La resistencia de la Unión Europea a la adhesión de Turquía por considerar que no cumple los criterios exigidos en materia de Derechos Humanos no está del todo injustificada, pero la clave que explica la poco probable integración de Turquía en la UE es el racismo europeo. Así se expresó el domingo el intelectual estadounidense […]
La resistencia de la Unión Europea a la adhesión de Turquía por considerar que no cumple los criterios exigidos en materia de Derechos Humanos no está del todo injustificada, pero la clave que explica la poco probable integración de Turquía en la UE es el racismo europeo. Así se expresó el domingo el intelectual estadounidense Noam Chomsky, tras su conferencia en la Universidad de Bilgi de Estambul.
En una larga entrevista concedida al diario Zaman, el activo académico norteamericano expresó sus opiniones sobre la situación actual en Turquía y el estado de sus relaciones con los vecinos de su entorno. En referencia a las negociaciones para su ingreso en la UE, explicó que aunque «Europa puede afirmar, con cierta justificación, que Turquía no ha cumplido con todas las exigencias sobre derechos humanos, considero que éste no es el motivo principal… pienso que se debe al racismo. Esa es la razón de fondo por la que es poco probable que Turquía sea aceptada en la UE, incluso si cumpliera toda la normativa de derechos humanos».
Chomsky se refirió de esa forma a las recientes declaraciones de la presidenta alemana Angela Merkel, en las que aseguró que la cultura de su país se basa en valores cristianos y judíos por lo que pidió a los musulmanes que aceptaran este hecho. Para Chomsky, sin embargo, la referencia de Merkel a los valores judíos se debe al tema del Holocausto y no a que realmente éstos formen parte de la cultura alemana, lo que fue en cualquier caso «una declaración bastante extrema y racista por parte de una importante figura política en Europa». Consideró que Alemania es sólo uno de los países europeos donde se puede ver una «reacción de la derecha contra los inmigrantes musulmanes».
Los esfuerzos de Turquía por ingresar en la Unión Europea datan de medio siglo atrás, aunque sólo en 2005 comenzaron las conversaciones oficiales para tratar las cuestiones de su adhesión. Estas negociaciones se han desarrollado de manera muy lenta y se espera que duren aún una década más. El entusiasmo inicial por parte de la población se ha ido desvaneciendo a medida que transcurría el tiempo y se hacían más duras las exigencias por parte de la institución europea, así como se evidenciaba que el principal escollo eran las diferencias culturales.
Según Chomsky, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos se escuda en las numerosas sentencias condenatorias contra Turquía por la violación de estos derechos, e insiste en que la normativa y los procedimientos se ajusten a la normativa europea en esta materia. Pero ello no oculta el hecho de que existen más graves infractores como es Gran Bretaña, que participó en la invasión de Iraq.
«¿Ha hecho Turquía algo similar? -se preguntó el intelectual-, todo lo contrario, se negó a participar en la invasión. Y ése es un nivel mucho mayor de respeto de los derechos humanos e, incluso, de la legislación internacional», afirmó.
«Mientras Europa mantuvo una importante homogeneidad, no aparecieron serias evidencias de racismo. Pero a medida que fue creciendo la inmigración, éste ha ido en aumento. Siempre percibí cómo Europa se volvía más racista», explicó Chomsky.
Obstaculizado el papel de Turquía en la región
Para el intelectual norteamericano, las tensiones entre Turquía y Occidente se han ido gestando tras su negativa, en 2003, a permitir el paso de las fuerzas estadounidenses por su territorio para la guerra en Iraq, y con el estancamiento del diálogo de adhesión a la UE. Este disenso obstaculiza a su vez la función reconciliadora que Ankara quiere jugar entre Oriente Próximo y Occidente.
En sus declaraciones Chomsky consideró que ese papel de mediador es una decisión acertada pero difícil de mantener. Principalmente porque EEUU tiene interés en que no prospere. Y citó como ejemplo la mediación de Turquía y Brasil en el acuerdo sobre el enriquecimiento nuclear de Irán. Cuando la república islámica aceptó el compromiso con Turquía, para que fuera éste el que entregara una pequeña cantidad controlada de uranio enriquecido [la cantidad estimada para la producción de energía eléctrica en centrales nucleares], EEUU rechazó el acuerdo y empujó, con éxito, la imposición de sanciones contra Irán en el Consejo de Seguridad de la ONU. Estas sanciones convirtieron en papel mojado lo pactado entre Ankara, Teherán y Brasilia, y dieron a EEUU la hegemonía, pues «no quería que nadie se hiciera cargo» de ese intercambio nuclear. «Washington esta furioso con Turquía y Brasil, pero aún más con China porque sigue sin prestar colaboración en las sanciones. Todo ello es un claro síntoma de la multipolaridad creciente en el mundo. Los EEUU siguen siendo el país más poderoso, pero ya no tiene la autoridad que exhibía un tiempo atrás. En ese contexto Turquía está desarrollando un papel destacado en una región que cuenta con importantes recursos energéticos del mundo». «Creo que Turquía puede desempeñar una función constructiva y útil para la reconciliación y resolución de algunos de los muchos problemas internos de la región. No es fácil, pero es posible».
Noam Chomsky también se refirió a otra cuestión reciente que había tensado las relaciones turco-estadounidenses: el asalto israelí contra la flotilla de la libertad de ayuda a Gaza, el pasado 31 de mayo, en el que murieron ocho turcos y un ciudadano estadounidense de origen turco. El intelectual fue claro en condenar a Israel.
«Se trata claramente de un grave atentado criminal», dijo. «Fue un secuestro en aguas internacionales y hubo asesinatos de manera brutal. Pero aunque este caso fue más grave que otros, Israel lleva practicando el secuestro de navíos y personas en aguas internacionales, y su asesinato en ocasiones o el encarcelamiento durante largos periodos, durante los últimos 30 años sin que EEUU haya dejado de permitírselo.
Visibles mejoras en la cuestión kurda
Por último, el profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) se refirió a la situación de los derechos humanos en Turquía y la conflictiva cuestión kurda. Chomsky, que viajó en 2002 a Estambul para apoyar a su editor en un proceso judicial, dijo haber visto importantes mejoras en las prácticas de derechos humanos en el país, y en particular sobre el tema kurdo.
Aseguró que desde su última visita al país «ha habido una lenta mejoría y apertura en algunas cuestiones. No son suficientes, pero son un paso. Desgraciadamente tras las elecciones municipales se ha retrocedido, aunque espero que se rectifique pues hay oportunidades para llevar a la reconciliación». Chomsky, siempre se ha mostrado muy crítico con las políticas aplicadas contra los kurdos, especialmente en la década de los 90.
Noam Chomsky llegó a Estambul el viernes para participar a lo largo del fin de semana en una reunión internacional sobre la libertad de expresión que se celebró en la Universidad de Bilgi.
Antonio Cuesta es corresponsal de Prensa Latina en Turquía.
Su blog personal: errant.es
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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