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Entrevista a José Sarrión sobre la persecución ideológica en la Universidad Pontificia de Salamanca

«Para el obsipo de Salamanca es incompatible ser marxista con ejercer docencia en una universidad católica»

Fuentes: Rebelión

Profesor expulsado de la Universidad Pontificia de Salamanca, activista incansable, José Sarrión presentó su tesis doctoral «La noción de ciencia en Manuel Sacristán» en la UNED en el verano de 2014. Es miembro de la Coordinadora Estatal del Frente Cívico «Somos Mayoría» y del Comité Federal del PCE. *** Te pregunto sobre un manifiesto que […]

Profesor expulsado de la Universidad Pontificia de Salamanca, activista incansable, José Sarrión presentó su tesis doctoral «La noción de ciencia en Manuel Sacristán» en la UNED en el verano de 2014. Es miembro de la Coordinadora Estatal del Frente Cívico «Somos Mayoría» y del Comité Federal del PCE.

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Te pregunto sobre un manifiesto que corre por la red que lleva por título: «CONTRA LA PERSECUCIÓN IDEOLÓGICA EN LA UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE SALAMANCA.» Te afecta directamente. ¿Te han despedido de la UPSA? ¿Por qué?

Efectivamente, tras varios cursos académicos ejerciendo docencia en la UPSA, este verano he sido despedido sin recibir explicación alguna de entrada. Este despido se produce en una circunstancia especialmente extraña: un grupo de empleados de dicha universidad teníamos hasta julio de 2014 como plazo límite para terminar nuestro doctorado. Yo cumplí este plazo, pues como sabes defendí mi Tesis Doctoral el 11 de junio en una universidad pública.

Que te dirigió Francisco José Martinez. Estuve presente. Excelente. Te sigo felicitando.

Muchas gracias. Pues bien, cuando entregué ante las autoridades académicas el justificante del título de Doctor y el resguardo de pago del título, que acreditan mi condición de Doctor, una semana después fui convocado a la jefatura de personal para recibir una carta de despido. Mi primera reacción fue, lógicamente, de estupor.

No es extraño. ¿Tiene algo que ver con la decisión el obispo de Salamanca?

Según hemos podido saber después, la decisión de mi despido no procede de ningún ámbito académico, sino del obispo de Salamanca, que ejerce la figura de Gran Canciller de la UPSA.

¡Gran Canciller de la UPSA! ¡Cómo suena!

Dicha figura, nombrada por la Conferencia Episcopal, tiene la capacidad de conceder o retirar el nihil obstat a los profesores de dicha universidad. Según él mismo ha reconocido, la orden de despedirme la emite él mismo, debido a que pertenezco a lo que él llama ámbitos «filomarxistas y de extrema izquierda». También ha explicado que es incompatible ser marxista con ejercer docencia en una universidad católica. Especialmente preocupante es que, según él mismo explicó, ni se han molestado en examinar cómo doy mis clases o si mis líneas de investigación son de algún modo incorrectas. Ha sido una decisión autoritaria y dogmática.

Este despido, leo en el manifiesto, «es la culminación de un proceso de persecución ideológica desarrollado en el seno de la UPSA, iniciada tras la Huelga General del 29 de Marzo de 2012». ¿Qué hiciste ese día? ¿Organizaste algún motín o similar?

Sólo si podemos considerar un correo electrónico un motín. La cuestión fue la siguiente: la empresa nos realizó un requerimiento ilegal: que los empleados que quisiéramos seguir la Huelga General nos identificáramos ante ella con anterioridad. Este requerimiento contradice el sentido de cualquier huelga. Tras consultarlo con dos amigos abogados laboralistas, redacté un breve e-mail informando del carácter ilegal de dicho requerimiento, que envié al conjunto de empleados de mi Facultad. Dicho correo sentó muy mal a los dirigentes de la universidad. Un vicerrector me llamó de inmediato a su despacho, y se inició un proceso de desprestigio y de persecución que ha culminado en este despido.

¡La democracia les sale por todos los poros de la piel!

Eso parece. Por otro lado, casualmente yo el día de la Huelga general no tenía ni clases, ni horas de atención al alumno, ni ninguna reunión fijada. Es decir, podría sencillamente no haber ido por la Facultad y nadie me habría echado en falta. Pero el sentido de la huelga era hacer sentir la indignación contra la Reforma laboral de Rajoy (dicho sea de paso, igual que antes habíamos hecho huelgas contra las medidas de Zapatero). No me arrepiento de nada, volvería a actuar exactamente igual.

No tengo ninguna duda. Leo de nuevo, «el obispo de Salamanca ha ordenado el despido, un mes después de que José Sarrión defendiera su Tesis Doctoral «La noción de ciencia en Manuel Sacristán» con Sobresaliente Cum Laude por unanimidad». ¿Hay alguna relación de causa-efecto entre una cosa y la otra?

Lo más sorprendente es que hayan esperado a que defienda mi tesis para proceder a mi despido. Efectivamente, no es ningún secreto que mi interés de investigación por el ámbito del marxismo ha provocado indignación entre las autoridades eclesiásticas. Ello a pesar de que, según he podido saber, el gran experto en lógica de la universidad Pontificia de Salamanca del siglo XX, el padre Vicente Muñoz Delgado (1922-1995), citaba con admiración a Sacristán en sus clases.

Yo mismo recuerdo haber leido trabajos del padre Muñoz Delgado hablando más que positivamente del libro de lógica y epistemología de Sacristán, de la Introducción a la lógica y al análisis formal, y, si no recuerdo mal, también Sacristán a Vicente Muñoz Delgado en la bibliogafía del libro.

Creo que sí, que es así, tal como lo dices. Sin embargo, no parece que en estos tiempos la jerarquía eclesiástica se preocupe por la veracidad epistémica, y menos aún por el diálogo con tradiciones emancipatorias como la marxista.

Personalmente, pienso que haría mucho bien a la Iglesia estudiar textos de Sacristán acerca del diálogo entre marxistas y cristianos, como «El diálogo: consideración del nombre, los sujetos y el contexto» (que, entre otras compilaciones, está recogido en un excelente libro titulado «Cristianos y marxistas: los problemas de un diálogo» coordinado por Jesús Aguirre), «La militancia de cristianos en el partido comunista» (un texto extraordinario elaborado para el debate interno en el PCE en una época en la que no era extraña la presencia de cristianos de base y curas obreros en dicho partido) o su maravilloso texto para la presentación del libro de Alfonso Comín «Cristianos en el partido, comunistas en la iglesia».

El segundo creo que se editó en el primer número de Materiales. Los otros dos que citas están en sus «Panfletos y Materiales», en el volumen tres –Intervenciones políticas– si no recuerdo mal. Ya me corregirás tú que lo tienes todo más fresco.

No te corrijo, es así. Jaume Botey sintetizó perfectamente las ideas de Sacristán al respecto en el marco del gran homenaje a Sacristán de 2005 en cuya organización participaste de manera decisiva, y dicha intervención se puede leer un capítulo del magnífico libro «El legado de un maestro» que editásteis Iñaki Vázquez y tú en 2007.

Lo decisivo fue el curro que se dio un compañero del que se suele hablar poco pero cuya saber hacer y compromiso es admirable, Iñaki Vazquez Álvarez.

Desde luego. Tampoco les haría ningún daño leer, por ejemplo, el texto de Francisco Fernández Buey «Sobre ciencia y religión», publicado en su obra póstuma «Para la tercera cultura», editada por Jordi Mir y por tí. Un texto cuyas tesis centrales, por cierto, me parece que podrían dar mucho juego en diálogo con algunos planteamientos teológicos de José María Castillo y otros teólogos de la liberación. Por poner otro ejemplo, el teólogo Xabier Pikaza (uno de los teólogos más importantes de nuestro país), en su excelente trabajo Evangelio de Jesús y praxis marxista, parte de que el evangelio «está más vinculado con la ‘razón práctica’ que con la ‘teórica’, y así puede y debe dialogar con las filosofías y los movimientos sociales de tipo práctico, como el marxismo». ¿No te parece que esta consideración tiene puntos de conexión con los planteamientos para el diálogo de Sacristán y Fernández Buey?

Por lo que cuentas sí, querido Jose. Pero admito mi ignorancia algo ruborizado: no conozco la obra de Xabier Pizarra, no he leído nunca nada suyo. Me pongo en ello cuando acabemos esta conversación.

Por cierto, que este libro que he citado tiene una historia interesante: Pikaza lo redactó por encargo del Cardenal Tarancón para un proyecto que fue cancelado un año después de que le fuera encargado. Poco más tarde, la jerarquía también se ocupó de censurar su publicación en una importante editorial católica que se había mostrado entusiasmada con el mismo, y finalmente el libro pasó desapercibido. Su autor, Catedrático de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca, comenzó a sufrir persecuciones en 1985, siendo «invitado» a abandonar la UPSA años después debido a sus posiciones incómodas para la jerarquía.

¡Qué barbaridad! ¡En 1985, en tiempos «democráticos» y antiotánicos!

Por definición, todo dogmatismo tiene miedo al diálogo y a la argumentación racional. Yo creo, en sintonía con Sacristán y Fernández Buey (corrígeme si les he interpretado mal) que la puerta de diálogo entre marxismo y cristianismo se encuentra esencialmente entre sus núcleos ético-políticos, en cuanto tradiciones emancipatorias. Y eso, como es lógico, es muy molesto para quienes asientan su poder precisamente en la otra cara del cristianismo, en sus dogmas epistémicos o metafísicos, en el oscurantismo preilustrado.

No tengo nada que corregir. Prosigo con lo anterior aunque tengo tentaciones poliéticas y filosóficas de irme del tema central que nos ha reunido. ¿Cómo se casa el despido con la defensa de tu tesis antes de julio de 2014, requisito que «se exigía a todos los profesores para seguir ejerciendo docencia»? ¿Cómo se come todo esto?

Ahí está lo más chocante de este asunto. Probablemente estuvieran esperando a ver si no cumplía el plazo para despedirme «gratis». No lo sé. Lo cierto es que esta agresión se ha producido en un momento en que era de esperar una cierta estabilida laboral, y esperando el primer verano de verdadero descanso desde que inicié mi Tesis hace años.

Insisto un poco más. ¿Es cierto que el obispo de Salamanca, Carlos López Hernández, ha reconocido que ha ordenado este despido estrictamente por las convicciones políticas del profesor afectado, por tus convicciones? ¿De verdad que tiene una cara tan descomunal? ¿Es verdad que la decisión del obispo se ha basado, según sus propias declaraciones, en su desagrado personal hacia el pensamiento de izquierdas y en que «considera incompatible ocupar cargos de responsabilidad en un partido de izquierdas y el ejercicio de la docencia en dicha universidad»? ¿Estamos en 2014 o en tiempos de la Inquisición?

Efectivamente, el obispo de Salamanca ha explicado que mi despido se debe estrictamente a mis convicciones políticas. No sólo esto, sino que ha reconocido literalmente que se trata de una «legítima discriminación ideológica». Según sospechan sacerdotes amigos míos, la orden podría haber venido de la Conferencia Episcopal, dado que este obispo pertenece a la línea de Rouco Varela, pero eso no podemos saberlo con seguridad.

Ya, ya, pero todo parece cuadrar. La ultraderecha católica en el puesto de mando.

Yo creo que hay varios elementos de juicio sobre esto. En un primer nivel, el puramente jurídico, parece que el obispo y las autoridades académicas de la UPSA no tienen claro que toda empresa, sea del signo religioso que sea, debe respetar los derechos fundamentales amparados en la Constitución, por más que esto a más de uno le pueda dar risa.

En otro nivel se encontraría la discusión acerca del diálogo entre marxismo y cristianismo, que la jerarquía católica desprecia y que para mí es tan necesario hoy como lo ha sido a lo largo de toda la historia del movimiento obrero. Y aquí caben dos distinciones. Por un lado, dado que lo que la UPSA reclama a sus empleados en sus Estatutos es que respeten el carácter católico de la universidad (no que lo compartan), cabría preguntarse por qué se juzga que un empleado, por el hecho de ser marxista, de manera automática se considera irrespetuoso con dicho carácter católico. Y por otro lado, a un nivel más estimulante, está la pregunta ¿se puede ser comunista y cristiano? Ambas preguntas han sido tratadas de manera muy amplia en eso que en su día se llamaba el diálogo marxismo-cristianismo. Yo estoy convencido de que no sólo se puede ser respetuoso con la fe cristiana siendo marxista, sino que se puede ser cristiano y marxista, al menos en ese nivel práctico que comentaba antes. Hay muchísima bibliografía sobre el tema, no puedo extenderme sobre esto como querría.

Ya has hablado de ello, ya has citado a varios pensadores que algo sabian de todo ello que coinciden con tu posición.

Cierto, y hay muchos más. Ahí está, sin ir más lejos, el ejemplo práctico y las reflexiones de movimientos como Cristianos Por el Socialismo (CPS), o todo lo que ha escrito la teologia de la liberación, o sencillamente la existencia fáctica de colectivos e individuos cristianos comprometidos con el socialismo en todo el mudno y en diferentes fases históricas. Lo que ocurre es que, la casi desaparición del pensamiento marxista en las sociedades europeas occidentales en los 80 y 90 por un lado, y la involución neoconservadora de la jerarquía católica por el otro, han alentado la desaparición de este diálogo.

Algunos firmantes del manifiesto contra mi despido están siendo teólogos de la liberación de relevancia internacional, como Leonardo Boff, Benjamín Forcano, Juan José Tamayo, Xavier Pikaza, etc. Si nos fijamos, estos nombres fueron depurados en algún momento por la jerarquía eclesiástica. También han firmado el manifiesto multitud de sacerdotes y religiosos/as de ámbitos de la pastoral obrera como la HOAC, Redes Cristianas, etc.

Esto que dices es muy importante.

Sí, lo es. Hay toda una Iglesia desconocida para el gran público, que no tiene aboslutamente nada que ver con la jerarquía guardiana de esencias. Por ejemplo, el pasado mes de septiembre estuve en el Congreso de Teología Juan XXIII, en Madrid, y todas las personas con las que pude intercambiar pareceres sobre mi despido estaban escandalizadas. Creo que ésta es la Iglesia del pueblo, que ha sido masacrada por la jerarquía porque reclamaba transformaciones estructurales en la Iglesia que ponían en peligro muchos privilegios.

Pienso en muchos ejemplos en positivo, como el cura obrero Diamantino García (1943-1995), fundador del Sindicato de Obreros del Campo (SOC). Así narra Esteban Tabares su llegada a la parroquia de Los Corrales (Sevilla):

A los pocos días de llegar a Los Corrales, ve mucho ajetreo en el pueblo, camiones cargados de enseres domésticos y autobuses repletos de gente que se marchaban. La concurrida plaza que hay ante la iglesia se agitaba aquella mañana con las voces de despedida y de lágrimas. Extrañado, pregunta: ‘¿Qué pasa?’. Y le responden: – ‘Ná, que se van a los espárragos de Navarra. Aquí solo se quedan los maestros, los guardias, el médico, los viejos y el cura…’. Diamantino contesta: – ‘Eso era antes. Hoy el cura también se va’. Desde ese día el cura se hace jornalero y temporero, decide vivir como uno más toda su vida: ‘Me interpeló tanto aquella vida, confiesa Diamantino, que yo no tenía justificación si me quedaba a la sombra de los santos, encendiendo velas o despachando papeles. Porque yo no soy cura por profesión, sino por vocación’ [2].

Es muy impresionante ese testimonio de Diamantino García, alguien que yo tampoco conocía.

Se trata de una persona interesantísima, enormemente buena según todos los que le conocieron, además de una pieza clave para el movimiento jornalero andaluz. Y como sabes muy bien, hay muchísimos otros ejemplos que se podrían añadir: Francisco García Salve, el Padre Llanos, el Padre Garralda, el exDefensor del Pueblo andaluz José Chamizo, José María Díez-Alegría, y un largo etcétera que podría recorrer los más de 800 curas obreros que se estima que llegó a haber en España. Y si nos salimos de nuestro país y miramos a Latinoamérica, la lista se convierte en miles: Hélder Câmara, Frei Betto, Ernesto Cardenal, Pedro Casaldáliga, Jon Sobrino, Camilo Torres, etc, etc, etc.

Te encuentras, además, según las valoraciones anónimas realizadas por los alumnos en las evaluaciones del profesorado oficiales de la UPSA, «muy por encima de la media de valoración de la Facultad y de la Universidad». ¿Y a pesar de eso golpean sin piedad sin decoro?

Ciertamente, en las evaluaciones de profesorado (las encuestas que realizan los alumnos) siempre he quedado muy bien. La parte más bonita de este proceso ha sido el apoyo y cariño que he recibido por parte de mis exalumnos. Me han llegado decenas de mensajes de apoyo e indignación de estudiantes a los que tuve el privilegio de poder dar clase en los últimos cursos. Meses después del despido, me sigo encontrando alumnos por la calle que me muestran su solidaridad. Hace unas semanas recibí la sorpresa más agradable de todo este proceso: un escrito, firmado por 134 alumnos míos, donde dicen lo siguiente: «Los abajo firmantes, como alumnos de la Escuela Universitaria de Magisterio Luis Vives, de la Universidad Pontificia de Salamanca, queremos manifestar nuestro desacuerdo con el despido del Profesor Don José Sarrión Andaluz, profesor con una excelente metodología y trato, cuyos conocimientos transmitidos siguen aún patentes en nosotros incluso acabando la carrera, así como dar fe de su total imparcialidad en la impartición de sus clases, tanto dentro del contexto del aula, como fuera de ella, él en ningún momento nos inquirió a que procesásemos ningún pensamiento político. Y así queremos que conste con nuestra firma.»

Me ha parecido un gesto enormemente noble y valiente. Les estoy enormemente agradecido, y por qué no decirlo, emocionado.

No me extraña, es un gesto muy hermoso. ¿Qué han dicho, qué han hecho los otros compañeros de la Universidad Pontificia?

Del mismo modo, he recibido decenas de mensajes de apoyo. Muchos de ellos se están atreviendo a firmar el Manifiesto. Mi decisión al respecto ha sido firme desde el primer momento: que no se hagan públicas las firmas de los profesores de la UPSA, para evitar una nueva caza de brujas. Como he dicho, en la UPSA hay un clima de enorme inseguridad. Aún así, no han sido pocos los que se han atrevido a dar un paso adelante, por lo que les estoy enormemente agradecido.

¿No tienes forma de recurrir a alguna instancia eclesiástica más democrática, más abierta al diálogo?

Mucho me temo que los jerarcas han cerrado ellos mismos esa vía. La única opción que ha quedado ha sido judicializar el caso. Hemos demandado el despido por vulneración de derechos fundamentales (despido ideológico). En el acto de conciliación nos ofrecieron dinero, pero lo rechacé. No quiero dinero gratis, sino ganármelo dignamente mediante la posibilidad de ejercer mi oficio. La ética del marxismo tiene bastante que ver con eso.

Y con tu entereza, con tu consistencia. Me saco mi sombrero ante ello. No es que sea un fanático de la constitución de 1978, pero un despido como el tuyo, ¿es constitucional? ¿No es un ataque evidente a las libertades de expresión y a la diversidad de posiciones políticas?

Tampoco lo soy yo, pero como reclamamos el Frente Cívico (en el que somos compañeros), si se cumpliera la Constitución con todas las letras, y no digamos ya la Declaración Universal de los Derechos Humanos, los grandes privilegiados de España estarían bastante menos desbocados. Efectivamente, este despido atenta contra la Constitución y la legislación laboral española. Así lo hemos indicado en la demanda.

¿Y qué podemos hacer los demás ante este caso de persecución político-ideológica?

Las personas que quieran mostrar su disconformidad con este suceso, pueden firmar el «Manifiesto contra la persecución ideológica» escribiendo a la siguiente dirección de correo electrónico: [email protected]

Estoy profundamente impresionado con la gran cantidad de apoyos que ya han llegado al manifiesto. Ya hay mas de 200 firmas sólo de profesores universitarios, entre ellos dos exRectores de la UCM y la UPC, y 25 catedráticos. Entre ellos se encuentran personas enormemente relevantes del ámbito de la cultura y la política como el poeta Marcos Ana, Julio Anguita, Felipe Alcaraz o los eurodiputados Pablo Iglesias y Javier Couso. El PCE, IU y PODEMOS ya han expresado su condena a este despido, igual que personas muy relevantes de movimientos sociales como el Colectivo Prometeo, el Frente Cívico «Somos Mayoría», Estudiantes en Movimiento, el Movimiento de Mujeres Democráticas y un largo etcétera. También decenas de representantes estudiantiles en Consejos de Gobierno de universidades públicas de todo el país. Estoy completamente abrumado.

¡Qué menos, querido amigo! ¿Quieres añadir algo más?

Reiterar mi agradecimiento a las personas que me han transmitido su apoyo o que han difundido mi situación solidariamente. Son literalmente cientos, no podría enumerarlos a todos. Como sucinta representación: Jorge Fonseca, Enrique Javier Díez Gutiérrez, Josep Ferrer Llop, Carlos Berzosa, Leonardo Boff, Juan José Tamayo, Jorge Riechmann, Xavier Pikaza, José Luis Moreno Pestaña, Manolo Monereo, José Luis Centella, Eddy Sánchez, Mamen Domínguez, Lara Hernández, Ángel de la Cruz, Carlos Fernández Liria, Luis Alegre Zahonero, Benjamín Forcano, Marta Sanz, Félix Duque, Pili Muñiz, Magdalena Martínez Bode, Carlos González Penalva, Francisco José Martínez, Montserrat Galcerán, Jaime Aja, Manuel Aznar Soler, Joaquín Martínez Urreaga, Andrés Martínez Lorca, Ángel Duarte, Francisco Marcellan, Esteban Rodríguez Ocaña, Mercedes Iglesias Serrano, Olmo Masa, Carmen Velayos, Jorge Alcázar, Manuel Martínez Llaneza, Rafael Plá, Alfonso Serrano, Jacinto Rivera de Rosales, Ginés Fernández, Francisco Vázquez, Mariano Fernández Enguita, Higinio Polo, Jordi Santiago, Toni Domènech, Hector Illueca, etc, etc, etc.

Son muchos, muchos más. Siento mucho no poder mencionarlos a todos.

Ah, y por supuesto hacer público mi agradecimiento hacia ti, Salva. Por la condena pública de mi despido que realizaste en septiembre en Madrid, por la difusión del manifiesto y por la oportunidad de explicar mi caso a través de esta entrevista. Y en general por toda tu labor como investigador, editor y divulgador, que ayuda a muchas personas a acercarnos crítica y rigurosamente a la realidad.

No es nada, casi nada de nada que diría nuestro amigo Jorge Riechmann.

No estoy de acuerdo. Una última cosa: la lista completa de los apoyos puede consultarse en: http://noalapersecucionideologica.blogspot.com.es

Por cierto, ¿nos explicas para acabar lo del próximo 28 de noviembre?

Claro. Como te comentaba, he interpuesto una demanda reclamando un despido nulo por vulneración de derechos fundamentales. Este viernes 28 de noviembre tendrá lugar el juicio. Para las personas que deseen apoyar se ha convocado una Concentración a las puertas del Juzgado de Salamanca (Plaza Colón) a partir de las 10 h.

Allí estaremos todos y todas. Incluso yo desde Barcelona.

Notas:

[1] La intervención se puede ver en vídeo en este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=TuafE3wyiMs

[2] Como un diamante, Escritos de Diamantino García, Nueva Utopía, Madrid, 1996, p. 834

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.