Miles de residentes de asentamientos irregulares de viviendas de todo el planeta participarán en Kenia el mes próximo en la «Maratón por Derechos Básicos: Otro mundo es posible, aún en los tugurios», en el marco del Foro Social Mundial (FSM). Los organizadores prevén que unos 10.000 residentes de varios tugurios de Kenia correrán junto a […]
Miles de residentes de asentamientos irregulares de viviendas de todo el planeta participarán en Kenia el mes próximo en la «Maratón por Derechos Básicos: Otro mundo es posible, aún en los tugurios», en el marco del Foro Social Mundial (FSM).
El Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos calcula que unos 1.000 millones de personas viven en asentamientos irregulares de vivienda en todo el mundo, la mayoría en África, América Latina y Asia.
La maratón de 14 kilómetros comenzará en Korogocho, un asentamiento del este de Nairobi, serpenteará por las calles de la capital y terminará en el parque Uhuru. La próxima sesión del FSM se celebrará del 20 al 25 de enero en Nairobi.
En la línea de largada estarán también los corredores keniatas profesionales Tegla Lorupe y Paul Tergat.
«Queremos transmitir un mensaje de esperanza: que otro mundo, libre y justo, es posible para los residentes de los tugurios», dijo a IPS la activista Danielle Moschetti, participante en la organización de la carrera.
«La maratón es un recordatorio para que los gobiernos tomen nota de los asuntos pendientes, para que no le den la espalda al problema mientras la situación se sigue deteriorando. La gente está cansada de palabras. Reclama acciones», añadió.
Moschetti pertenece a la Iglesia Católica de Korogocho, integrante de Exodus Kutoka, una red de 15 parroquias que trabajan en distintos asentamientos de Nairobi. Esa red organiza la maratón junto a la no gubernamental Coalición por Viviendas y Tierras de Kenia.
Los 199 asentamientos irregulares de Nairobi están densamente habitados y sufren graves carencias de servicios básicos. Korogocho, que significa «confusión» en la lengua de los kikuyu, la mayor etnia de Kenia, es un buen ejemplo.
Unas 120.000 personas, de los más de dos millones que viven en Nairobi, viven atiborradas en los 1,5 kilómetros cuadrados del asentamiento. Como en la mayoría de los tugurios, las viviendas son de barro y chapas y están separadas por estrechos pasajes que también sirven de cloacas y desagües.
Los asentamientos son virtualmente intransitables en la estación de lluvias, cuando el desborde de los desagües pone en riesgo la salud de los residentes, ya en peligro por montañas de basura y escasez de agua.
Organizaciones de derechos humanos acusan a las autoridades de no mostrar la celeridad necesaria para mejorar la situación.
«El gobierno parece no tener claro cómo abordar la situación. Planifican desde arriba sin entablar contacto con la realidad en el terreno», señaló Boaz Waruku, directora de programa del Shelter Forum, coalición de organizaciones dedicadas a la temática de la vivienda.
Los residentes de los asentamientos coinciden con esa perspectiva.
«Nosotros vivimos aquí y sabemos lo que necesitamos. Sabemos donde aprieta el zapato y no queremos que el gobierno nos imponga sus estrategias. Queremos ser parte los planes del gobierno que nos involucran», apuntó Mwangi Mwaniki, residente de Korogocho.
Pero el gobierno sigue afirmando que consulta a los habitantes de los tugurios y que se registraron mejoras.
Betty Tett, asesora del Ministerio de Vivienda, recordó en ese sentido la implementación del Programa de Mejora de Tugurios de Kenia, lanzado en 2004 con apoyo del Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos.
El programa tiene el objetivo de construir viviendas con agua potable en los asentamientos irregulares, y comenzó a concretarse en Kibera, el mayor tugurio de Kenia, donde viven más de 700.000 personas.
«Es un programa nacional que mejorará las condiciones de vida, no sólo en Kibera sino en todos los asentamientos irregulares de Kenia», dijo Tett a IPS.
Para mejorar las condiciones de vida no sólo basta con casas y saneamiento, a pesar de su vital importancia. Es clave crear oportunidades laborales para los residentes, en especial para la juventud, según Moschetti.
«La mayoría de los jóvenes en los tugurios son desempleados, lo que crea condiciones para la delincuencia. Su malestar crece por la falta de oportunidades. Es una bomba de tiempo», añadió.
También mencionó el asunto de generar empleo para los jóvenes en zonas rurales como forma de prevenir la migración a las ciudades, así como la creación de servicios en las regiones alejadas.
Para paliar esa situación se creó a principios de año el Fondo Empresarial Juvenil que se espera comience a funcionar esta semana por mandato presidencial.
El Fondo se utilizará para que jóvenes empresarios inicien su negocio.
Pero se teme que el dinero se pierda a causa de la corrupción.
«¿Cómo sabremos que el dinero se otorga de forma democrática y se utiliza para lo que fue previsto, dada la gran corrupción que hay en el país?», se preguntó Paul Angela, un joven de 20 años que vive en Korogocho.
Los organizadores esperan la participación de unos 150.000 delegados en el FSM. Ésta es la primera vez que un país africano es única sede de ese acontecimiento de la sociedad civil.
El FSM se celebró por primera vez en 2001 en la ciudad brasileña de Porto Alegre y hasta 2004, cuando se realizó en la ciudad costera india de Mumbai.
En 2005 volvió a Porto Alegre y este año se celebró en la modalidad de «foro policéntrico», en tres ciudades: Bamako (19 al 23 de enero), Caracas (24 al 29 de enero) y Karachi (24 al 29 de marzo).
Fundado como alternativa al Foro Económico Mundial, una reunión anual en la localidad suiza de Davos que atrae a la elite empresarial y política, el FSM reúne a una serie de grupos e individuos, principalmente de la sociedad civil, que se oponen a la globalización en sus actuales modalidades.