La traición en política —especialmente cuando se disputa el liderazgo estratégico de un país, un movimiento, un partido o incluso una simple asociación— es casi siempre la norma. En los espacios de poder nunca caben dos gallos en el mismo corral: tarde o temprano, surge la lucha por la primacía, el control y la dirección del proyecto colectivo. La unidad inicial se rompe, las lealtades se ponen a prueba y las contradicciones afloran.
A lo largo del siglo XX y XXI, así como en tiempos más antiguos, los movimientos revolucionarios o contestatarios nacen a menudo bajo la guía de dos figuras complementarias:
– La figura combativa, carismática y mediática, que encarna la ruptura
– y la figura estratégica, encargada de la estructura, la táctica y la administración del proyecto.
Ambos liderazgos son necesarios, pero también vulnerables. El sistema establecido suele intentar destruir estas fuerzas desde dentro cuando no consigue comprarlas desde fuera. Y cuando el poder finalmente llega al movimiento, surge una nueva pugna: ya no se trata de conquistar el poder, sino de ejercerlo. La oposición se convierte en gobierno, los ideales en compromisos, y los compañeros en rivales.
La historia política está plagada de ejemplos: Trotski y Stalin (URSS), Mao Zedong y Liu Shaoqi (China), Fidel Castro y Huber Matos (Cuba), el Che y Castro (Cuba), Sankara y Compaoré (Burkina Faso), Ortega y Sergio Ramírez (Nicaragua), Lumumba y Mobutu (R.D. Congo), Julius Nyerere y Óscar Kambona (Tanzania), Allende y Altamirano (Chile), y, más recientemente, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón (España).
Todos ellos comparten un denominador común: la lucha por el control absoluto del poder, los celos, los intereses personales, las visiones divergentes o las tácticas inadecuadas frente al contexto político.
Patriotas Africanos de Senegal por el Trabajo, la Ética y la Fraternidad (PASTEF) y la sombra de una ruptura anunciada
La tensión actual entre Ousmane Sonko y Bassirou Diomaye Faye —el tándem que llevó a la victoria electoral de 2024 bajo el lema Sonko moy Diomaye— no debería sorprender a quien conozca la historia política africana y mundial.
La infiltración de figuras del antiguo régimen, como Aminata “Mimi” Touré —ex primera ministra y ex ministra de justicia bajo Macky Sall— en el entorno de PASTEF, ya anticipaba la estrategia del sistema: absorber, dividir y neutralizar al movimiento desde dentro.
PASTEF llegó al poder debilitado:
– Sus principales líderes encarcelados.
– Cientos de jóvenes asesinados durante las protestas contra el tercer mandato de Sall.
– Un país fracturado política y socialmente.
– Y la sombra de acuerdos opacos con el “Estado profundo” senegalés que permitieron la libertad de Sonko y Diomaye bajo condiciones estrictas.
La amenaza abierta de Macky Sall —un escenario de golpe de Estado al estilo Gabón o Guinea-Conakry si los presos políticos no aceptaban la amnistía— ató de manos al nuevo gobierno antes incluso de comenzar.
Muchos exigimos la publicación del acuerdo firmado entre PASTEF y el poder oculto senegalés. Otros defendieron el silencio en nombre de la “estabilidad”. Pero Senegal es un régimen fuertemente presidencialista: solo hay un sillón, y todo gira alrededor de quien lo ocupa.
El dilema Diomaye–Sonko y la presión del sistema
Senegal atraviesa una etapa de enorme fragilidad:
Un país endeudado, con tensiones internas, acechado por la inestabilidad de la imposición del terrorismo en el Sahel, por la presión migratoria y por la influencia de multinacionales y potencias extranjeras. En ese contexto, Ousmane Sonko representa una amenaza directa para la Françafrique y para la oligarquía local.
Su libro Solutions —que sintetiza el programa de PASTEF— lo convirtió en enemigo número uno del establishment.
Hoy, desde los medios, la oposición y parte del propio Gobierno, se intenta separar a Diomaye de Sonko. Se quiere debilitar al primer ministro, aislarlo y convertirlo en un mero símbolo sin poder real. El entorno presidencial empuja constantemente a Diomaye a “independizarse” de Sonko, olvidando que sin él jamás habría llegado a la presidencia.
La “podemización” de PASTEF
Lo que hoy vive Senegal recuerda a lo ocurrido con Podemos en España, especialmente tras el ascenso de Syriza en Grecia.
La reacción del sistema fue inmediata: persecuciones mediáticas, judiciales, sociales, fracturas internas, traiciones y un asedio permanente que destruyó al partido desde dentro.
El mensaje era claro: quien desafía al poder establecido paga un precio muy alto.
En ese espejo se refleja PASTEF.
La demostración de fuerza de Sonko el 10 de noviembre de 2025 y la respuesta inmediata de Diomaye —destituyendo a Aida Mbodj para colocar a Mimi Touré al frente de la coalición “Diomaye Président”— son señales inequívocas de una ruptura estratégica en curso.
Diomaye parece intentar crear su propio espacio de poder, desligado de PASTEF, con la vista puesta en 2029… incluso a costa de romper el pacto fundacional con Sonko.
Tres hipótesis para el futuro de Senegal
1. Ruptura total Sonko–Diomaye: Sonko dimite o es apartado, y ambos se preparan para competir en 2029. El riesgo: el aparato del Estado podría destruir a PASTEF desde dentro, dejando el camino libre a la vieja élite.
Diomaye, en ese escenario, cavaría su propia tumba política.
2. Diomaye retoma la agenda de ruptura de PASTEF: Menos probable, pero posible. Requeriría valentía, disciplina y un compromiso firme con el proyecto original.
3. Golpe de Estado: Una crisis prolongada entre presidente y primer ministro podría bloquear las instituciones. El nombre del general Birame Diop —ministro de las Fuerzas Armadas y hombre cercano a Sall— resuena en los pasillos como posible figura para un golpe reaccionario.
Conclusión
A pesar de la frustración de muchos panafricanistas frente a la ambigüedad actual del gobierno senegalés, PASTEF sigue siendo la mejor esperanza si retoma su propósito original:
1. Defender los intereses del pueblo, romper con la Françafrique, reconstruir el Estado y devolver la dignidad a Senegal.
2. Pero el tiempo se acaba. El país no puede caminar con un pie en la ruptura y otro en el viejo sistema.
3. La decisión es histórica: o avanzar con coraje hacia el cambio real, o repetir la tragedia de los movimientos traicionados que acabaron devorados por el poder que prometían transformar.
(*) Ondo Ondo Angono. Politólogo guineano de Guinea Ecuatorial y pensador panafricano. Actualmente es Portavoz del Movimiento Panafricanista IV Internacional Garveísta y se ha convertido en una voz reconocida en el análisis geopolítico del Sahel en su libro «Liptako Gourma: Principio de la Dignidad y Unidad Real de la Visión Panafricana«.


