El autor sostiene que las personas calificadas como «radicales» en Estados Unidos y en otros países son, en realidad, todo lo contrario pues se oponen a la guerra y al uso de la extorsión para torcer la voluntad de personas o incluso de países enteros.
En Estados Unidos, como en muchos otros países, se da la paradoja de que los más radicales están en el centro del espectro político. Tanto la derecha de la derecha como la izquierda de la izquierda se oponen a más guerras imperiales, sobre todo a las impulsadas por Israel.
¿Por qué esta singularidad? Tal vez porque el centro del espectro político ha sido comprado por los lobbies financieros y extranjeros ya que, se supone, son ellos quienes suelen decidir la narrativa correcta en las elecciones y son ellos los más probables de convertirse en representantes, senadores y presidentes. Así que invertir en los moderados de un partido es lo mismo que invertir en los moderados del otro, mientras son presentados como opciones diferentes, responsables, sensatas, realistas…
La lógica de la propaganda siempre radicó en un divorcio entre narrativa y realidad, la cual se da con la inversión de los ideoléxicos usados por el poder. Desde hace siglos, como fue el caso del genocidio americano o el africano, los invasores se victimizaron como invadidos, los violadores como violados, los despojados como bandidos, los esclavistas como libertarios. Los salvajes fueron los civilizados y los masacrados fueron despreciados por bárbaros. El árbol florece, da frutos y pierde las hojas, pero las raíces son las mismas.
Moderados, aquellos que sermonean con el patriotismo y la responsabilidad civilizatoria de bombardear cualquier otro país que no les obedecen.
Radicales, aquellos que no usamos ni armas ni capitales para torcer la opinión de nadie y, mucho menos, la de países enteros, sino sólo ideas y palabras. Radicales, aquellos irresponsables que estamos en contra de matar niños sin importar su etnia, su nacionalidad, su clase social o si fueron o no elegidos por algún dios que ordena a unos pueblos exterminar a otros.
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