Recomiendo:
0

Una lección de ética

Fuentes: La Jornada

El pasado miércoles apareció un comentario editorial en las páginas del diario The New York Times firmado por Greg Smith, ejecutivo de Goldman Sachs, uno de los más grandes bancos de inversión en el mundo, cuyo centro neurálgico está en Wall Street. El comentario ha desencadenado una ola de indignación entre algunos de los clientes […]

El pasado miércoles apareció un comentario editorial en las páginas del diario The New York Times firmado por Greg Smith, ejecutivo de Goldman Sachs, uno de los más grandes bancos de inversión en el mundo, cuyo centro neurálgico está en Wall Street. El comentario ha desencadenado una ola de indignación entre algunos de los clientes de esa corporación y ha levantado los más agudos comentarios entre quienes consideran que el sector financiero ha llegado a excesos que nuevamente ponen en entredicho la ética de quienes despachan ahí. Por sus implicaciones, vale tratar de resumir lo expresado por Smith.

«Después de 12 años hoy es mi último día en Goldman Sachs … creo haber trabajado suficiente tiempo en la firma para entender su trayectoria, su cultura, a su gente y su identidad. Puedo decir que en la actualidad el ambiente en la empresa es tan tóxico y destructivo como nunca. Los intereses de la firma han hecho a un lado los de los clientes; se ha perdido la integridad y el espíritu de humildad que permitió a Goldman Sachs ganar la confianza de ellos a lo largo de 143 años. No se trataba sólo de hacer dinero, pues ese fin por si sólo no es capaz de mantener una corporación por tanto tiempo. Había razones para sentirse orgulloso de ella. Veo con tristeza que esa cultura ha desaparecido. Mis clientes representan inversiones por más de un billón de dólares y estoy orgulloso de haberles ofrecido siempre el consejo que consideré era el mejor para su beneficio, incluso si esto representaba menos dinero para la firma. En la actualidad es posible ser promovido a posiciones de influencia mediante a) persuadir a los clientes a invertir en valores y otros productos de los que la firma trata de deshacerse porque no tienen un potencial de ganancia suficiente b) involucrar a clientes en inversiones mediante las que la firma obtenga mayor ganancia -sin importar lo conveniente que sea para el cliente c) negociar cualquier producto de difícil liquidez… Todo se concreta a obtener la mayor cantidad de dinero de ellos… Me enferma el cinismo con el que se les esquilma.»

Es evidente que, no obstante los esfuerzos del gobierno del presidente Barck Obama por impulsar una legislación más estricta, que evite la discrecionalidad e irresponsabilidad de quienes manejan el sistema financiero, sus dirigentes continúan asignándose escandalosos bonos a costa de quienes confían en ellos y de la sociedad en su conjunto, como ya se vio con el paquete de salvamento del sector financiero. Muestra de ello son los 15 mil millones de dólares en bonos que los directivos de Goldman Sachs se repartieron, producto de sus ganancias en 2010 (The Guardian, 19/1/11).

Y todavía hay quienes critican a los que se plantaron en Wall Street para protestar por estos latrocinios.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2012/03/19/opinion/016o1pol