El presidente de Alemania realizará este viernes [28 de noviembre de 2025] un acto de desagravio por la actuación de los hombres de Hitler durante la Guerra Civil en auxilio de los golpistas franquistas
l 28 de noviembre de 2025 quedará grabado como un día para la historia. 88 años y unos meses después del bombardeo nazi de la localidad vizcaína de Gernika, una de las masacres más representativas de la Guerra Civil española y un ensayo de los ataques de la II Guerra Mundial inmortalizado para la posteridad por Pablo Picasso, el presidente de la República Federal de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, acudirá este viernes a Gernika acompañado del jefe del Estado español, el rey Felipe VI, para pedir disculpas y para ofrecer un reconocimiento a las víctimas, que fueron centenares (1.700 según el Gobierno de Euzkadi de la época). Gernika es el principal símbolo, desde luego, pero no es la única huella de la presencia de los hombres de Adolf Hitler en Euskadi desde 1936, cuando acudieron al auxilio de los golpistas franquistas, hasta que su derrota en 1945 los sepultó en el archivo más negro de la historia.
La fuerza alemana en España tuvo su cuartel general en Vitoria durante la primavera de 1937, cuando se ejecutó el ataque aéreo sobre Gernika y sobre otras localidades como Durango o Eibar. También estuvo destinado en la misma ciudad conforme avanzó la Guerra Civil la Italia del fascista Benito Mussolini, que igualmente auxilió a la aviación nazi en Gernika. Está documentada la presencia alemana en Vitoria al menos desde septiembre de 1936. En ese momento hay constancia de un aparato pilotado por Ekhehard Hefter que se accidentó en pleno centro de la ciudad, en la plaza de España. El Frontón Hotel de la calle de San Prudencio, era la sede principal de operaciones y al antiguo aeródromo de Salburua la base de la fuerza aérea, conocida como Legión Cóndor. Otros espacios públicos de la ciudad acogieron actos y hubo desfiles. No era infrecuente la exhibición de las esvásticas en las calles.
En abril se conmemoró el aniversario más negro del bombardeo de Gernika, el número 88. La Legión Cóndor de la Luftwaffe nazi era precisamente la unidad 88 en el orgánigrama del Ejército de Hitler. Y todas y cada una de sus unidades llevaban también ese código. Así, S/88 era la estructura de mando, con Hugo Sperrle como comandante en jefe pero en manos del sanguinario Wolfram von Richthofen en el plano operativo. Existía la A/88, aparatos de reconocimiento, la J/88 y la K/88, grupos de bombardeo con hasta siete subunidades con esa misma numeración, la AS/88, con hidroaviones, la F/88, escudo antiaéreo de artillería, la LN/88, equipos de transmisiones, la P/88, equipos de mantenimiento, la MA/88, municiones, y hasta la SAN/88, la retaguardia médica. Pero también estabn la LAZ/88, la W/88 o la VS/88. ¿Por qué? La ‘h’ es la octava letra del alfabeto alemán y el 88 alude a la abreviatura, HH, de saludo nazi ‘Heil Hitler’.
Vitoria ha vivido completamente de espaldas a este pasado. En el punto donde se encontraba el campo de aviación -ahora el “Paseo del Aeródromo” del barrio residencial de Salburua- hay un avión que imita los aparatos alemanes en un parque detrás de un centro comercial. Podría pasar como una zona de juegos infantil salvo por la placa, semiborrada, colocada en 2012 “en recuerdo de las víctimas del bombardeo de Gernika”, sin más explicaciones.
Álava también tuvo un monumento nazi hasta hace muy pocos años. Era una estela de no mucho tamaño. Estaba en el arcén de una carretera en Urbina, a unos diez kilómetros al norte de Vitoria. Fue inaugurado coincidiendo con la festividad de San Prudencio de 1939, apenas unas semanas después de finalizada la Guerra Civil y dos años después de la mayor operación ejecutada por los militares alemanes en España, el bombardeo de Gernika. En el acto, del que se cumplen 86 años este 2025, hubo una representación de la Alemania nazi y de la Italia fascista, se exhibieron esvásticas, se interpretaron los himnos de España, Italia y Alemania y se corearon ‘vivas’ a Hitler, a Mussolini y al propio Franco.
El monumento estaba dedicado a tres nazis fallecidos en una maniobra. El suceso tuvo lugar precisamente en abril de 1937, en los preparativos del bombardeo. Eran Emil Creutz, de 23 años, Johann Fischer, de la misma edad, y Karl Rettenmaier, de 27. “Murieron gloriosamente en defensa de España”, se dijo. “Sangre germana, itálica y española, vertida al mismo tiempo sobre tierras de España, nos ha hecho hermanos. Por ello, vuestros caídos lo son nuestros. Y sus tumbas serán cuidadas con amor. Por ello, el afecto de España y sus hijos os acompañarán. Y por ello en defensa de nuestro común ideal seremos siempre todos unos”, se agregó.
Las fuerzas de Von Richthofen, los franquistas y los fascistas italianos acometieron 1.870 bombardeos en la Guerra Civil en Euskadi, que acabó con la conquista de todo el territorio en el verano de 1937. Son el 91% de las actuaciones aéreas durante la contienda, por un 9% cometidos por las fuerzas republicanas. El nazi Rudolf von Moreau, que no había cumplido los 25, era capaz de hacer blanco “arrojando una china sobre un sello de correos” en una pasada y tenía como “marca distintiva” de sus ataques que regresaba al mismo punto y lanzaba otra bomba “de recuerdo”.
En Gipuzkoa, la presencia nazi en la frontera de Irún y Hendaya fue constante. Fue allí, de hecho, el punto en el que Francisco Franco y Adolf Hitler mantuvieron su encuentro. El jefe de las SS, Heinrich Himmler, visitó también Donostia en 1940, donde fue agasajado brazo en alto. La delegación diplomática de Alemania en Bilbao fue también un nido de espionaje nazi. Ambas ciudades, Donostia y Bilbao, celebraron actos con esvásticas en aquellos años. Hubo parques dedicados a las naciones “amigas”, entre las que también se hallaban Portugal y Japón.
Antes de la caída de Hitler, hubo un último episodio asociado a la presencia nazi en tierras vascas, una trama internacional de expolio de obras de arte valiosísimas. Alois Miedl, amigo del fotógrafo oficial de Hitler, Heinrich Hoffman, y del dirigente Hermman Göring, llevó a Berlín unos cuadros para mostrárselos al dictador. En los Países Bajos ocupados, se había hecho con un buen botín, incluida la colección de obras de arte del adinerado judío Jacques Goudstikker. Miedl fue arrestado el 21 de agosto de 1944, en el puente internacional de Santiago, es decir, en la frontera hispanofrancesa.
¿Por qué? La empresa hispanoalemana Baquera, Kutsche y Martín, que hacía de intermediaria de aduanas y que tenía su sede en el 93 del paseo de Colón de Irún, fue la que preparó el traslado de las obras de arte entre Francia y España. El depósito 562/44 en la zona franca del puerto de Bilbao consistía en “tres cajas, con marcas B.K.M. [las siglas de Baquera, Kutsche y Martín]” con un “peso bruto de 324 kilogramos”. Contenían “pinturas artísticas y marcos de madera” con “origen Holanda”, en referencia a los Países Bajos. Estaban “depositadas en nombre de Alois Miedl, de San Sebastián” y venían “procedentes de la aduana de Irún” con código 220/44. Miedl no era “de San Sebastián” pero sí consta que pasaba allí algunas temporadas alojado en los hoteles de Londres y de Inglaterra, en el Continental y en el desaparecido Úrsula. Este caso fue investigado por las principales agencias de inteligencia, incluida la CIA.
