Con motivo del fallecimiento del coronel Javier Perote el pasado día 25, publicamos el siguiente texto suyo escrito en enero de 2005
La otra noche, apenas conocido el hecho, os comuniqué la muerte de José Ramón Diego Aguirre. Era Presidente de Honor de la Asociación Amigos del Pueblo Saharaui de Madrid y Ciudadano de Honor de la República Saharaui. También se le había otorgado el » Premio a la Solidaridad Juan Antonio González Carvallo» cuya preciosa metáfora plástica, una rosa del desierto, tuve yo el honor de recoger, en su nombre, de manos de M Brahim Gali, en la clausura de las jornadas de Toledo.
Desde que se enteró de que se le habían otorgado esta última distinción no paró de llamarme y pedirme datos; qué cuándo se lo iban a entregar, donde iba a ser el acto, quién fue Juan Antonio González etc. Parecía un colegial en espera de su diploma. Pero sobre todo tenía una gran preocupación porque temía que debido a su enfermedad no pudiera estar a la altura de las circunstancias en tal acto.
En una aparición en público en el Colegio Virgen de África, posiblemente la última y ya muy enfermo, le fallaban las fuerzas pero no consintió en suspender su intervención y finalmente con gran esfuerzo finalizó su ponencia sobre Ma El Ainin.
Este afán era una característica muy suya. En las veces que le vi como protagonista en algún acto público, algunas siendo yo copartícipe, recuerdo el esmero que ponía para que todo se desarrollara con la dignidad debida; desde su propia indumentaria siempre discretamente elegante, la exposición del tema, los tiempos bien medidos, hasta sus elegantes ademanes que acompañaban a una magnífica voz que no necesitaba en absoluto de micrófonos y, a la cual, sabía sacar partido.
Llenaba la presidencia de un acto con total aplomo estuviese a su lado quien estuviese. No hacía concesiones a nadie ni a nada y si consideraba que tal cosa debía ser dicha, se decía. Nunca suspendió un acto al que se hubiera comprometido aunque la sala estuviese vacía, cosa frecuente entre los estudiantes que se comprometían a organizar actos los cuales después no podían controlar
A pesar de mi mala memoria y del tiempo transcurrido no he olvidado la primera imagen que de él tengo. Estaba yo en la sede de nuestra asociación cuando apareció por la puerta. Entró erguido, con su cazadora de piel y pañuelo al cuello que le daba un aspecto deportivo y elegante. Pausadamente recorrió con la vista la humilde habitación en que nos encontrábamos y, sin tiempo para preguntarle, fue él quién se presentó y dijo a lo que venía.
Al decirme que era militar y que estaba interesado en los asuntos del Sáhara, creí necesario poner en claro desde el primer momento que nosotros apoyábamos las reivindicaciones del Frente Polisario, e ingenuamente me puse a explicarle algo sobre el tema saharaui. Me interrumpió cortésmente para saber si no me molestaría que encendiera un cigarrillo, y continuó prestando atención a mi discurso . El me escuchaba asintiendo con la cabeza como diciendo: sí sí ya sé, yo conozco algo de todo esto, y también defiendo los derechos de los saharauis y las reivindicaciones del Frente Polisario….
Por fin le dejé hablar y fue entonces cuando empecé a experimentar la sensación de que había estado haciendo el ridículo, al darme cuenta de que había tratado de ilustrar a la persona que más sabía del Sáhara, de los saharauis y de su historia. A partir de entonces empezó mi amistad con él y, conforme le iba conociendo, aumentaba mi aprecio mi consideración y mi afecto
Después sabría también que la difusión de sus escritos, sería fundamental en la lucha a favor de la causa saharaui.
Tenía un sentido muy militar del orden y la organización, así que cuando llegó a la Plaza Mayor de Madrid de donde saldría la primera caravana de ayuda humanitaria, y se encontró con un tremendo desbarajuste, no pudo evitar preguntarme en un aparte si yo estaba seguro de llegar lejos con aquella tropa. Pero las dudas se le disiparon cuando se enteró de que en uno de los camiones iría yo de conductor siendo así que no había manejado un camión en mi vida. Estamos locos Javier, me dijo, y allá fue. Tenía sesenta y dos años y no quiso perder la ocasión de visitar a los innumerables amigos saharauis que tenía en Tinduf.
He dicho innumerables amigos, y así lo pudimos constatar al llegar a los campamentos. Durante toda la visita fue el centro de atención y no paraban de acercarse a saludarle. Algunos que no le conocían pero habían oído hablar de él o leído su libro mostraban gran interés en conocerle, y varios de ellos pidieron ser presentados, pues querían saludarle.
La presentación de su libro la «Historia del Sahara» fue todo un acontecimiento. El acto presidido por el Ministro Fernando Moran tuvo lugar en la Biblioteca Nacional, y el salón se llenó a rebosar. Cuando José Ramón hizo su aparición en la sala, oí a Ruth que no se recató en exclamar: ¡ oh! que hombre tan guapo. Ruth era una enérgica joven alemana que vino a poner un poco de orden en la asociación. Ya he dicho que J/R tenía un porte elegante, y ciertamente, verle entrar decidido en la sala, la cabeza alta y una incipiente melena que se dejaba, le recordaba a uno la figura atractiva de un explorador o un aventurero. En su juventud parece ser que era un tanto «fardón» cosa que se puede apreciar algo en las fotografías del desierto en que se le ve con su gorrilla de campaña coquetamente ladeada y caída sobre la frente.
También recuerdo la noche en que le hicimos Presidente de Honor de la asociación. Nos reunimos a cenar en el Hotel Victoria, y nuestra presidenta Carmen Díaz Llanos pronunció unas simpáticas palabras. También nos acompañaba su compañero en la presidencia de honor Fernando Sánchez Dragó que nos contó una divertida anécdota: en uno de sus innumerables viajes llegó al puesto español de La Güera siendo recibido por el jefe del destacamento, tras ser advertido éste de que en la entrada exterior se encontraba un individuo, al parecer español. S/Dragó se encontró ante un alto y barbudo joven Teniente como salido de la novela de Beau Geste el cual, tras las cortesías de rigor, consideró que los minutos transcurridos era suficiente tiempo como para haber trabado una profunda amistad, por lo que no tuvo reparos en pedirle a Fernando un porro.
En esta cena también estaba con nosotros un activo y eficientísimo miembro de la solidaridad con los saharauis; Eugenio Sánchez que entre otras cosas fue el que se encargó de chafar el viaje de Hassán II a Madrid pilotando un avioneta que estuvo toda la mañana dando la «barila», volando por encima de la ciudad con una enorme pancarta enganchada en la cola en la que se podía leer ¿Hassán II los desaparecidos saharauis donde están?
Un momento de especial emoción para él y su esposa Magdalena fue el acto presidido por Brahim Gali en que se le hizo ciudadano de honor de la República Saharaui. Fue el primer español a quién otorgaron este título y os puedo asegurar que estaba orgullosísimo de ello. Comprensiblemente, tras la muerte de su esposa, en que el orden de la casa ya no volvió a ser el mismo, se traspapeló el escrito en que se le comunicaba tal distinción, siéndole de gran contrariedad este hecho. En este acto me pidieron que pronunciara yo unas palabras, lo que así hice, recordando la anécdota en que, con ocasión de un acto conjunto de los dos en la Universidad al dirigirme a él, en un lapsus momentáneo, le llamé profesor lo que cortó de inmediato diciendo que él no era profesor, que era militar.
Somos muchos los que debemos a José Ramón habernos metido en el alma del pueblo saharaui y el pueblo saharaui en nuestra alma proporcionándonos la mejor arma para su defensa: el conocimiento de la verdad.
Leyendo sus libros o sus artículos hemos aprendido sin ninguna clase de dudas que la causa saharaui hay que defenderla porque es justa, hemos adquirido las herramientas para saber discutir y para no dejarnos enredar con las mentiras o los falsos argumentos que, con tanta frecuencia nos llegan de nuestra propia gente: políticos, periodistas, empresarios etc.
Muchos de estos individuos intentan hacer creer, y así nos lo han recordado recientísimamente, que son del interés de España los sustanciosos beneficios que obtienen sus empresas al instalarse en Marruecos participando en la explotación de una población con mano de obra barata, empobrecida, ignorante y religiosamente sometida a un todopoderoso Sultán. Pero sin preocuparse en absoluto de mejorar la condición de esta pobre gente, buena parte de ella carne de patera, ni considerando que con su presencia contribuyen a apuntalar un régimen dictatorial que entre otras cosas tiene invadido el Sáhara. Hechos así disgustaban enormemente a J/Ramón.
Sus escritos en estos treinta años han sido demoledores como el Informe que hizo llegar al Senado de los EEUU firmado por él mismo y por el General Alonso del Barrio, el Coronel Rodríguez de Viguri recientemente fallecido que fue Secretario General del Gobierno General del Sahara, y el Coronel Valdés último Gobernador del Sahara el cual, a pesar de estar obligatoriamente presente por razón de su cargo, se negó a firmar el acta de la reunión de lo que pretendía Marruecos hacer pasar como la representación de la Yemaa para dar validez a los acuerdos de Madrid. Se limitó a afirmar que él se encontraba allí para despedirse de los saharauis, por lo que el espacio reservado a su firma quedó en blanco.
Otros documentos de lectura obligada para cualquiera interesado en los asuntos del Sahara deben ser su análisis sobre la «Raíz y Desarrollo del Nacionalismo Saharaui» o el «Memorándum sobre el conflicto del Sahara Occidental» o su «Libro Blanco sobre el Plan de Paz de 1991: Veinte Años Bastan» editado por la Asociación de Madrid.
El valor de sus escritos y sus testimonios es indudable, pues él los vivió en primera persona y de muchos de los acontecimientos que relata fue él el protagonista ya que durante su presencia de diez años en el territorio siempre estuvo en puestos importantes, como los servicios de información.
Los conocimientos que pudo adquirir en razón de su cargo y su sentido humanitario le sensibilizaron para poder formarse una idea particular sobre Basiri a pesar de una generalizada opinión contraria, haciéndonos un retrato bastante aproximado de él, al que nos presenta como un hombre de una gran categoría humana, intelectual, teórico de la liberación árabe con carácter pacifista, pródigo en dar consejos de prudencia, del cual el Gobierno del Sahara fue incapaz de valorar su personalidad para el futuro político del territorio.
La dudosa desaparición de este «leader» contribuyó a engrandecer su figura creándose una especie de Imán que habría de volver, como así fue, sino en presencia si en espíritu, pues él es el verdadero inspirador del Frente Polisario.
Esta visión de Basiri y el trágico fin que tuvo conturbaba especialmente su espíritu democrático y humanista.
A estas horas ya habrán tenido la oportunidad de estrecharse las manos.
Podría seguir resaltando su aportación intelectual y la ayuda incomparable que encontrábamos con sus certeros análisis como, cuando nada más firmarse los acuerdos de paz de 1991 le vaticinó a Hash, entonces representante del F/Polisario, y en contra del parecer de todos nosotros, que sería un fracaso.
Se prestaba gustoso a cualquier trabajo que le pidiésemos y con frecuencia aparecía a ultima hora de los jueves o algún día de reunión para luego acompañarnos al bar a tomar unos vinos. A Pepe Taboada le llamaba «el Jefe»
Por su currículum sé que nació en 1927 en Santander, que ingresó joven en la Academia Militar de Zaragoza de donde salió con el grado de Teniente de Artillería. Estuvo por el Pirineo en unidades de montaña de donde, al ascender a Capitán, pasó destinado al Sahara, por suerte para todos. Hizo la carrera de filosofía y letras licenciándose en historia, terminando su vida profesional con el grado de Coronel en el Servicio Histórico Militar.
Además de su magnífica «Historia del Sahara Español» es necesario resaltar el informe exhaustivo sobre lo que aconteció a continuación, lo cual expone con la claridad de su estilo en un pequeño libro «Guerra en el Sahara» también imprescindible para los interesados en este asunto.
Otro libro interesantísimo «La última Guerra Colonial de España» donde por primera vez aparecen fotografías hasta entonces inéditas, por censuradas, sobre la guerra de Ifni.
En todos sus escritos, los análisis de los aspectos militares son inmejorables como los que hace de la Operación Teide/Ecouvillon de 1957/58 o de la guerra de Ifni.
Últimamente, ya enfermo, le animé mucho a que escribiera un libro sobre un tema que sabía yo le rondaba por la cabeza y que, por fin el 30 de marzo último, pudimos presentar en la Sociedad General de Autores de Madrid.
El acto de presentación de este último libro «El Oscuro Pasado del Desierto» fue presidido por la Profesora de la Universidad Dolores Rubio García entusiasta de la obra de José Ramón. También estuvieron presentes el Catedrático Javier Morillas y el Editor del libro, Presidente del PEN club de España, Basilio Rodríguez Cañadas. Esta obra da un repaso histórico del Sáhara desde los tiempos más remotos, utilizando los escritos de los autores árabes de la antigüedad, hasta los tiempos modernos. Algunos capítulos son especialmente atractivos como el dedicado a las ciudades perdidas del desierto ¿sabíais que hubo ciudades construidas exclusivamente con bloques de sal?
En la elaboración de este libro yo jugué un papel bastante activo junto con su yerno Joaquín Boado y la ayuda, al principio, del hoy Embajador de la RASD en Méjico Ahmed Mulay Bazuco. Esta fue una buena experiencia para saber qué punto de exactitud y perfección exigía en sus cosas; durante días y días no paramos de corregir una y otra vez, que si ahora un punto que luego una coma, a veces tres o cuatro folios. Nos volvía locos.
Ha quedado sin editar una extensa Historia de Marruecos cuyas pruebas y correcciones están a punto para poder hacerlo, ya veremos.
He tratado de resumir la importancia que para la causa saharaui han tenido sus innumerables artículos, muchos de ellos publicados en revistas especializadas en los cuales se puede apreciar, a pesar de su afán de objetividad, un indisimulado afecto por los saharauis y una rabia por lo que siempre calificó como una tremenda injusticia.
Pero no sólo escribió libros de historia; antes de agravarse definitivamente su salud estaba escribiendo una novela y también cultivó la poesía. Para muestra de esto último daré fin a este escrito con la poesía que dedica a su esposa A Ti fúlgida luz de amanecer amada del alma
desde esta estéril noche de soledad
cuando sólo el dolor junto a tu nombre anida
cuando todo es silencio.
Medio siglo después, desde aquel día
Todo eres tu y sin ti todo es vacío:
Ha tiempo se secó la última rosa
Y los frágiles versos tienen heladas ramas
Por entre el tibio césped que de tu labio brota
Como postrer ofrenda nacerán mis palabras
Cada voz un suspiro cada letra un lágrima.
Pero sería interminable este escrito, de seguir por el camino de las alabanzas. Además, siento la necesidad urgente de comunicar a todos la certeza que tengo de que su desaparición es una gran pérdida, el afecto que le cogí con el tiempo y una triste sensación de pérdida y vacío que experimento desde que tuve la noticia de su fallecimiento.
A raíz del agravamiento de su enfermedad fue alternando sus estancias en casa de alguna de sus cinco hijas muriendo finalmente en la de su hija Menena en San Fernando, Cádiz. Su hija pequeña, Arancha, fue miembro de nuestra asociación y trabajó en un proyecto sobre agricultura.
Al acto de incineración del cadáver ha asistido una representación del pueblo saharaui presidida por el Delegado de Andalucía M’hed Salem y otros varios saharauis, más algún miembro de las asociaciones de aquella tierra. El féretro fue cubierto con la bandera saharaui y posteriormente sus cenizas serán distribuidas, parte junto a las de su esposa, la inolvidable Magdalena, en Graus (Huesca) y otra parte en Tifariti donde serán depositadas en la ciudad de la solidaridad.
Próximamente se reunirá su familia aquí en Madrid donde se celebrará un acto fúnebre en su memoria del cual se avisará oportunamente
En el recuerdo de José Ramón, todos unidos, prosigamos esta lucha que hemos emprendido por la libertad del Sáhara
Recibid todos el afecto de vuestro amigo y compañero.
Javier Perote