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Miles de medicamentos donados, a punto de caducar por la falta de fondos para repartirlos

Los recortes de Trump ya se notan en Ghana

Fuentes: El Diario

El desmantelamiento de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) tiene un efecto directo en los programas de distribución de medicamentos. Miles de pastillas donadas a Ghana caducan en octubre y, sin fondos suficientes, el Gobierno no puede repartirlos antes de su expiración.

Con una llamada, Lydia Adomakoh puede intuir el diagnóstico de varios niños de su comunidad. Sus madres le hablan de sangre en la orina, mencionan su corta edad, confirman los juegos de sus hijos en estanques de agua posiblemente contaminada. Ella, tras gestionar cientos de casos en su distrito, ubicado en la región Central de Ghana, levanta el teléfono y arranca el protocolo: otro posible caso de esquistosomiasis. También avisa de los “cada vez más numerosos” pacientes de oncocercosis una dolencia provocada por la picadura de moscas negras infectadas que puede llegar a provocar ceguera. Y, alerta, un paseo por las comunidades que vigila es suficiente para localizar mujeres y hombres con alguna de sus extremidades deformadas, fruto de otra enfermedad infecciosa ligada a la pobreza, la elefantiasis.

Como oficial de control de las llamadas Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD) de uno de los subdistritos de la región Central de Ghana, Adomakoh debe dar la voz de alerta, intentar gestionar los casos detectados y coordinar en su zona los planes de administración masiva de medicamentos para prevenir la transmisión. Pero ahora la funcionaria no puede hacer mucho más que notificar el posible caso.Llamar, comunicar y esperar. Llamar, insistir,y aguardar unas medicinas que de momento no llegan.

Las tres dolencias cuyos casos están aumentando en su área son tratables y su prevención forma parte de las campañas de repartos masivos de medicamentos lideradas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para erradicar este tipo de dolencias presentes en los lugares más pobres del planeta. “No tenemos medicamentos. Por los recortes de EEUU no se ha podido hacer todavía. Estamos esperando. Y los casos están aumentando”, comenta la mujer con seriedad, vestida de blanco tras la misa de domingo, sentada bajo la sombra de un árbol.

A 144 kilómetros de distancia de ese árbol bajo el que Lydia Adomakoh habla preocupada del aumento de casos y el retraso de las campañas de prevención, los medicamentos que su comunidad necesita cogen polvo en un edificio de la capital de Ghana. Algunos de los tratamientos corren el riesgo de caducar, especialmente los que curan la esquistosomiasis, una dolencia que afecta especialmente a los niños debido a la infección parasitaria provocada por el contacto con aguas contaminadas. Aquella que la funcionaria se conoce bien. La que está impidiendo ir a la escuela a decenas de niños de su región.

Miles de pastillas necesarias para tratar y prevenir una parte de las enfermedades tropicales desatendidas, donadas por grandes compañías farmacéuticas a la OMS para su posterior distribución, se acumulan desde hace meses en la Farmacia Central del Servicio de Salud de Ghana a la espera de contar con los recursos suficientes para completar el programa de administración masiva de medicamentos de 2025, según confirma a elDiario.es el responsable de este centro que almacena millones de medicamentos en Ghana.

La explicación se encuentra aún más lejos de la comunidad de Lydia Adomakoh, en concreto en Estados Unidos. El retraso del programa es efecto directo de la decisión tomada por Donald Trump de congelar los fondos destinados a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), que en la práctica ha desmantelado la actividad del mayor donante de ayuda a nivel global. Este viernes, el Congreso de EEUU ha validado la retirada de 8.000 millones de dólares para programas de ayuda exterior.

Los niños junto al arroyo Owere, con agua aparentemente contaminada por las actividades mineras ilegales denominadas localmente "galamsey" en Konongo, región de Ashanti, Ghana.
Los niños junto al arroyo Owere, con agua aparentemente contaminada por las actividades mineras ilegales denominadas localmente «galamsey» en Konongo, región de Ashanti, Ghana. Francis Kokoroko/Fundación Anesvad

Fecha de caducidad: octubre

Hasta el pasado mes de febrero, la USAID se encargaba de financiar la complicada logística requerida durante las campañas de reparto de medicamentos en países como Ghana, cuyo sistema de salud depende de la ayuda exterior. Tras el recorte, el Gobierno ghanés se ha visto forzado a aplazar la campaña de distribución masiva de medicamentos para controlar las Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD), que debía haberse completado hace meses, confirma a elDiario.es Joseph Opare, el director del programa de Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD) del Ministerio de Salud de Ghana.

“Este año hicimos en enero el primer reparto de medicamentos y la cobertura fue del 84,5%. Ahora estamos esperando para hacer el segundo reparto. Y es aquí donde tenemos el desafío debido a Estados Unidos. Espero que lo logremos”, explica Opare, quien detalla que han logrado el compromiso de la Fundación Gates para financiar parte del programa de administración masiva de medicamentos de este año. “No tenemos suficiente. Estamos buscando más fondos, pero ahora no tenemos suficiente”, zanja con frustración.

Hace una mueca cuando se le pregunta por el riesgo de caducidad de la medicación que ya ha llegado al país. Le preocupa especialmente las reservas de praziquantel, el antiparasitario utilizado para tratar y prevenir el desarrollo de esquistosomiasis, esa enfermedad que afecta especialmente a los niños que juegan en aguas contaminadas o mujeres que no tienen otra opción que lavar su ropa en ellas. Los miles de comprimidos donados por compañías farmacéuticas -en el caso del praziquantel el principal donante es Merck– bajo el paraguas de la OMS caducan el próximo mes de octubre, confirma Opare, quien dirige su mirada hacia abajo después de transmitir todos los esfuerzos del Servicio Nacional de Ghana a la hora de llamar a puertas de nuevos socios para obtener financiación.

Según los datos a los que ha accedido elDiario.es, el riesgo de expiración inminente se encuentra en 447 botes de praziquantel cuya fecha de caducidad se sitúa en octubre. Cada uno de los botes, tiene mil comprimidos y cada niño tratado debe tomar de uno a cuatro pastillas, según confirma el Servicio de Salud de Ghana.

“Es muy poco tiempo y, si no conseguimos los fondos rápido… en octubre van a expirar”, añade con cierta impotencia. En la farmacia central también cuentan con más de 12.800 paquetes de medicamentos donados para tratar la filariasis linfática (elefantiasis) y la oncocercosis, que tienen un mayor margen de caducidad: junio de 2026. “Esa distribución la vamos a hacer. Para esa distribución vamos a tener fondos, aunque aún no han llegado, pero estamos preparados”, asegura Opare.

Patrick Davies, de 37 años, un activista por la lucha contra las enfermedades tropicales desatendidas, observa una pancarta de sensibilización en la oficina de la Fundación Gate en Ankarful, Región Central, Ghana.
Patrick Davies, de 37 años, un activista por la lucha contra las enfermedades tropicales desatendidas, observa una pancarta de sensibilización en la oficina de la Fundación Gate en Ankarful, Región Central, Ghana. Francis Kokoroko/Fundación Anesvad

La administración masiva de medicamentos (AMM) se trata de una estrategia que pretende distribuir tratamiento a todas las personas de una zona determinada considerada endémica, independientemente de si padecen o no la enfermedad. En las últimas décadas, la OMS ha impulsado estas campañas como una de las herramientas principales para controlar las enfermedades tropicales desatendidas cuyo desarrollo puede prevenirse con este tipo de medicamentos, como la filariasis linfática, oncocercosis y esquistosomiasis.

Por qué se necesitan fondos

La OMS ya había advertido del riesgo que entraña el desmantelamiento de la USAID para la batalla global contra las enfermedades infecciosas desatendidas. “La reciente retirada de la financiación por parte de Estados Unidos de los proyectos de ETD pone en peligro el éxito de 19 años de inversión en el esfuerzo mundial para eliminarlas”, ha lamentado la agencia de la ONU en un comunicado publicado en junio. “Si no se garantizan urgentemente mecanismos alternativos para la prestación de servicios, las suspensiones y reducciones de la AOD para la salud podrían provocar la caducidad de más de 55 millones de comprimidos para enfermedades tropicales desatendidas (ETD) para finales de 2025, solo en África”, añadió.

Para abarcar a toda la población considerada en riesgo por vivir en determinadas áreas con infecciones endémicas, es necesario movilizar millones de medicamentos cada año a los países afectados. Tras el recorte de la USAID, el envío de medicamentos no es el problema: desde hace años está garantizado a través de compañías farmacéuticas que, como parte de sus programas de responsabilidad corporativa, forman parte de los planes de la OMS para luchar contra las enfermedades tropicales desatendidas. Las complicaciones surgen cuando, una vez recibidos miles y miles de tratamientos, el Gobierno no tiene los medios necesarios para hacerlos llegar a las zonas afectadas.

Distribuir los medicamentos con éxito no consiste solo en trasladarlos de un lugar a otro. La campaña requiere de una logística costosa. “Los medicamentos son gratuitos, pero es necesario organizar la capacitación para realizar la distribución en diferentes niveles: regional, nacional, en la calle… Hay que reunir a la gente, a voluntarios y trabajadores a los que se les tiene que formar. Hay que facilitar su movimiento por todo el país”, detalla Opare para explicar la necesidad de presupuesto ligada a estos planes.

Se administran medicamentos de terapia multimedicamentosa (TMD) contra la lepra en el Hospital General y de Lepra de Ankarful, en Ankarful, Región Central, Ghana.
Se administran medicamentos de terapia multimedicamentosa (TMD) contra la lepra en el Hospital General y de Lepra de Ankarful, en Ankarful, Región Central, Ghana. Francis Kokoroko/Fundación Anesvad

Una de las tareas más complicadas consiste en sensibilizar a las personas en riesgo para explicarles la importancia de tomar la medicación, incluso cuando no tienen síntomas ni padecen a priori la enfermedad, pues se trata de una estrategia preventiva. Y no es algo sencillo. Amadakoh ha coordinado algunos de estos programas en su distrito y confirma la necesidad de fondos. “Tengo 33 comunidades. Necesito reclutar a 33 personas que vengan a administrarlo. La administración del medicamento suele tardar entre 10 y 15 días. Un ‘voluntario’ vive de su trabajo, lo que le genera ingresos, y luego se ofrece a distribuir medicamentos durante 15 días, y algo hay que pagarles porque sin motivación no se saca adelante. Por eso los servicios no pueden entregar los medicamentos, porque llegan de inmediato y antes se necesitan fondos para preparar todo”, detalla la funcionaria.

La organización de origen vasco Fundación Anesvad, centrada en la lucha contra las enfermedades tropicales desatendidas en África Subsahariana, teme el posible retroceso que puede generar el desmantelamiento de la USAID en los logros de años en el terreno. “Nos preocupa que un corte abrupto de la estrategia de la distribución masiva de medicamentos pueda afectar al maneo de casos y al estigma que genera. Si se corta, los casos de filariasis linfática y oncocercosis se van a disparar y será un reto poder gestionarlos”, advierte uno de los portavoces de la organización, que en Ghana apoya la gestión de los casos activos y la sensibilización en contra del estigma provocado por las ETD.

“Los casos están aumentando”

Más allá de la prevención, varios líderes comunitarios volcados en el apoyo a los pacientes de enfermedades tropicales desatendidas advierten de que los recortes en la ayuda al desarrollo también están afectando ya al propio diagnóstico de los casos y al tratamiento de los enfermos. Lo comenzaron a notar, dicen, desde la retirada de fondos de Reino Unido durante la etapa de Boris Johnson en el poder, pero en los últimos años con el desmantelamiento de la USAID, los recursos para desarrollar sus actividades son casi inexistentes.

Patrick Davies, fundador de la Fundación Gate Ghana, dedica su vida a la sensibilización sobre estas dolencias olvidadas y, sobre todo, a la lucha contra el estigma de quienes las padecen, al ser enfermedades que suelen causar malformaciones y problemas en la piel. “Los casos son complejos aquí. Los recortes nos perjudican mucho, ya que las personas afectadas no reciben un diagnóstico adecuado debido a los recortes en la detección activa de casos, ni reciben tratamiento debido a la escasez de medicamentos o la falta de gestión de casos”, advierte el activista con preocupación.

Davies conoce los efectos del estigma ligado a algunas de estas enfermedades. Nació en el seno de una familia afectada por la lepra, por lo que sufrió desde niño los efectos de la discriminación, que llegó a afectar a su educación. “A pesar de los recortes, nuestra organización sigue sensibilizando a comunidades afectadas en todo Ghana, pero desde el año pasado no hemos podido implementar ningún nuevo programa de concienciación, mientras que los casos se están disparando”, lamenta el presidente de la organización, que mantiene parte de su actividad con el apoyo de la ONG vasca Anesvad en la lucha contra el estigma. “Estaba en contacto con un hospital de distrito para conseguir el equipo y los fondos necesarios para la detección temprana en las ETD. Y ahora este corte lo ha interrumpido todo”, añade.

Davies recuerda a Ama Otwuma. Hace meses recibió una llamada de un nuevo caso sospechoso de una enfermedad de la piel. “Fui personalmente. Al verlo, pensé: ‘Esto es muy grave’. Nunca había visto algo así. La dirigí al hospital”, detalla el activista. Primero, se encontró el desconocimiento ligado al estigma. Luego, la falta de fondos. “Cuando fue al hospital, las enfermeras no querían atenderla, la estigmatizaban un poco porque tenía todo el cuerpo afectado por la enfermedad. Tenían miedo de tocarle el pelo y hacerle un diagnóstico adecuado. Me enfadé y llamé al director contra la lepra de Ghana. Intervino y empezaron a atenderla”, cuenta.

Pero el diagnóstico no llegaba. “Me dijeron que no habían podido diagnosticarla. Habían hecho todo lo posible. No podían ver qué le pasaba. Y dije: ‘Bueno, entonces deberíamos investigar más a fondo’. Me respondieron: ‘No tenemos los fondos. No tenemos el dinero’. Después, Davies contactó con otro especialista, que le recetó unos medicamentos. ”Eran caros. Los compré para la mujer y efectivamente funcionaban. Pero los medicamentos eran caros. Después de un tiempo, le dieron el alta y la trasladaron a la aldea. “No sé qué pasó. Creo que perdieron mi contacto. Necesitaban más medicamentos y no los consiguieron”, añade. La mujer falleció. “La medicación tiene que ser constante y la familia no pudo permitirse el lujo de comprarlos, nadie les ayudó y no lograron contactarme”, dice el activista, antes de verse obligado a hacer una pausa para no romper a llorar. “Me duele mucho todo esto”.

Aquel político responsable de la lucha contra la lepra en Ghana, al que acudió Davies para lograr atender a Ama Otwuma, responde a las preguntas de elDiario.es en un despacho de Accra. Para hablar de sus mayores preocupaciones tras el recorte de la USAID, parece que piensa en el caso de la mujer fallecida cuando menciona los problemas ligados al diagnóstico, ante la falta de fondos para formar al personal médico de algunas comunidades.

“El acceso financiero es nulo y la capacidad del personal sanitario para identificar estas enfermedades es deficiente ahora debido a la alta tasa de deserción. Además, la capacitación no es continua. Este problema, que ya existe, va a aumentar sin la financiación de EEUU”, añade. “Si observan mis datos, en lo que respecta a la lepra en 2025, pueden ver que no hemos reportado ningún caso de lepra infantil. Algunos, de alguna manera, podrían estar contentos, pero no deberían estarlo porque, en realidad, evidencia que no hay capacidad ni medios para realizar búsquedas”, explica. “Y el efecto puede ser muy grave”.

Este reportaje se ha realizado gracias a la colaboración de la Fundación Anesvad.

Fuente: https://www.eldiario.es/desalambre/recortes-trump-notan-ghana-miles-medicamentos-donados-punto-caducar-falta-fondos-repartirlos_1_12477427.html