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Rendimientos crecientes y decrecientes, una oportunidad para el desarrollo de África

Fuentes: Sin permiso

“Esta tendencia a los Rendimientos Decrecientes fue la causa de la separación entre Abraham y  Lot, así como de la mayoría de las migraciones de la historia”, escribió el fundador de la economía neoclásica Alfred Marshall en la primera edición de su manual Principios de Economía (1890).[1]

La observación de Marshall respecto a los rendimientos decrecientes tiene total vigencia de cara a comprender los patrones migratorios actuales. La emigración, al menos la económica, se produce desde países centrados en actividades sujetas a rendimientos constantes o decrecientes, hacía aquellos cuyas actividades económicas fundamentales están vinculadas a rendimientos crecientes a escala. Los rendimientos decrecientes ocurren cuando un factor de producción está limitado por la naturaleza, como ocurre en la agricultura, la minería y la pesca. Por lo general, la tierra, los minerales y las zonas pesqueras de mayor riqueza se explotan en primera instancia, hasta alcanzar un umbral a partir del cual, más especialización se traduce en más empobrecimiento. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, 2018) relata con claridad este hecho para el caso de la economía chilena, al mostrar como a medida que se extraen toneladas de cobre adicionales, el coste de producción va en aumento.

En la teoría de Alfred Marshall, la “Ley de los Rendimientos Decrecientes” está relacionada con la “Ley de los Rendimientos Crecientes”, comúnmente conocida como economías de escala. En esta última, encontramos el fenómeno opuesto; cuanto mayor es el volumen de producción, menos costosa se vuelve una unidad de producción adicional.

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