Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Mientras los estudiantes palestinos y el profesorado se prepara para las clases de otoño en el College Nassar y en la Universidad Al-Fatah en Trípoli, así como en la Universidad Garyounis, en Bengasi, y en la Universidad Omar Mujtar, situada cerca de Al Bayda, hay una petición que está circulando por los campus.
Entre los organizadores de la petición y los primeros firmantes figuran mayoritariamente refugiados palestinos, libios pro-palestinos y diversos extranjeros residentes en el país. Como parte de su campaña, los refugiados están requiriendo de la Autoridad Palestina con sede en Ramala, en la Palestina Ocupada, que envíe al «Representante palestino» que está de gira por Oriente Medio un par de días a Tripoli como parte de las acciones preliminares a la supuesta votación que se celebrará en las Naciones Unidas para admitir a Palestina como el 194 Estado miembro de las Naciones Unidas.
Al visitar a varios estudiantes, académicos y hombres de negocios palestinos, a los que por lo general les ha ido bien aquí y cuyas familias llegaron hace 29 años tras la masacre de los campos de Sabra y Shatila en Beirut facilitada por Israel en 1982, hay algo que queda meridianamente claro. Que los refugiados palestinos en Libia, habitualmente fuera de los focos internacionales, están muy motivados y decididos en su intento por conseguir un estado con las fronteras de 1967. Varios de ellos han expresado su apoyo para tratar de superar el anticipado veto de EEUU en el Consejo de Seguridad invocando la Resolución 377 de 1950 «Uniting for Peace» y anulando el veto estadounidense con las dos terceras partes del voto de la Asamblea General, de lo cual hay precedentes jurídicos internacionales.
Varios cientos de refugiados palestinos han vuelto a Libia en los últimos diez días al mejorar la situación de la seguridad y están retomando sus medios de vida, que, comparados con los de los 57 campos de refugiados palestinos en la región del Levante, pueden considerarse privilegiados. Como consecuencia de una iniciativa de la ONG por los Derechos de la Mujer de Aisha Gadafi, Wa Attasimou, en diciembre de 2010, el Congreso del Pueblo promulgó una ley que garantiza a las mujeres y a los refugiados palestinos todos los derechos para adquirir y rechazar la nacionalidad para una esposa y los niños de un matrimonio mixto. El 24 de julio de ese año, Aisha fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad de las Naciones Unidas por su labor centrada en los derechos de las mujeres de Libia, en combatir la pobreza y el SIDA. En febrero de 2011, la Secretaria de Estado de EEUU Clinton insistió en que Ban Ki-Moon tenía que privarla de ese puesto y sin molestarse en respetar los procedimientos administrativos de las Naciones Unidas, cosa que él hizo con prontitud.
De los hijos de Gadafi, Aisha y su hermano Saif al-Islam son los que más estrechamente comparten el compromiso inquebrantable de su padre con la causa de la justicia para Palestina y son ampliamente admirados por los palestinos que se encuentran en Libia.
Sea lo que sea lo que uno pueda pensar estos días acerca del «líder hermano», el estatus social y las condiciones económicas de los refugiados palestinos en Libia, como en el resto de países árabes, ha estado determinado por los dirigentes de cada país y por el grado en el que esos dirigentes juegan la carta palestina en su propio beneficio, tanto a nivel interno como internacional.
Muamar Gadafi no es una excepción y aunque su gobierno parece haber llegado a su final, quizá no sea totalmente así en cuanto a la cuestión palestina. Gadafi se ha ganado un sitio honorable en la historia de la Revolución palestina. Se ha mantenido por encima de otros dirigentes árabes en su posición de resistencia inalterada y en su poca disposición a renunciar a sus demandas sobre el Derecho total al Retorno de toda la diáspora de refugiados palestinos que se hallan en su país.
A pesar de alguna conducta voluble después de Oslo y en otro par de ocasiones, la concesión de Gadafi de los derechos humanos reconocidos internacionalmente a todos los palestinos refugiados acogidos por Libia, sitúa a Libia en el actual período ligeramente por detrás de Jordania y se iguala con Siria en el apoyo, durante los últimos treinta años, de aquellos cuya tierra y hogares robaron los colonos sionistas.
Sin embargo, un importante número de palestinos en Libia están ahora sintiendo un comprobable temor de que el nuevo «gobierno de la OTAN» no sólo reconozca a Israel y vuelque sobre los israelíes pedazos importantes de la economía libia, sino que cualquier gobierno que emerja podría también restringir sus derechos en este país.
Algunos de ellos le han comentado a este observador que si Gadafi no va a volver, al menos sus hijos apoyan ardientemente la causa palestina y confían en que puedan influir en las futuras acciones del nuevo gobierno.
Pero eso es ya también bastante improbable.
Según Aisha, ella y su hermano mayor Saif hablaban a menudo de política con su padre y una vez hicieron un concurso, hace varios años, para ver quien podía recitar la lista de todos los «planes de paz» fracasados para Palestina para su adorado padre durante una cena de su cumpleaños. Aisha, que era, en cuanto a inteligencia, la mejor en la escuela de los retoños de Gadafi, ganó el concurso entre sus hermanos. El recitado de Aisha acerca de los «planes de paz» fracasados fue:
«Propuesta de Paz del Conde Foke Bernadotte (1947-1948), Resolucion 242 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (22 noviembre 1967), Paz por Territorios (1967), Misión Jarring (1967-1971), Plan Allon (26 julio 1967), Plan Rogers (1969), Resolucion 338 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (22 octubre 1973), Plan Reagan (1 septiembre 1982), Acuerdos de Oslo (1993), Memorandum de Wye River ( 23 octubre 1998), Cumbre de Camp David 2000 (2000), Los Parámetros de Clinton (23 diciembre 2000), Cumbre de Taba (January, 2001), Paz de Plan Elon (2002), Acuerdo Nusseibeh-Ayalon (2002), Iniciativa Árabe de Paz (28 marzo 2002), La Voz del Pueblo (27 julio 2002) y la Hoja de Ruta para la Paz (30 abril 2003).»
¡Y afirma que aún puede hacerlo incorporando los fracasos más recientes!
Saif es igualmente un firme defensor de los derechos palestinos y, como en el caso de su padre y hermanos, aboga por la solución de un estado único, como hizo en varias conferencias ofrecidas en Inglaterra, incluyendo la de Chatham House y otros lugares.
Según Saif:
«Mi padre nos dijo que antes de que naciéramos le gustaba leer el Libro Rojo de Citas de Mao y que más de una vez le escribió al Presidente Mao para discutir algunos detalles del mismo. Después, padre escribió el Libro Verde y finalmente ambos trabajamos en el Libro Blanco. El proyecto del Libro Blanco fue algo que ambos disfrutábamos y creemos que es la única solución viable. Pienso que la mayoría de los palestinos en Libia están de acuerdo pero puede Vd. preguntarle a ellos.»
A este observador le parece que los refugiados palestinos en Libia, sin duda influidos por los innumerables discursos de Moamar Gadafi sobre la cuestión en las últimas cuatro décadas, se encuentran entre los más ardientes partidarios, dentro de la comunidad palestina, de la solución de Un Único Estado a la cuestión palestina.
El Libro Blanco analiza la historia de Palestina, señala los muchos fallos de una solución de dos estados y propone un único estado, llamado «Isratine». Saif y Aisha explicaban que el nombre puede parecer algo estúpido y algunos lo han ridiculizado pero que el primer Parlamento podría elegir el nombre que prefiriera para el nuevo país».
Que Saif pueda continuar el trabajo de su familia en la cuestión palestina es actualmente bastante problemático. Un equipo de seis juristas internacionales, organizados por dos estadounidenses, a petición de los aliados de Gadafi durante mucho tiempo, ha pedido a Aisha, como experta jurista, que se una al equipo legal que está preparando la defensa de Saif contra las acusaciones formuladas por la Corte Penal Internacional (CPI) o dentro de Libia. Aisha ha trabajado en varios proyectos jurídicos, incluyendo la defensa de Muntadhar al-Zaidi cuando tuvo que enfrentarse a los cargos consecuencia del incidente del zapato que le lanzó a George Bush en Bagdad.
El equipo dirigido por los estadounidenses ha sabido que el Consejo Nacional Transitorio ha recibido instrucciones de la OTAN de matar a Saif en cuanto le encuentren en vez de llevarle a juicio ya sea dentro o fuera de Libia. La OTAN es totalmente consciente de que un juicio internacional a Saif se convertiría rápidamente en un juicio a la OTAN. Puede que ese juicio necesitara de años para llevarse a cabo dadas las pruebas condenatorias contra la OTAN recopiladas por varios proyectos de investigación en Libia que ya abarcan cuatro meses mientras quedan por catalogar las pruebas demostrativas.
Está también en preparación una demanda contra la OTAN que va a presentarse ante el Tribunal Federal estadounidense del Distrito de Columbia, y utilizará las relativamente liberales Normas Federales del Procedimiento Civil para introducir documentación voluminosa denunciando los crímenes de la OTAN contra los civiles libios.
En el próximo e incierto período para los refugiados palestinos en Libia, los acontecimientos de este otoño ante las Naciones Unidas y la composición del próximo gobierno de Libia van a influir en muy gran medida.
Franklin Lamb es autor de «The Price We Pay: A Quarter Century of Israel’s use of American Weapon’s against Lebanon» (1978-2006), disponible en Amazon.com.uk, y de «Hizbollah: A Brief Guide for Beginners». Ha participado en las investigaciones de la Comisión Kahan sobre la masacre de Sabra y Shatila. Se encuentra actualmente en Libia. Puede contactarse con él en: [email protected]