros de Servicios Sociales para tres millones de niños durante un año (21.900 millones de dólares);
– Generar energía renovable para 1 millón de viviendas durante un año (969,3 millones de dólares);
– Contratar a 2 millones de maestros de enseñanza primaria durante un año (122.200 millones de dólares);
– Proporcionar becas universitarias de un año a 1 millón de estudiantes (7.900 millones de dólares).
… Y nos sobran 516,5 millones dólares (mucho más de lo que necesito para pagar mi préstamo para estudios).
Un billón de dólares es también lo que Estados Unidos ha gastado desde 2001 en operaciones militares en Irak y Afganistán. Y se calcula que antes de que esas guerras hayan terminado se habrán añadido 800.000 millones de dólares más a la factura.
Los inexistentes dividendos de la paz.
Si usted está esperando a que la paz rinda dividendos a medida que las fuerzas estadounidenses se vayan retirando de Irak, puede seguir esperando un rato. Mientras que los costos de la guerra de Irak se han ido reduciendo, los costos de la guerra en Afganistán han ido aumentando. Los costos financieros, el número de tropas y el número de bajas en Afganistán son cada vez mayores. Este año fiscal (AF 2010) por primera vez se está asignando más dinero a Afganistán que a Irak.
Desde 2003 las operaciones militares en Irak han absorbido el grueso del dinero destinado para la guerra: tres o cuatro veces más dinero que el destinado a la guerra de Afganistán. Pero en 2009 esa brecha se redujo drásticamente.
Ahora, en 2010, vamos a gastar un 10% más en Afganistán que en Irak, y la diferencia de gasto será aún mayor cuando los 33.000 millones de dólares suplementarios aprobados para pagar los refuerzos de tropas para Afganistán se añadan a los 72.900 millones de dólares asignados inicialmente. Además, para el 2011 la Administración estadounidense está solicitando 110.300 millones de dólares para operaciones militares en Afganistán y 43.400 millones dólares para operaciones militares en Irak.
Otra forma de pensar en los costos de la guerra es computándolos por persona: ¿cuánto cuesta desplegar a cada soldado? El Centro de Estudios Estratégicos y Evaluación Presupuestaria afirma que «el costo anual por soldado desde el año fiscal 2005 ha sido de un promedio de 1,186 millones de dólares en Afganistán y 0,685 millones de dólares en Irak, en términos constantes del año fiscal 2011«. Esa es otra razón por la cual, a medida que la guerra de Irak va perdiendo fuelle -al ritmo que fuere- lo más probable es que el ahorro sea absorbido por los crecientes gastos de las operaciones militares en Afganistán.
Otra forma de pensar en los costos de la guerra es en términos de horas, minutos y segundos. Laicie Olsen, del Centro de Control de Armas y No Proliferación, ha hecho los cálculos: «En 2010, el aumento de tropas en Afganistán va a costar 2.500 millones dólares por mes, 82 millones de dólares por día, 3.400 millones de dólares por hora, 57.000 dólares por minuto, y 951 dólares por segundo«. Y eso solamente se refiere a los 33.000 millones de dólares aprobados para pagar el aumento de tropas, no a los 171.000 millones de dólares que estamos gastando en las dos guerras.
En resumen, si queremos que la paz nos rinda dividendos vamos a tener que encontrar alguna manera de salir de Irak y Afganistán.
La ineficacia de los fondos
Hay nuevas pruebas que sugieren que los miles de millones que se están gastando actualmente en Afganistán no son particularmente eficaces. Un informe reciente del Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán critica la forma en que el Pentágono ha estado evaluando los progresos obtenidos en el adiestramiento del ejército afgano. Lo más revelador del informe es que, según sus cifras, tras gastar 27.000 millones dólares en entrenar a las fuerzas de seguridad afganas, ni siquiera las unidades mejor entrenadas son capaces todavía de operar de forma independiente (es decir, que necesitan el apoyo de las tropas de EEUU para operar en zonas de combate). Según la reseña del informe que hace el diario New York Times, en el documento se recogen además «datos sobre uso indebido de drogas, altos índices de deserción, corrupción y analfabetismo entre las fuerzas de seguridad afganas«.
En cuanto a la ayuda económica de EEUU a Afganistán, se han identificado problemas similares. En respuesta a una investigación realizada por el Washington Post según la cual los funcionarios afganos han bloqueado sistemáticamente investigaciones de corrupción a personas relacionadas con el ámbito político, el congresista Nita Lowey (D-NY) ha amenazado con bloquear una nueva partida de ayuda de 3.900 millones dólares hasta que «tenga la certeza de que el dinero del contribuyente estadounidense no está siendo empleado fraudulentamente para llenar los bolsillos de los funcionarios corruptos del gobierno afgano, de los señores de la droga y de los terroristas«.
Así pues, los costos de la guerra y los gastos de los preparativos de guerra siguen aumentando, incluso en medio de la prolongada recesión económica y de una profunda ansiedad por el futuro. Se necesitan nuevas ideas y nuevas perspectivas para equilibrar un sistema profundamente disfuncional.
Mientras tanto, el presupuesto base del Pentágono -sin contar las guerras de Irak y Afganistán- sigue aumentando. De los más de 700.000 millones de dólares de gasto militar en 2011, aproximadamente 550.000 millones de dólares están destinados al presupuesto «ordinario» del Pentágono.
En resumen, el presupuesto de gastos ordinarios del Pentágono es más de tres veces superior a la cantidad que se está gastando en sus guerras. Por ello, existe un amplio margen para reducir el presupuesto ordinario del Pentágono incluso manteniendo en sus altos niveles actuales los costos de Afganistán e Irak.
Un nuevo informe muestra cómo podría hacerse. Deuda, déficits y defensa: un paso adelante es un documento elaborado por la Fuerza de Choque de Defensa Sostenible donde se muestra cómo el Pentágono puede contribuir significativamente a reducir el déficit sin dejar de avanzar en las metas de seguridad nacional.
El informe presenta las opciones existentes para reducir el presupuesto del Pentágono, ahorrando casi un billón de dólares durante la próxima década.
Los recortes sugeridos incluyen un ahorro de más de 113.000 millones de dólares que se obtiene reduciendo el arsenal nuclear de EEUU a un total de 1.050 ojivas desplegadas en 450 misiles terrestres y en siete submarinos de la clase Ohio; un ahorro de más de 200.000 millones de dólares conseguido al reducir la presencia militar rutinaria de EEUU en Europa y Asia a 100.000 efectivos y al reducir el contingente total de personal militar uniformado a 1,3 millones de efectivos; y un ahorro de más de 138.000 millones de dólares obtenible sustituyendo los costosos e inutilizables sistemas de armas por alternativas más prácticas y menos costosas. Algunos de los sistemas de armamento a reemplazar serían las aeronaves de combate F-35, el MV-22 Osprey, y el Vehículo Expedicionario de Combate.
Y la lista continúa.
Deuda, déficits y defensa no es el único compendio de buenas ideas sobre cómo reducir el gasto militar. Sin embargo, echando otro vistazo a la lista de cosas que podríamos comprar con un billón de dólares si no los estuviéramos gastando en guerras en el extranjero, ese documento es un buen punto de partida para iniciar esta tarea tanto tiempo demorada.
NOTAS:
(1) El vocablo del inglés americano «trillion«, que es el que el autor utiliza en este artículo, se presta a equívocos dado que su sentido varía no solo en castellano sino también en inglés británico. Las equivalencias correctas, indispensables para comprender correctamente este texto, son las siguientes:
1 billion (inglés americano) = 1.000 millones (castellano)
1 trillion (inglés americano) = 1 billón / un millón de millones (castellano)