Al hundirse en las encuestas, Donald Trump busca proyectarse como el guardián de la ley y el orden para enfrentar «una izquierda radical que amenaza con llevar el país a la anarquía».
Hoy 20 de julio, las encuestadoras y medios dan por ganador a Joe Biden, en las próximas elecciones presidenciales de noviembre y ahora discrepan en el número de votos electorales que alcanzara. La situación psicológica y desde el punto de vista de la imagen de Donald Trump, están muy afectadas.
Así una pesquisa de FOX News indicó que si el enfrentamiento fuera ahora, Biden superaría al mandatario 49 por ciento a 41 por ciento, mientras que otra del domingo 19 de julio del ABC News/Washington Post muestra un balance de 54 a 44 a favor del aspirante presidencial demócrata.
En las últimas semanas los resultados de los sondeos en especial los de The Washington Post y ABC News, demuestran que la diferencia a favor de Biden es cada vez más nítida, y los votantes encuestados son particularmente críticos de la gestión de Trump frente a la pandemia de coronavirus (60 por ciento desaprueba la gestión del mandatario). Según las pesquisas, el aspirante demócrata suma apoyos de los votantes de centro y el de los conservadores desencantados con las políticas de Trump.
El 20 de julio, el periódico español El País, publicada los siguientes comentarios: “Hola, soy Craig, soy de Colorado. Soy republicano y he votado a los republicanos durante 42 años. Vote a Trump porque no confiaba en Hillary Clinton, fue un error”.
“Me llamo Monica Bailey, soy una cristiana evangélica provida [de Texas]. Jamás he votado a un demócrata. Voté a Trump porque no podía creer que alguien que se comportase de una forma tan boba como él en televisión lo hiciera en serio”.
“Hola, soy Jay y soy de Pensilvania. Soy un sargento retirado de las Fuerzas Aéreas y un republicano de toda la vida. Voté a Donald Trump en 2016 y no lo voy a hacer ahora. Leo mi declaración porque hay muchos motivos y quiero contarlos…”.
Decenas de testimonios de este cariz, grabados en vídeos caseros y con ese aire de grupo de apoyo emocional, cuelgan de una web bautizada como Votantes Republicanos contra Trump. Es el proyecto lanzado por un grupo de analistas y estrategas conservadores, detractores acérrimos del presidente, que están invirtiendo millones de dólares contra su reelección. Una iniciativa prima hermana, The Lincoln Project, creada el pasado diciembre por también conocidas figuras republicanas, ha puesto en marcha su propia maquinaria publicitaria por tierra, mar y aire con un objetivo para el 3 de noviembre: que salga elegido el demócrata Joe Biden.
Donald Trump ganó las elecciones de 2016 en solitario. Acabó la campaña repudiado por los “popes” del partido. Aquel magnate inmobiliario y showman, adicto a la astracanada, había dado el golpe de su vida en las primarias republicanas, pero las grandes figuras lo abandonaron en los mítines. Fuera del Capitolio y del partido, también algunos ideólogos e intelectuales conservadores se afiliaron a la idea del “nunca Trump” y llegaron a pedir el voto para Hillary Clinton. El candidato imposible, sin embargo, llegó a la Casa Blanca y, poco a poco, prácticamente todas las capas del Grand Old Party se fueron plegando al nuevo líder.
Otros, como la consultora Sarah Longwell, siguieron en la brega. Encontró al aliado perfecto, el comentarista y editor Bill Kristol, uno de los referentes intelectuales del neoconservadurismo estadounidense, fundador y director durante 24 años la revista política The Weekly Standard (cerrada en 2018) que había trabajado para los Gobiernos de Reagan y de los dos Bush. Hijo de Irving Kristol -al que se considera padre del movimiento neoconservador-, fue uno de los primeros azotes contra Trump. Junto con Longwell, creó en 2018 la organización Defender Juntos la Democracia. Otros veteranos republicanos, como el asesor Mike Murphy o Tim Miller, que trabajó para Jeb Bush en 2016, se les unieron. En cuatro años, se han convertido en un grupo organizado y con un notable presupuesto: han recaudado 13 millones de dólares, han comprometido un gasto de 10 y esperan alcanzar los 15. “Han cambiado cosas respecto a 2016″, explica Sarah Longwell, “primero, que ahora cuestionamos a Trump por sus acciones fuera de la ley durante su presidencia y, segundo, pero más importante, que en los últimos cinco meses muchos de sus votantes están sufriendo las consecuencias personales de su gestión [por la pandemia].
Esto ya no va de asuntos que les resultaban abstractos, y a los que no prestaron demasiada atención, como la trama rusa o el escándalo de Ucrania, esto les está impactando directamente en su vida y Trump no está proporcionando el tipo de liderazgo que hace falta”.
El fenómeno recuerda a la campaña “demócratas por Nixon” de 1972, cuando el candidato George McGovern sufrió una derrota sideral contra el republicano.
Para derrotar a Trump, el grupo de Longwell ha colocado anuncios en Fox News, el gran brazo mediático conservador de Estados Unidos, pero, sobre todo, se centra en la estrategia digital. Esa es, explica Longwell, la que mejor les permite identificar y dirigirse “al estrecho nicho de votantes de Trump suave”. Esos, los electores no adictos al culto trumpista, son los que peligran para el mandatario en Estados bisagra, como Michigan, Pensilvania o Wisconsin. No son necesariamente moderados, aclara la asesora, los hay centristas y también otros muy conservadores en lo económico, que rechazan el giro proteccionista de Trump, por ejemplo.
“Llevamos unos años estudiando cómo convencer a votantes republicanos de que no le voten, hemos hecho muchos focus group y hemos visto que funciona muy bien escuchar los testimonios reales de gente como ellos”, explica Longwell. No hay fuego tan letal como el fuego amigo. The Lincoln Project nació en diciembre de 2018 también con esa idea de la mano de los estrategas republicanos Rick Wilson y John Weaver, la expresidenta del Partido en New Hampshire, Jennifer Horn; y el abogado George T. Conway, que es el esposo de Kellyanne Conway, ni más ni menos que una de las asesoras de cabecera del presidente (sí, este es uno de los fenómenos más extraños de este extraño tiempo en Washington).
“Trump aún conserva la mayoría del electorado republicanos, reconocemos eso, pero ha perdido apoyo y, con nuestro sistema electoral, solo necesitamos ganar algunos votos en sitios como Wisconsin, Pensilvania o Carolina del Norte para volcar el resultado en favor de Biden”, explica Rick Wilson. Para ello, inundan las redes con vídeos que acribillan a Trump. ¿Hubieran lanzado la misma campaña con el izquierdista Bernie Sanders como candidato demócrata? Negativo, dicen tanto Longwell como Wilson. “No habría sido un candidato viable”, apunta el segundo.
Biden aventaja en casi nueve puntos al republicano (48,7% frente al 40,1%), según el promedio de sondeos nacionales de Real Clear Politics. The Lincoln Project opera como Super-Pac, grupos de apoyo político que pueden recaudar dinero de firma ilimitada sin revelar la identidad de los donantes. Solo entre abril y junio, captaron 16,8 millones de dólares, con datos del Center for Responsive Politics, aunque Wilson asegura que en total han alcanzado 19 millones y tienen aún 14 en el banco para lanzar la munición pesada en otoño. El 45% de lo captado procede de pequeños donantes, de menos de 200 dólares, aunque también han inyectado fondos grandes contribuyentes demócratas.
De momento, algunos de sus vídeos ya han sacado de quicio a Trump, que ha tachado a este grupo de “perdedores”. Uno ponía en el objetivo a Brad Parscale, jefe de campaña electoral de Trump hasta el pasado miércoles. The Wall Street Journal publicó que aquel vídeo, en el que se acusaba a Parscale de haberse enriquecido a costa de Trump, fue la gota que colmó el vaso para que el presidente le relegase a un segundo plano. El ex director de Comunicación de la Casa Blanca, el financiero Anthony Scaramucci, también va ha lanzado un grupo anti-Trump, el Right Side PAC.
Algunas campañas también van dirigidas a senadores y congresistas republicanos que se han significado especialmente en su apoyo al presidente [como Martha McSally, en Arizona, o Cory Gardner, en Colorado], ya que “el objetivo no es solo librarse de Trump, sino del trumpismo del partido”, afirma Wilson.
Ese es el dilema de fondo, en el futuro del partido de Abraham Lincoln. ¿Quién lo representa mejor en la actualidad, Donald Trump o estos republicanos? “El nacionalismo y el populismo son incompatibles con el conservadurismo”, recalca Wilson. Sarah Longwell admite que los republicanos habían tomado ya una dirección más populista antes de 2016, pero que Trump ganó las primarias por la atomización de sus opositores y acentuó ese giro. El futuro lo marcarán, como siempre, las urnas. Si Trump pierde, dice Rick Wilson, “habrá un colapso dentro del partido, habrá ajustes de cuentas, se pondrá feo, será ruidoso”.
El candidato demócrata a la Presidencia de Estados Unidos, Joseph Biden, ganaría las elecciones al republicano Donald Trump, de acuerdo con un pronóstico analítico realizado por el semanario británico The Economist. En su evaluación, The Economist prevé que Joe Biden ganaría 357 electores frente a 181 que se llevaría el actual presidente estadounidense. Al menos 270 electores son necesarios para ganar las elecciones de noviembre próximo.
Y este 19 de julio la situación se ha complicado más para el aspirante republicano, Donald Trump cuando centenares de personas realizaron anoche una nueva protesta contra el abuso policial en la ciudad estadounidense de Portland, después de que agentes federales las reprimieron el viernes y sábado pasado con el lanzamiento de gas lacrimógeno. La multitud, conformada sobretodo de madres, se dio cita afuera del Palacio de Justicia Federal en el centro de Portland.
“Esta es una de las multitudes más grandes de Portland que hemos visto este mes”, escribió el periodista estadounidense Robert Evans en su cuenta en la red social de Twitter.
El periodista acompañó sus mensajes con una serie de videos en los cuales pudo observarse cómo las mamás crearon un muro humano defensivo para proteger a los manifestantes de las fuerzas de seguridad. En dicha ciudad ocurrió un hecho insólito, fuerzas armadas sin identificación arrestaron a manifestantes y los llevaron a lugares no identificados, lo que provocó una reacción del Gobernador de Oregón y del alcalde, quienes al denunciar los hechos anunciaron que se quejaran ante los tribunales por esas acciones.
En ese contexto vemos un elemento inquietante y preñado de grandes consecuencias: la presencia de fuerzas en Portland ha estado acompañada por denuncias de que los oficiales federales, vestidos con uniformes militares sin identificación, han deteniendo abruptamente a los participantes en las protestas.
El alcalde de la urbe, Ted Wheeler, declaró a la cadena CNN que la gente literalmente está siendo sacada de la calle en camionetas sin marcar y autos de alquiler.
‘Aparentemente, se les niega la causa probable, y se les niega el debido proceso. Ni siquiera saben quién los empuja a las camionetas’, expresó.
La semana pasada, la gobernadora de Oregón, la demócrata Kate Brown, calificó de ‘teatro político de Trump’ el envío de los agentes y dijo que no tiene nada que ver con la seguridad pública. ‘Ahora está desplegando oficiales federales para patrullar las calles de Portland en un flagrante abuso de poder por parte del gobierno federal’.
A pesar de toda esa polémica y de críticas de muchas voces, Trump expresó ayer que podría enviar personal de ese tipo a otras ciudades lideradas por demócratas, bajo el argumento de que tienen altos niveles de violencia.
También estamos mirando a Chicago. Estamos mirando a Nueva York, todas dirigidas por demócratas muy liberales, expresó el mandatario en la Casa Blanca, y mencionó además a urbes como Filadelfia, Detroit y Baltimore.
Medios norteamericanos de prensa reportaron después que la administración se prepara para enviar agentes federales a Chicago esta misma semana, ante lo cual la alcaldesa de esa ciudad de Illinois, Lori Lightfoot, dijo tener grandes preocupaciones, sobre todo tras lo sucedido en Portland.
No necesitamos agentes federales sin ninguna insignia que saquen a las personas de las calles y las retengan, creo, ilegalmente, manifestó Lightfoot, y consideró que, en lugar de eso, el gobierno podría ayudar a detener la violencia con medidas enérgicas contra las armas ilegales.
Funcionarios de Filadelfia, Pensilvania, advirtieron que no se quedarán de brazos cruzados si Trump ordena a fuerzas federales ingresar a la localidad para detener a los manifestantes, según informo la agencia PRELA, el 21 de julio.
En el periódico mexicano La Jornada se publicó el 20 de julio que: Trump insiste en que las encuestas que lo muestran rezagado respecto de Biden son inexactas, y que los republicanos no están siendo encuestados de manera correcta. Primero que nada, no voy perdiendo porque esas son encuestas falsas, sostuvo el magnate. En 2016 eran falsas y hoy en día lo son aún más. Las encuestas en aquel entonces eran incluso peores, añadió el mandatario, quien calificó de incompetente para liderar al país a su oponente demócrata. Le dispararon mentalmente, expresó respecto del ex vicepresidente y virtual candidato del Partido Demócrata a la Casa Blanca. Biden, lleva ventaja de 15 puntos sobre Trump, de cara a las elecciones presidenciales de noviembre, según una encuesta de ABC/Washington Post publicada ayer. Es inconcebible que el presidente de Estados Unidos haga semejantes declaraciones que ponen en peligro la estabilidad de las instituciones de su país y siente un precedente tan nefasto.
A toda esta situación debemos añadirle la decisión de la Administración Trump de abrir las escuelas, con las consecuencias que ello podría traer aparejado como han señalado algunos analistas.
Al hundirse en las encuestas, Donald Trump busca proyectarse como el guardián de la ley y el orden para enfrentar una izquierda radical que amenaza con llevar el país a la anarquía, mientras reapareció –tras una larga ausencia– como el comandante en jefe contra el virus chino, el cual, reconoció por primera vez, podría empeorar en el corto plazo.
Ante un deterioro constante de su aprobación y una creciente ventaja de su contrincante demócrata Joe Biden (en las últimas seis encuestas nacionales, con un promedio de 12 puntos), Trump está apostando a que sus ataques contra la amenaza de anarquistas y otros que «odian a nuestro país», quienes, acusa, están detrás de los políticos demócratas, lograrán rescatar su reelección, publico este 22 de julio en el periódico La Jornada, el comentarista David Brooks.
Lo anterior enrarece el panorama político social del país, en medio de un proceso electoral de por sí, sui generis.