El presidente Obama ha avivado las llamas de la guerra civil de Siria y mentido al Congreso acerca de su «modesto» papel en ese conflicto. Entre 2002 y 2007 visité Siria cuatro veces. Recorrí los fértiles valles paralelos a la costa mediterránea y la frontera de alambre de púa con Israel en las Alturas de […]
El presidente Obama ha avivado las llamas de la guerra civil de Siria y mentido al Congreso acerca de su «modesto» papel en ese conflicto. Entre 2002 y 2007 visité Siria cuatro veces. Recorrí los fértiles valles paralelos a la costa mediterránea y la frontera de alambre de púa con Israel en las Alturas de Golán.
Suníes, chiíes, kurdos, cristianos e incluso judíos me lo aseguraron; el gobierno de Assad alentó la libertad de religión, pero no ha practicado políticas democráticas. Durante la primavera árabe, el no haber realizado reformas metió a su gobierno en problemas. En vez de dialogar con manifestantes sirios, trató de cubrir los puntos débiles de la fachada de su gobierno autoritario. Luego Arabia Saudí y Qatar, que no son modelos de democracia, suministraron dinero, armas y tropas extranjeras para intensificar el conflicto en Siria. Washington y Europa Occidental, con sus socios petroleros regionales, comenzaron a avivar una guerra que ha costado 70 000 vidas sirias y ha dejado más de un millón de refugiados.
Obama aseguró al Congreso que Washington solo suministró un mínimo de ayuda no letal al «Ejército Libre Sirio», mientras que simultáneamente ordenaba a la CIA supervisar grandes embarques de armas para los rebeldes, incluyendo algunos que han sido enemigos jurados de Occidente con perspectivas islamistas extremas. Las fotos y las historias de horror muestran ruinas donde una vez estuvieron viviendas y edificios públicos, dramatizan el hambre donde una vez los restaurantes y mercados ofrecieron abundante comida. ¿Por qué Obama ha dirigido esta marcha de la muerte en la que Washington «ayuda» a rebeldes aliados al Islam de derecha? Estos son sectores que, si triunfaran en la guerra, pudieran (y lo harían) virar esas armas contra los mismos gobiernos que las suministran.
The New York Times reveló las mentiras de Obama acerca del papel de EE.UU. en esta guerra y, acerca del nivel de participación de Washington en ella. Los esfuerzos de EE.UU. han excedido con mucho lo que el presidente ha admitido. La CIA ha canalizado y distribuido grandes cargamentos de armas a los rebeldes -más de 3 500 toneladas hasta la fecha- desde Jordania y Turquía, mientras que Obama aseguraba que era ayuda militar «no letal». (C. J.Chivers y Eic Schmitt, 24 de marzo de 2013.)
«El papel de la CIA en facilitar los embarques [de armas]… dio a Estados Unidos un grado de influencia en el proceso [de distribución de las armas]… Funcionarios norteamericanos han confirmado que altos funcionarios de la Casa Blanca eran informados de manera regular acerca de los embarques [de armas]». (Chivers y Schmitt)
Obama supervisó los suministros de armas al Frente Al Nusra, la fuerza de combate más eficaz de los rebeldes sirios, vinculado a grupos terroristas islámico.
Testigos en Siria noroccidental aseguran que algunos rebeldes usaron esas armas para hacer limpieza étnica (matanzas) de las aldeas alawitas y cristianas. (Patrick J. McDonnell y Nabih Bulos, Los Angeles Times, 26 de marzo de 2013.)
La oposición de Obama a las conversaciones de paz con el gobierno de Assad, del cual exige la rendición, plantea una pregunta. ¿Por qué exigir la rendición cómo «prerrequisito» para negociar la salida del gobierno de Siria?
Durante la última década, el gobierno de Assad ha suministrado a Washington alertas de inteligencia acerca de planes de ataques terroristas contra objetivos norteamericanos. Estas advertencias, confirmadas por el entonces embajador Thedore Kattouf al exsenador James Abouzrek, demócrata por Dakota del Sur, y a mí mismo (2003) ayudaron a salvar vidas y propiedades norteamericanas. Un exembajador sirio a Washington se quejó de la falta de respuesta positiva a ellos por parte de EE.UU., siguiendo el dicho de que «ningún buen acto deja de ser castigado».
Obama escogió a su propio candidato para representar a la «Coalición Nacional de la Revolución Siria» al nombrar como primer ministro no elegido a Ghassan Hitto, un sirio-norteamericano y ciudadano de EE.UU. quien ha vivido la mayor parte de los 30 años anteriores en EE.UU.
Moaz al-Khatib, el anterior jefe de la Coalición Nacional de la Revolución Siria, había renunciado en protesta por la oposición de Obama a las negociaciones de paz con Assad. Así que, «Obama hizo de un ciudadano de EE.UU. el primer ministro del grupo opositor y le instruyó no hablar con el gobierno de Assad, ignorando a los millones que permanecen en Siria y han sido testigos de la destrucción de su país debido a que extraños han prohibido las negociaciones que pudieran solucionar el conflicto». (Martin Chulov, The Guardian, 24 Marzo de 2013.)
Obama también presionó a la Liga Árabe, formada en su mayoría por gobiernos leales a Washington, para que autorizara a la no elegida Coalición Nacional de la Revolución Siria como gobierno de Siria. El lugar de los rebeldes en la Liga Árabe implica que EE.UU. quiere un «cambio de régimen» no importa cuanta gente muera, o el olor enconado de alternativas políticas existentes.
Rusia calificó a la decisión de la Liga Árabe como «… un aliento total a las fuerzas [rebeldes] las cuales, desafortunadamente, continúan apostando por una solución militar en Siria, sin mirar la multiplicación día tras día del dolor y sufrimiento de los sirios…» Moscú desea un acuerdo político, no alternativas militares destructivas. (Shamus Cooke)
Obama incrementó al tráfico de armas. «… El secretario de Estado John Kerry desestimo la oferta de conversaciones [de paz] del ministro sirio del Exterior y en su lugar comenzó una gira por seis capitales europeas y árabes [para ayudar a organizar el apoyo a los rebeldes sirios]». (Thomas Grove y Steve Gutterman, 25 de febrero de 2013, Reuters.)
Obama no puede dictar el resultado de la guerra de Siria porque no tiene el apoyo popular para enviar fuerzas norteamericanas. Sin embargo, él sí decidirá cuando comienzan las conversaciones de paz y bajo qué condiciones. Después de dos años, la Fuerza Aérea de Assad aún ataca las posiciones rebeldes. Evidentemente Assad mantiene un apoyo significativo en el país, algo que los principales medios ignoran.
Obama fingió indignación cuando los medios reportaron el uso de armas químicas en Siria. ¿Habrá olvidado las toneladas del Agente Naranja que aviones norteamericanos lanzaron sobre Vietnam, cuando advirtió a Assad que no pensara siquiera en usar armas químicas? En realidad Siria había acusado a los rebeldes de usar productos químicos, lo cual Washington desestimó sin investigar. Sin embargo, los rebeldes sirios admitieron que habían usado armas químicas para matar a 16 soldados gubernamentales sirios y a 10 civiles. Luego s rebeldes aseguraron que el gobierno había bombardeado accidentalmente con esos productos a su propia gente. Obama no ha respondido a las aseveraciones de atrocidades de los rebeldes contra la población siria.
¿Por qué debe implicarse tanto Washington en la guerra siria? Para debilitar a Irán, aliado de Siria, y fortalecer a los sórdidos socios de la OTAN en el Medio Oriente.
En su intento por derrocar al gobierno de Assad, Obama se ha dedicado exclusivamente a la estrategia de «debilitar la posición estratégica de Irán e incitar un movimiento que desate el derrocamiento de la República Islámica»
En 2004, Saul Landau produjo Siria; entre Iraq y un difícil lugar, en DVD por medio de roundworldproductions.com.
Fuente: http://progreso-semanal.com/ini/index.php/nuestro-mundo/6762-el-horror-sirio-de-obama