En New Ashdon Park, una zona de mediana densidad de la capital de Zimbabue, Harare, en las nuevas viviendas que han sustituido a un bosque antaño floreciente, las chimeneas improvisadas se han convertido en algo habitual, ya que los residentes dependen exclusivamente de la leña para obtener energía.
Habitantes de la ciudad como Neliet Mbariro, de 34 años, casada y madre de cuatro hijos, vive en una casa que aún no ha sido conectada a la red eléctrica, como sucede con las demás del nuevo barrio.
Como muchos de sus vecinos, Mbariro ha tenido que depender de la tala de algunos árboles al otro lado de una carretera sin asfaltar cercana a su casa, para tener energía para su familia.
“Cortamos los pocos árboles que quedan aquí para poder hacer fuego para cocinar todos los días. No podemos hacer nada más porque no tenemos electricidad en esta zona”, dijo Mbariro a IPS.
En los últimos dos años, desde que comenzó la construcción, en el barrio donde vive Mbario, cientos de árboles han desaparecido y han sido sustituidos rápidamente por viviendas como la de ella.
A medida que las estructuras urbanas se elevan, vastas hectáreas de bosques naturales caen y son sustituidos por viviendas e instalaciones industriales en Zimbabue, un país del sur de África, con unos 16 millones de habitantes, que está hundido en una larga y acuciante crisis socioeconómica, que expresa una sola cifra: el desempleo informal alcanza a 90 % de la población activa.
Arnold Shumba, de 32 años, un constructor que opera en New Ashdon Park, afirmó que con su equipo de trabajo en la zona han tenido que talar cientos de árboles para construir viviendas para sus clientes.
“Recuerdo que había muchos árboles; de hecho, aquí había una enorme zona boscosa, pero esos árboles ya no existen porque, a medida que trabajábamos, los talábamos. Ahora solo se ven casas», dijo Shumba a IPS.
Según los ecologistas, el impacto de la deforestación es cada día más problemático para el país.
“Muy pronto, los pueblos y ciudades no tendrán más árboles, ya que los edificios ocuparán su lugar”, dijo a IPS el activista medioambiental independiente Marylin Mahamba, residente en Harare.
Por ejemplo, como señala Mahamba, Harare ya no es la misma, con decenas de espacios urbanos abiertos donde se talaron los árboles que había y ahora se edifica.
Bulawayo, la segunda ciudad más poblada de Zimbabue, está aún peor, y Mahamba afirma que la ciudad ha sido golpeada por la deforestación a diestra y siniestra a medida que crecen las zonas residenciales.
Pero la creciente deforestación urbana no obedece solo al incremento de las edificaciones, sino al déficit de electricidad que sufre Zimbabue, destacan expertos en clima y ambiente.
“La Compañía Eléctrica de Zimbabue también es culpable por no suministrar suficiente electricidad. El gas es caro y mucha gente no puede permitírselo. Optan por la leña porque es más barata, y por eso ahora están desapareciendo más árboles urbanos”, dijo a IPS Kudakwashe Makanda, experto zimbabuense en cambio climático.
Otro factor de la deforestación urbana, destacó, es la incontrolada migración del campo a la ciudad.
“Ahora hay una expansión excesiva de las ciudades en Zimbabue. Obviamente, esto no perdona a los bosques. Por naturaleza, la gente querría asentarse en zonas urbanas, y en virtud del deseo de la gente de asentarse en las ciudades, la gente tala árboles para establecer viviendas”, dijo Makanda.
El especialista también culpó a las autoridades locales de alimentar la deforestación urbana. Permiten que la gente ocupe terrenos no aptos para la urbanización, lo que provoca la tala de árboles.
Con el desempleo afectando a 90 % de la población activa del país, según el Congreso de Sindicatos de Zimbabue, Makanda dijo que en las ciudades, muchos se han pasado a la leña como medio de vida.
“La gente se gana la vida con la leña, lo que significa que están desapareciendo más árboles en las ciudades a medida que los comerciantes venden leña, que se ha convertido en una fuente de ingresos para muchos que no tienen un empleo formal”, dijo.
Se suceden situaciones como la de New Ashdon Park, sin conexión eléctrica y con muchos residentes como Mbariro, que tienen que depender de la leña para abastecerse de energía, o de otras áreas que sí tienen tendido eléctrico, pero que sufren cortes regulares de luz.
Esas dos situaciones combinadas están detrás de la ostensible deforestación de las urbes zimbabuenses, consideró Makanda.
Además, los residentes en las ciudades, acuciados por el desempleo general, está desbrozando terrenos para poder cultivar, talando los árboles que obstaculizan los improvisados huertos urbanos, que se multiplican como herramienta de sobrevivencia.
Para solucionar la creciente amenaza de la deforestación urbana en Zimbabue, según expertos en cambio climático como Makanda, es necesario incentivar fuentes de energía alternativas, como la solar, para que sean asequibles y así salvar los bosques urbanos que quedan.
Denis Munangatire, ecologista licenciado en estudios medioambientales por la Universidad Estatal de Midlands, afirma que cada año se pierden 4000 árboles en las ciudades de Zimbabue.
Según la Comisión Forestal del país, estos árboles forman parte de las 262 000 hectáreas de bosques que se destruyen cada año en Zimbabue.
Al igual que Makanda, Munangatire culpó a las autoridades locales de las ciudades de alimentar la deforestación.
“Las alcaldías son responsables de la desaparición de árboles en pueblos y ciudades porque están dejando que los promotores inmobiliarios acaben con los bosques, dejando pocos o ningún árbol en pie en las zonas que urbanizan”, dijo Munangatire a IPS.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
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