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7 de Noviembre, Día de la Defensa de Madrid

Fuentes: Rebelión

El ejército fascista se rompió al chocar con la defensa del pueblo de Madrid. El 7 de Noviembre de 1936 el ejército golpista formado por tropas coloniales, junto con miles de mercenarios marroquíes, italianos, portugueses y la aviación nazi alemana se lanzó a ocupar la capital calculando en cuestión de días la derrota de la […]

El ejército fascista se rompió al chocar con la defensa del pueblo de Madrid. El 7 de Noviembre de 1936 el ejército golpista formado por tropas coloniales, junto con miles de mercenarios marroquíes, italianos, portugueses y la aviación nazi alemana se lanzó a ocupar la capital calculando en cuestión de días la derrota de la República. Pero el pueblo trabajador no quería bajo ningún concepto volver a ser esclavo. La República había cambiado la vida, había sido el punto de inflexión entre la España borbónica, de crisis económica y corrupción, y las mejoras sociales y los derechos que dignificaban a los campesinos y a los obreros.

Cuando días antes del asalto a Madrid por los fascistas, Miaja y Vicente Rojo se hacen responsables de la defensa por encargo del Gobierno, que abandona la capital para instalarse en Valencia, encuentran que los medios para llevar a cabo esa tarea son tan escasos que hacen sentir el ridículo por semejante mandato. No disponen de ninguna organización militar bajo su mando porque el ejército había sido disuelto, tan solo les llega información de que hay trabajadores que en grupos, sin contacto entre ellos, acuden a enfrentarse con medios personales a las primeras tropas fascistas que llegan en avanzada, y por tanto la línea del frente esta al descubierto. En el recuento de armas disponibles que se entrega a Miaja y a Vicente Rojo apenas hay mas que fusiles, unos cientos, la munición es escasísima y tan diversa que se hace difícil pensar en su disposición para cuando se necesite, se cuentan hasta siete calibres distintos, a ello se suma una docena de tanques y algunos cañones, entre los que solo uno de ellos es de gran calibre. No hay tropas disponibles y solo se cuenta con numerosos voluntarios, que por otra parte se disponen a aprender el manejo de las armas. Como son muy escasos los que disponen de tales conocimientos la enseñanza se hace a partir de quienes tienen algún conocimiento de mecánica, y éste a su vez lo transmitirá por grupos: como se desmonta, como se desencasquilla, como se carga, como hay que sujetar el fusil… y con estos emprendedores republicanos al cargo de militantes de sindicatos obreros y políticos, más la población civil en general se emprenderá la resistencia organizada, que tendrá su principal núcleo de creación del ejército popular entre los militantes del Partido Comunista de España, en el patio del convento que había sido abandonado por los curas de la calle Francos Rodríguez, de Madrid, el Partido Comunista crea el Quinto Regimiento, del que saldrían los cuadros militares, a marchas forzadas, de lo que sería el Ejército Popular, el ejército que defendió la República hasta el último día, después de culminarse una traición silenciada durante todos estos años: cuando el pueblo de Madrid se acercaba a los tres años de resistencia en defensa de la República, el pueblo y la República fueron traicionados por un golpe militar que desde dentro dieron los seguidores del PSOE dirigidos por Besteiro junto con miembros de la CNT de Mera, y militares bajo la dirección de Casado, después de haber entrado en negociaciones con Franco y sus generales: El último parte de guerra faccioso leído por Franco decía: «Sometido y desarmado el Ejército rojo…», y los dos golpes de Estado llevaron al paredón a 140.000 compañeros, a la cárcel a más de 300.000, y al exilio a 500.000, sin contar con otros 250.000 caídos en combate, y esto sin mencionar el hambre, las enfermedades y el terror en que se vivió desde entonces.

De los restos del ejército popular se compondría la guerrilla antifranquista que permaneció combatiendo hasta entrados los años 60, sobre todo en el campo pero también en las ciudades. En paralelo el movimiento obrero se iría recomponiendo y junto con otras resistencias alcanzarían el final del franquismo o sobrepasarían la muerte de Franco. Pero el 7 de Noviembre del 36, conmemorado hoy como Día de la Defensa de Madrid, abrió para la Historia un tiempo épico, y para que pudiese ser nombrado así por los historiadores y recordado de este modo por los comunistas y otros militantes republicanos, los trabajadores los trabajadores debieron escuchar a los nuevos responsables militares, a los dirigentes del Quinto Regimiento, a las organizaciones populares, y se fueron encuadrando en batallones por oficios, los carpinteros, los zapateros, los peluqueros, los metalúrgicos, los albañiles, …acudiendo por miles a la línea de defensa trazada para coger el fusil del que caía muerto o herido. Las mujeres formaban parte de las nuevas tropas, y las que no podían hacerlo iban, algunas hasta con sus hijos e hijas, a tender alambradas, a levantar barricadas, a transportar alimentos, … la población trabajadora en su conjunto alcanzó un estado de efervescencia antifascista tal que fue capaz de asombrar al mundo entero en su resistencia al fascismo y por la defensa de sus conquistas sociales.

En los límites de Madrid se enfrentaban a muerte dos visiones de la existencia, en el lado de los trabajadores la que quería libertad, justicia social y la República que abriese un mundo nuevo, y en el lado de los fascistas el clasismo, el absolutismo, la negación de la libertad y de la justicia social, la vuelta al pasado.

Ese mismo día 7 de Noviembre desfilaban por la Gran Vía los primeros voluntarios internacionales, principalmente obreros, que habían venido de todas las latitudes a defender la libertad de España. Solo unas semanas después de comenzados su entrenamiento en Albacete, con conocimientos militares muy escasos, tras una llamada de máxima urgencia de los responsables de la defensa de la capital se presentaron en Madrid para impedir junto con el pueblo el avance fascista por la Ciudad Universitaria y la Casa de Campo. Formaban lo que se conocería como Brigadas Internacionales. Madrid capital antifascista del mundo, Capital de la gloria que diría Alberti en uno de sus poemas, y Juan Eduardo Zúñiga tituló así uno de sus libros.

Hoy, 7 de Noviembre, Día de la Defensa de Madrid, hay que decir bien alto que el derecho a saber es un derecho colectivo que tiene su origen en la Historia y en el derecho a la verdad. Hay que decir bien alto que reivindicamos la Memoria Histórica porque en ella se encuentra la identidad colectiva, y para adueñarnos del presente tenemos que saber de dónde venimos y quienes somos, ¿por qué creéis si no que el olvido ha tenido y tiene tanto predicamento en el franquismo y en su continuación?

Honor y gloria a los defensores de Madrid, a los defensores de la libertad y la justicia social que representaba nuestra República. Los descendientes de aquella resistencia al fascismo nos honramos con su sacrificio y como ellos decimos «No pasarán». Viva la República y viva el Socialismo.

Ramón Pedregal Casanova es autor de «Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios», editado por Fundación Domingo Malagón y Asociación Foro por la Memoria ([email protected])

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.