El despliegue militar estadounidense en el Caribe, con el pretexto de que Venezuela trafica drogas a EE.UU. mediante un cártel del narcotráfico dirigido por el mandatario Nicolás Maduro, es cuestionado por casi todo ser pensante. Delcy Rodríguez, vicepresidente venezolana, publicó el escrito “La gran mentira de definir a Venezuela de ‘narcoestado’. La geopolítica del petróleo disfrazada de lucha contra las drogas”, donde tacha de delirante y de “una calumnia geopolíticamente motivada, la narrativa de Trump de ‘Venezuela como narcoestado’”.
Todo este bodrio se basa en que Pam Bondi, fiscal general estadounidense, subió la recompensa por la información que conduzca a la captura del presidente venezolano de 25 a 50 millones de dólares. Lo acusó, sin presentar pruebas, de liderar el Cártel de los Soles, una organización dedicada al narcotráfico, y de beneficiarse económicamente de esta actividad.
La contradice, Pino Arlacchi, exdirector de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (ONUDD), quien durante años coordinó investigaciones globales sobre el tráfico de estupefacientes. Según él, la idea de que Venezuela es un ‘narcoestado’ se tambalea con fuerza, porque informes internacionales desmienten esta acusación de Washington contra Venezuela y denuncia que con esta narrativa se busca encubrir intereses petroleros disfrazados de lucha antidrogas. “Jamás hubo evidencia que colocara a Venezuela como un actor principal del narcotráfico. Fue una invención política para justificar sanciones y aislarla en la región”.
El Informe Mundial sobre Drogas 2025, elaborado por la ONUDD, no confirma la teoría de Washington. Muy por el contrario, apenas menciona a Venezuela como ruta secundaria en el tránsito de cocaína procedente de Colombia. Sostiene que menos del 5% de la producción colombiana pasa por suelo venezolano rumbo a Europa y Estados Unidos. Indica que: “En 2018, Venezuela fue tránsito de 210 toneladas de cocaína, mientras Colombia movía más de 2.300 y Guatemala superaba las 1.400. Sin embargo, solo Caracas fue señalada como ‘narcoestado’”. El llamado Cartel de los Soles, presentado por autoridades norteamericanas como una red criminal dirigida por militares venezolanos, es fantasía pura. Se trata de “una fábula geopolítica sin ningún respaldo técnico. (…) El Cartel de los Soles nunca aparece en documentos de Naciones Unidas ni de la Unión Europea. Ni siquiera como nota al pie. Es un silencio que dice mucho. Si realmente existiera una organización con la magnitud que describe Washington, su rastro estaría en todos los informes internacionales”.
Para él, esta narrativa se crea para justificar medidas coercitivas contra Venezuela. “No se trata de seguridad ni de drogas. Se trata de recursos energéticos. Trump lo dijo en privado y luego lo admitió en público: Venezuela está sentada sobre una montaña de petróleo que Estados Unidos quiere controlar”, recuerda que la demonización de Caracas se parece a otros episodios históricos, donde la mentira fue usada como excusa para legitimar intervenciones militares o sanciones.
“Mientras Washington alborota el tema Venezuela, los verdaderos centros del narcotráfico prosperan casi sin ser molestados”, dice con referencia a Ecuador, donde según la Comisión Europea, 57 % de los contenedores de las bananas que salen de Guayaquil con destino a Bélgica llegan a su destino con cocaína. Recuerda que en octubre de 2024 las autoridades de España incautaron 13 toneladas de cocaína que llegaron en un solo barco, a Cádiz, provenientes de puertos ecuatorianos “controlados por empresas protegidas por funcionarios del Gobierno”. Al mismo tiempo que mafias colombianas, mexicanas y albanesas operan con apoyo de redes locales. “La tasa de homicidios en Ecuador pasó de 7,8 a 45,7 por cada 100.000 habitantes en solo tres años. Eso refleja la magnitud del fenómeno, pero a nivel internacional apenas se menciona”. Sobre la presencia de las mafias balcánicas en Ecuador, la asambleísta Viviana Veloz denunció en 2023 que recibió amenazas de muerte por la revisión en la comisión a la que pertenecía de los posibles nexos que habría tenido el Gobierno de Guillermo Lasso (2021-2023) con la mafia albanesa.
Un fuerte argumento del exdirector de la ONUDD es que la geografía determina las rutas de la droga. Según él, Venezuela no encaja en las lógicas criminales. “Las principales vías de salida de la cocaína colombiana van hacia Centroamérica por tierra, al Pacífico para Asia o por el Caribe oriental rumbo a Europa. Venezuela, en la frontera atlántica, está en desventaja logística para las tres rutas”. Esa desventaja convierte a Venezuela en un actor irrelevante frente a países como Honduras, Guatemala, México o Ecuador, donde confluyen mercados negros más consolidados.
Recordó que la experiencia de Cuba en materia antidrogas es reconocida incluso por agencias estadounidenses. Pese a su ubicación estratégica, la isla caribeña no es utilizada por las mafias gracias a sus estrictos controles. “La Venezuela bolivariana ha seguido el modelo cubano: cooperación internacional, control territorial y represión de las redes criminales. Por eso no tiene cultivos de coca ni grandes carteles instalados en su territorio”. El Informe Europeo sobre Drogas 2025 ratifica la visión de Arlacchi. Los datos ubican a Colombia como productor principal, a Centroamérica como vía de distribución y a África Occidental como paso hacia Europa. “Europa necesita datos fiables para proteger a su población, no propaganda. Por eso sus informes son directos y claros. Estados Unidos, en cambio, necesita excusas políticas y por eso inventa narrativas que se repiten en sus agencias de seguridad”.
Arlacchi considera que la etiqueta de narcoestado aplicada a Venezuela es una mentira deliberada. “Es un caso de propaganda política, usado para legitimar sanciones y preparar escenarios de intervención. Lo que en realidad está en juego es el petróleo”, concluye.
Con tono firme, el especialista lanzó una advertencia: “Si alguien merece ser señalado por delitos internacionales, no es Venezuela. Son quienes fabrican calumnias sistemáticas contra un Estado soberano para apropiarse de sus recursos naturales”. Considera que debería ser el presidente estadounidense quien merecería una recompensa internacional por un delito muy preciso: “Calumnias sistemáticas contra un Estado soberano con el fin de apropiarse de sus recursos petroleros”.
Arlacchi cuestiona que el supuesto ‘Cartel de los Soles’ no sea mencionado en el informe de la Administración para el Control de Drogas (DEA) “ni en los escritos de ninguna agencia europea ni de casi ninguna otra agencia anticrimen del mundo”. En el documento ‘Reporte anual de la cocaína 2024’, de la DEA, no se menciona a Venezuela. “Un silencio ensordecedor, que debería hacer reflexionar a cualquiera que aún tenga un mínimo de pensamiento crítico. ¿Cómo puede una organización criminal tan poderosa, merecedora de una recompensa de 50 millones de dólares, ser completamente ignorada por quienes trabajan en el ámbito antidrogas?”, se pregunta.
Por algo Gustavo Petro, presidente de Colombia, declaró a la BBC sobre el operativo militar estadounidense. “¿Para qué lanzar un misil si se hubiera podido simplemente frenar y capturar a sus miembros? Eso es lo que yo llamo un asesinato porque: 1. Rompe el principio de proporcionalidad de la fuerza: un misil es mucho más que una pistola. 2. La operación se puede hacer con mucha limpieza sin que nadie muera, y eso es primero en cualquier acción del Estado. Y 3. (Al detener la lancha) capturas a las personas, sabes qué lleva dentro el paquete que llevan y si se trata de migrantes o si se trata de jóvenes asalariados del narcotráfico”. Y Rand Paul, célebre senador republicano por Kentucky, criticó abiertamente estos criminales ataques por la falta de información, así como por la ausencia de un proceso legal contra los sospechosos. “¡Qué sentimiento tan bajo e irreflexivo glorificar el asesinato de un hombre sin juicio!”, escribió sobre las declaraciones de J.D. Vance, vicepresidente de EEUU, en las que aseguraba que matar a “miembros de los cárteles es el mejor y más elevado uso de las fuerzas militares del país”. Por lo visto, las mentiras oficiales del Gobierno de Trump comienzan a desmoronarse. Ojalá que pronto, antes de que Estados Unidos use la fuerza militar contra Venezuela, posibilidad que no descarta la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt. Acto cuyo final favorece al pueblo de Venezuela, que se ha organizado para derrotar cualquier intervención.
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