Confirmado: Ileana Ros-Lehtinen, la congresista norteamericana que tanto quiere castigar a Venezuela bajo el pretexto de los «derechos humanos», estaba en Israel inspeccionando instalaciones militares y abrazándose con Benjamín «Bibi» Netayahu mientras el dirigente israelí ordenaba la operación genocida contra Gaza.
Ros-Lehtinen, con Netanayahu cuando ordenó la masacre
Fotos publicadas en la prensa de la nación sionista revelan una congresista sonriente, al lado del jefe de gobierno, este mismo que iba a desencadenar horas después el infierno en el cual morirían cientos de palestinos en sus casas destruídas por salvajes bombardeos. La representante norteamericana aparece con su colega y socio Ted Deutch, en imágenes tomadas – no en un salón de protocolo como convendría – sino en una sala de briefing donde se hacen los meetings de estrategia.
Ya Ros-Lehtinen se encontraba en Israel desde al mínimo 48 horas, si uno se guía por su ausencia en Washington. De este período de tiempo, no se publicó nada, ni en EEUU, ni en Israel. Ros-Lehtinen siendo la máxima promotora en EEUU del material militar de punta a los israelíes, no cabe duda que dedicó este tiempo a un programa que le prepararon las autoridades militares donde cuenta con viejos conocidos, incluyendo al «Carnicero de Gaza», Bugi Moshé Ya’alon, ahora ministro de Defensa.
Este último es quien encabezó en diciembre de 2008 la operación «hierro fundido» como jefe del Estado Mayor del Ejército. La «iniciativa» asesina mató 1.400 palestinos por diez soldados israelíes.
En los primeros días de agosto del año pasado, siendo ya presidenta del Subcomité del Medio Oriente y África del Norte, Ros-Lehtinen hizo otra de sus múltiples estancias en Israel con otro cómplice, el Congresista Rodney Frelinghuysen.
La delegación se reunió con Netanyahu para hablar sobre «la importancia de la alianza estratégica entre los Estados Unidos e Israel», reportó brevemente la prensa en este momento. Y se precisaba que realizó entonces una gira aérea del país con miembros de las fuerzas armadas y visitó «el escudo de misiles «Iron Dome» para analizar la capacidad de defensa israelí para proteger a sus ciudadanos de los cohetes de largo alcance de Hamas».
«Iron Dome», un sistema de última generación, fue entregado por Obama a Israel después de una campaña de Ros-Lehtinen en el Congreso, a pesar de las objecciones del pentágono.
Los cohetes de fabricación artesanal de la resistencia palestina, a los cuales se atribuyó falsamente tres muertos, sirvieron esta vez a Netanyahu de pretexto en su intento de desaparacer Gaza del mapa con su ofensiva cínicamente llamada «Cerco Seguro».
En Israel, después de la reunión, Ros-Lehtinen difundió un breve comunicado para la prensa local en el cual usaba el tema de las tres «víctimas de Hamas» con su forma de experimentada demagoga: «Transmitimos nuestro más sentido pésame al Primer Ministro Netanyahu y reafirmamos a nuestro aliado más cercano, el Estado judío democrático de Israel, que los Estados Unidos se mantiene firme con él en su lucha por hacer frente a la trágica pérdida de Eyal, Naftali y Gilad, y en su intento para llevar a los responsables ante la justicia».
Concluyó pomposamente: «Prometimos continuar nuestro inquebrantable apoyo al pueblo de Israel y su seguridad, y haré todo lo posible para asegurar que Israel mantenga su ventaja militar cualitativa para que pueda defenderse de todas las amenazas «.
El día mismo de su encuentro con el máximo jefe de la ofensiva militar israelí, la congresista se invitó en la recepción ofrecida por el embajador norteamericano Daniel B. Shapiro (foto) , con motivo de la fiesta nacional, celebrada con un día de antelación. En la actividad protocolar, también se apareció… Netanyahu.
En su discurso, el primer ministro celebró los lazos que unen EUUU a Israel, y agradeció al embajador Shapiro, diplomático de cultura judía. Señala un articulito de la prensa local: «De hecho, debido a su fluidez en hebreo y árabe y a su educación judía bien redondeada – incluyendo la capacidad de leer la Torá – Shapiro se adapta cómodamente a cualquier sector de la sociedad en Israel, y se proyectaron videoclips de sus viajes por todo el país que demostró el grado en que se ha integrado en todos los estratos de la sociedad».
A su regreso a Washington, Ros-Lehtinen reveló su viaje al país sionista, con unos cuantos días de demora, al presentar un proyecto de ley atacando a Hamas como responsable del ataque israelí que ya alcanzaba toda su violencia.
«Fue en un viaje oficial de investigación que Ted y yo llevamos a Oriente Medio a principios de este mes, donde Ted y yo nos dimos cuenta de lo importante que es la resolución. Mientras estábamos allí, Hamas ya había comenzado a aumentar la frecuencia de sus ataques indiscriminados con cohetes contra Israel», dijo antes de seguir con mentiras e inventos, a su manera: «El primer ministro Netanyahu se vio obligado a responder, pero dejó claro desde el principio que el objetivo era restablecer la paz y la seguridad para el pueblo de Israel».
Pero en el lapso de tiempo entre su viaje a Tel Aviv y su regreso al Capitolio, Ros-Lehtinen dedicó mucho tiempo a este mismo tema. Se entrevistó sucesivamente con el embajador israelí en EEUU, Ron Dermer, nacido en … Miami; habló ante una sección juvenil del AIPAC – el potente lobby judío que engrasa los fondos electorales – y se reunió con activistas de una organización sionista.
En su manipulación de la información, una vez más, Ros-Lehtinen demuestra que es todo lo contrario de lo que el ciudadano medio norteamericano considera un político decente. Con Venezuela, como siguió haciéndolo ferozmente desde su primera elección a la Cámara de Representantes, actúa a favor de intereses particulares, siempre vinculados a las oligarquías o a las grandes corporaciones.
Observa la misma «ética» de su colega y gran amigo Bob Menéndez, a quien solo hace falta ser expulsado del Capitolio a patadas por deshonrar a lo que se pretende la máxima institución de la llamada democracia norteamericana.
Después de todos estos hechos revelados a pesar de las trampas del aparato de desinformación «occidental», una pregunta surge: ¿Para quién trabaja Ros-Lehtinen? ¿A quién benefician sus actividades?
¿Actúa como representante del pueblo norteamericano o como agente de Israel y del gran capital?
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