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Tinzawatén

Fuentes: Quilombo

En la ruta transahariana que llega hasta las puertas de Melilla, existe un lugar inhóspito y reseco que se llama Tinzawatén. Esta comuna rural se encuentra dividida en dos, entre la frontera entre Argelia y Malí, que no existía durante la dominación francesa. Antes del reciente conflicto militar en Malí, los militares argelinos solían abandonar […]

En la ruta transahariana que llega hasta las puertas de Melilla, existe un lugar inhóspito y reseco que se llama Tinzawatén. Esta comuna rural se encuentra dividida en dos, entre la frontera entre Argelia y Malí, que no existía durante la dominación francesa. Antes del reciente conflicto militar en Malí, los militares argelinos solían abandonar allí a su suerte a muchos de los migrantes negroafricanos que detenía en su territorio. Algunos habían sido previamente expulsados por Marruecos (vía Oujda) o Libia (vía Djanet). Estas personas acababan por alojarse como podían en las casas abandonadas del lado maliense, a 350 kilómetros al norte de Kidal, territorio controlado por los kel tamasheq (tuareg). Allí quedaban atrapados a temperaturas extremas, sin ingresos, sin cuidados médicos, sin poder ir al norte o al sur, intentando buscar la manera de retomar el camino. Entre los migrantes expulsados Tinzawatén es conocida como «el infierno» o «la ciudad de la locura», por las durísimas condiciones a las que se encuentra sometida la psique de los soñadores. Algunos, generalmente hombres, olvidan qué les unía a otros humanos y expresan su frustración con una violencia terrible, generalmente contra las mujeres.

Pese a todo, los más no se daban por vencidos. Se apropiaron de los nuevos muros y se organizaron en pequeñas comunidades o guetos -quilombos, si se quiere-, según la afinidad que otorga el lugar donde nacieron y crecieron: el gueto nigeriano (mayoría), el liberiano, el burkinabé, el senegalés, el camerunés… No confundir con la nación de los románticos. La coordinadora de Migreurop Sara Prestianni realizó estas fotografías de Tinzawatén en octubre de 2009:

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El gueto senegalés. Puede leerse en el grafiti: «mamá, un día tu hijo volverá». Fuente: © Sara Prestianni, 2009

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El gueto camerunés. Fuente: © Sara Prestianni, 2009

Tinzaouaten-oct09

Mujeres migrantes en Tinzawaten. Sonríen. Fuente: © Sara Prestianni, 2009

Y conforme llegaban, y hasta que volvían a partir, fueron estableciendo reglas sobre la convivencia, el aprovisionamiento cotidiano y el transporte, según las respectivas tradiciones culturales y políticas. En el muro del gueto camerunés puede leerse: «Reglamento interior. 1) El derecho del gueto es una obligación cívica«. Como escribió Clara Lecadet en la revista francesa Hermès (nº 63, CNRS, 2012), «el caso de los muros habitados de Tinzawatén y su inversión por las leyes que se dan los expulsados al término de su deportación nos ayuda a pensar el momento posterior a la expulsión en términos diferentes a los de un vacío político«.

El conflicto armado en el norte de Malí alteró los movimientos y algunos de sus protagonistas. Ya antes de la última rebelión de Azawad por Tinzawatén pasaban también refugiados tuareg que huían de las exacciones del ejercito de Malí. Ahora acuden allí muchas personas de nacionalidad maliense (procedentes de Kidal, Gao o incluso Menaka, a 600 km), que ven cómo el gobierno de Argelia bloquea el acceso a su territorio por carretera, aunque sigue siendo posible cruzar a pie o en burro. En abril de 2013 había unos 10.000 malienses atrapados en ese limbo desértico que antes acogía apenas un millar. Solo han podido recibir asistencia de unas pocas organizaciones, como Cruz Roja Internacional, o la Asociación Maliense de Expulsados. No sé cuál es la situación ahora mismo. Es posible que desde Argelia sigan llegando los expulsados de Schengen.

Desde Europa, donde consideramos la fuga como una derrota personal o una traición a (o de) la patria, nos resulta incomprensible el empecinamiento de estas gentes. Nos extraña que insistan a pesar del desierto, de las aguas turbulentas y del destino cada vez más duro que espera a los pocos que logran quedarse al otro lado del Mediterráneo. Y les sermoneamos sobre el espejismo europeo. En el fondo, y aunque no queramos reconocerlo, les envidiamos un poco. Porque aunque carecen de todo tienen algo que nosotros hemos perdido: coraje.

Tinzawaten - Mali

Extracto del mapa de situación de los refugiados y migrantes en Mali durante el primer semestre de 2013. A la izquierda, Tinzawaten. A la derecha, las rutas migratorias que partían del norte de Malí antes de la intervención militar francesa. Fuente: IOM

Fuente: http://www.javierortiz.net/voz/samuel/tinzawaten