Fue intencional. Así calificó la policía de Nashville una poderosa explosión que sacudió los alrededores del centro de la capital de Tennessee que sólo dejó tres heridos y calcinado al técnico en electrónica, el operador ¿suicida? de la bomba; desde altavoces colocados en la camioneta-bomba, se avisó a la población desalojar el área en 15 minutos, suficientes para ponerse a salvo, pero no para desactivar el artefacto, según la policía, que también alertó a la población.
Las bajas habrían sido numerosas: la explosión destruyó 40 estructuras. Con la muerte del técnico, calificada de suicidio, el evento puede tener o no autoría intelectual. Si la hubo, se giró instrucción de devastar un edificio de AT&T Inc y demoler el centro de Nashville acaso para acentuar el ambiente de desgobierno que se trasmitiría a la población local, nacional y mundial o para ambientar la transición al postrumpismo, en la nación que en crisis es aún la primera potencia hegemónica pese al caos trumpiano sobre áreas sensibles deseguridad nacional y de una diplomacia que declara a la automotriz alemana peligro de seguridad nacional.
Al prevalecer la noción del técnico terrorista solitario y perfectamente muerto (a la Oswald) la cancha queda a merced del nacional trumpismopero Trump cada vez con menos apoyos internos alentando tensiones domésticas y externas con tuits contra Irán y entrando en conflicto con senadores republicanos y altos funcionarios en los Departamentos de Justicia y Defensa.
De importancia mayor la denuncia del general Jim Mattis, ex secretario de Defensa de Trump quien calificó al magnate de amenaza a la Constitución por su respuesta militar a la ola de grandes protestas contra el racismo que sacude a EE.UU. En comunicado del 3 de junio 2020 en The Atlantic, Mattis denunció la militarización de las manifestaciones por parte de la Casa Blanca y a Trump por ser “el primer presidente que no intenta unir al pueblo estadunidense, ni siquiera pretende intentarlo… las consecuencias de tres años de este esfuerzo deliberado”, según Mattis esun divide y vencerás de corte nazi.
Esta denuncia muy grave deberá merecer la atención no sólo de las generaciones de historiadores de los años por venir. Merecen centralidad en el período posTrump, ya que en su reflexión con la ciudadanía Mattis agregó que no debemos ser distraídos por un pequeño número de infractores de la ley. Las protestas están definidas por decenas de miles de personas de conciencia que insisten en que estamos a la altura de nuestros valores, como personas y como nación.
Mientras ese proceso histórico se desenvuelve en la magnitud merecida para ser llevada a tribunales, vale revisar algunos apuntes de las grandes pugnas inter e intra capitales monopólicos que exaltan la devastación en Nashville. Esto porque históricamente EE.UU. ha sido una economía con una de las más altas manifestaciones de nacionalismo económico y proteccionismo como plataforma de su despegue inicial de particular intensidad desde el fin de la Guerra Civil (1861-1865), en vertiginoso ascenso hegemónico a partir de la Guerra Hispanoamericana hasta los genocidas ataques atómicos contra Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945. Esos ataques no acabaron la guerra. Según el liderato militar de EE.UU., Japón ya entoncesestaba vencido. Más bien fueron para caracterizar a la posguerra, dando inicio a una etapa de acentuada pax americana sustentada en lo militar por la guerra fría y el terrorismo atómico, posteriormente termonuclear y en lo económico el capitalismo de las sociedades de alto consumo, el del derroche y despilfarro de los combustibles fósiles vinculados al ascenso de la hegemonía de EU. (W. LaFeber The American Search for Opportunity, 1865-1913, Cambridge UP, 1993; H. Marcuse, El Hombre Unidimensional, Beacon, 1964).
Luego del fin de la Segunda Guerra Mundial –SGM–, el mercado no es lo que rige la vasta maquinaria estatal en movilización bélico-industrial permanente que posa ante el mundo como economía de libre mercado. El libre mercado, decía Otto Von Bismark, es la doctrina favorita de la potencia dominante, temerosa de que otras sigan su ejemplo. Incluyo la caracterización monopólica porque la camioneta-bomba se colocó de cara a un edificio de American Telephone Telegraph (AT&T Inc), históricamente conocida por su orgullo monopólico. Lo cierto es que, además de ominoso es un evento extraño, que encaja en el proceso mayor de la historia en curso de EE.UU.: el tránsito hacia el postrumpismo. Es un contexto que se relaciona con la dinámica de fuerzas encontradas en el proceso de concentración y centralización del capital monopolista con ímpetu durante y después de la SGM. Cuando en 2016 se supo que la AT&T estaba en la puja por Time Warner el candidato Trump prometió anular la fusión si ganaba, quejándose por “el trato negativo que recibe de CNN, por cierto una división de la AT&T. (Continuará)
Fuente: https://www.jornada.com.mx/2020/12/31/opinion/017a1eco