Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
A pesar de las garantías del presidente Donald Trump de que el Estado Islámico ya no tiene nada que hacer , la batalla liderada por los Estados Unidos para expulsar al grupo militante de su último bastión sirio se ha intensificado en las últimas semanas.
En medio de duros combates entre las Fuerzas Democráticas Sirias, lideradas por los kurdos y apoyadas por Estados Unidos, y los curtidos combatientes del Estado Islámico, decenas de civiles y prisioneros han muerto asesinados a causa de los ataques aéreos estadounidenses en la provincia oriental de Deir ez-Zor, según fuentes sobre el terreno.
Aviones de combate estadounidenses que formaban parte de esa campaña bombardearon un hospital en la aldea de Al Shafah a finales del mes pasado, matando a pacientes y a las familias del personal médico que allí trabajaba. El hospital quedó «reducido a un montón de escombros, con un enorme cráter en el medio», dijo un combatiente del ISIS en una entrevista.
Dos altos diplomáticos estadounidenses con buen conocimiento de la lucha contra el ISIS y que nos hablaron a condición de mantener anonimato, confirmaron el ataque aéreo sobre el hospital. Uno de ellos sostuvo que estaba justificado y era legal, alegando que los soldados de ISIS estaban disparando desde el hospital contra las fuerzas de la coalición, convirtiéndolo así en un objetivo legítimo.
El miércoles Trump anunció la retirada de las tropas estadounidenses de Siria y tuiteó: «Hemos derrotado al ISIS en Siria, mi única razón para estar allí durante mi presidencia». Cuál es el significado real del anuncio de Trump para la campaña aérea contra el ISIS es algo que continúa sin estar muy claro. El jueves por la mañana Reuters informaba de que los ataques aéreos estadounidenses contra el ISIS estarían llegando prácticamente a su fin, citando a funcionarios estadounidenses no identificados. Sin embargo, la portavoz del Pentágono, la comandante Rebecca Rebarich, declaró en un comunicado: «Mientras haya tropas estadounidense sobre el terreno, llevaremos a cabo ataques aéreos y de artillería en apoyo de nuestras fuerzas. No vamos a especular sobre futuras operaciones».
Sin embargo, la realidad de la desaparición de ISIS es mucho más compleja. Es cierto que el grupo militante, que una vez controló una amplia franja de territorio que se extiende desde Siria hasta Iraq, se ha debilitado significativamente. Pero aún controla algunas zonas en el este y noreste de Siria, y durante las últimas semanas ha librado feroces batallas contra las fuerzas apoyadas por Estados Unidos mientras se enfrentaba a las apariciones por el cielo de los aviones de combate estadounidenses. Además, los combatientes del ISIS en Siria confían en que están aún dirigidos por Abu Bakr al-Baghdadi, el autodeclarado califa y líder del ISIS, de cuya muerte informaron medios de comunicación iraquíes , rusos e iraníes . Es poco probable que los militantes renuncien a su lucha si Baghdadi sigue aún en el poder.
Múltiples fuentes nos han hablado de recientes ataques aéreos en el este de Siria que han matado a las familias de los miembros del ISIS, así como de un bombardeo a finales de noviembre que mató a los prisioneros kurdos y a los disidentes detenidos por el ISIS. En octubre de 2017, cuando el ISIS comenzó a perder el control de su capital de facto, Raqqa, varias cadenas de noticias estadounidenses y británicas describieron la batalla como la «última posición» del grupo. Pero fue en gran medida algo orquestado. Como parte de una retirada negociada de Raqqa, el gobierno sirio proporcionó autobuses para transportar a los combatientes del ISIS y a sus familias hasta los pueblos de Deir ez-Zor, una provincia cerca de la frontera con Iraq que en ese momento estaba, en gran parte, bajo el control del ISIS.
Las Fuerzas Democráticas Sirias capturaron Hajin la pasada semana, la única zona urbana aún bajo control del ISIS en Siria. Las bolsas restantes del territorio controlado por el ISIS son las aldeas de Deir ez-Zor a lo largo del río Éufrates. Estas áreas están en gran parte sitiadas por las fuerzas del gobierno sirio por un lado y las fuerzas kurdas por el otro.
Desde hace semanas ya, los mercados de estas ciudades y aldeas han ido agotando sus existencias, sufriendo los civiles locales la escasez de alimentos. «Las cosas aquí son muy difíciles ahora», dijo en una entrevista un excombatiente del ISIS que resultó herido en un pueblo al sur de Hajin.
Los aviones estadounidenses han estado arrojando pasquines sobre las zonas aún controladas por el ISIS en Siria. Los combatientes del ISIS y los residentes de esas áreas rompen a menudo los pasquines y los arrojan a los lados de la carretera. En una de las caras de un pasquín, aparece un soldado con uniforme mirando victorioso hacia el desierto mientras dos aviones de combate vuelan por el el horizonte. La otra cara muestra una bandera del ISIS hecha jirones mientras un combatiente del ISIS tira su arma y emprende la retirada». «Las Fuerzas Democráticas de Siria están llegando», se lee en árabe en el panfleto.
Fotos obtenidas por The Intercept
La situación humanitaria se ha agravado tras la campaña aérea estadounidense que tuvo lugar del 25 de noviembre al 1 de diciembre como parte de la Operación Roundup, que atacó la zona comprendida entre el Valle del Río Éufrates Medio y la región fronteriza entre Iraq y Siria. En un comunicado de prensa del 5 de diciembre, el Mando Central de EE. UU. revelaba los bombardeos de vehículos blindados, rutas de suministros, posiciones de estacionamiento y una instalación de almacenamiento del ISIS, entre otros objetivos militares. Pero estos ataques aéreos también se han dirigido contra mercados al aire libre y otras áreas civiles muy transitadas, según múltiples fuentes en el terreno.
El ataque perpetrado a finales de noviembre sobre el Hospital Al Yarmuk, en el pueblo de Al Shafah, cerca también de Hajin, formó parte de esa operación. El hospital tenía pacientes en el primer piso, incluidos los combatientes kurdos capturados; las familias de los médicos vivían en el segundo piso. Según fuentes sobre el terreno, el hospital fue alcanzado con un ataque denominado de doble impacto (una bomba, seguida pocos minutos después por el lanzamiento de una segunda sobre el mismo lugar). El observatorio Airwars informó , tomando en consideración los relatos locales, que habían muerto entre 10 y 45 civiles.
El bombardeo intencional de hospitales y zonas civiles durante un conflicto armado es una violación del derecho internacional. El CENTCOM ha dicho que «se ha comprometido a evitar y en todos los casos minimizar las víctimas civiles» en las campañas de bombardeos contra el ISIS. Mientras un funcionario estadounidense declaraba que el hospital estaba siendo utilizado como lugar de ataque del ISIS, un combatiente del grupo ofrecía una narrativa alternativa en una entrevista. Aunque admitió que entendía que los combatientes de ISIS estaban utilizando el hospital como punto de encuentro, declaró que el grupo había estado negociando con las Fuerzas Democráticas de Siria para liberar a los combatientes kurdos bajo su custodia a cambio de abrir la única carretera principal que sale de la región, que se utiliza para conseguir suministros, durante un tiempo máximo de nueve meses. El combatiente del ISIS, que conoce las negociaciones pero no estaba involucrado en ellas, dijo que el grupo cree que EE. UU. no quería que se concretara el acuerdo y había bombardeado el hospital a fin de matar a los prisioneros kurdos, eliminando así la moneda de cambio de que disponía el ISIS para negociar.
No pudimos verificar de manera independiente las afirmaciones del funcionario estadounidense ni las de las personas en el terreno. El funcionario evadió las preguntas sobre la presencia de civiles en el hospital. Un portavoz del Departamento de Defensa no respondió a las preguntas sobre el bombardeo del hospital.
Abu Qatada, predicador radical vinculado a Al Qaeda, en el centro, escucha al famoso ideólogo yihadista Abu Muhammad al-Maqdisi, a la izquierda, en Amman, el 24 de septiembre de 2014.
Foto: Mohammad Hannon/AP
El poder de lucha del ISIS
A medida que el ISIS ha sufrido derrotas en el campo de batalla, ha ido quedando cada vez más dividido por conflictos internos sobre cuestiones de ideología, así como por acusaciones de corrupción de sus líderes, según tres fuentes conocedoras de las divisiones y comunicaciones internas que revisamos. Algunos eruditos religiosos en ciudades y aldeas que el grupo controla han cuestionado el liderazgo y la doctrina ideológica del ISIS, según dichas fuentes.
Debido a su autoridad religiosa, estos eruditos representan una amenaza convincente para el control del ISIS sobre la región. Reconociendo esta amenaza, el servicio de seguridad secreto del ISIS había encarcelado a varios de estos disidentes en un gran edificio ubicado al sur de Hajin, según tres fuentes estrechamente relacionadas con el ISIS. También están retenidos en esa prisión los combatientes kurdos capturados en el campo de batalla. Según fuentes sobre el terreno, una misión estadounidense de bombardeo, en un ataque aéreo a finales de noviembre, arrasó la prisión donde los críticos del ISIS y los combatientes kurdos se hallaban detenidos. El Departamento de Defensa no respondió a las preguntas respecto a los informes sobre dichos bombardeos.
Entre los que se dice que murieron en el ataque se encontraban un famoso militante austríaco llamado Mohamad Mahmud al-Namsawi, que había sido visto en videos participando en ejecuciones, y Yusef Simrin, un jordano también conocido como Abu Yacub al-Urduni, anteriormente alto funcionario religioso del ISIS. A pesar de sus antecedentes sangrientos, estos hombres se habían convertido en críticos teológicos internos del grupo.
Otros hombres asesinados en el reciente ataque aéreo de la prisión eran antiguos miembros de alto rango del liderazgo religioso y militante del ISIS. Según las fuentes, los exlíderes encarcelados fueron acusados de «apostas í a» por oponerse a algunas de las prácticas extremistas del grupo, como excomulgar a los musulmanes por no seguir los estrictos edictos religiosos del ISIS. Otros fueron encarcelados por su supuesta relación con el jordano Abu Muhammad al-Maqdisi, considerado uno de los eruditos religiosos clave del yihadismo salafista militante moderno, una ideología extremista asociada con grupos como Al Qaeda e ISIS.
Maqdisi era mentor del militante jordano Abu Musab al-Zarqawi, que algunos aseguran sentó las bases del ISIS. Maqdisi ha criticado también el extremismo del ISIS y el asesinato injustificado de occidentales y musulmanes no combatientes. La oposición de Maqdisi al ISIS y su pronta negativa a las propuestas para unirse al grupo, incluidas las del propio Baghdadi, hizo que el grupo lo calificara de apóstata.
Aun así, muchos militantes del ISIS veneraban a Maqdisi por sus conocimientos e historia en el movimiento yihadista global. Los servicios de seguridad del ISIS acusaron a muchos de estos combatientes de comunicarse en secreto con Maqdisi tras las derrotas del ISIS en Raqqa y Mosul. Estos hombres se encontraban entre los prisioneros que murieron en el ataque aéreo estadounidense, según tres fuentes estrechamente relacionadas con ex miembros de alto rango del ISIS.
El liderazgo del ISIS está también plagado de rumores de corrupción, según esas tres fuentes, que también dijeron que Baghdadi había tomado al menos una docena de mujeres como concubinas. Esta narrativa encaja con las afirmaciones de que Baghdadi mantuvo a la trabajadora humanitaria estadounidense Kayla Mueller como esclava sexual antes de su ejecución en 2015. Mientras los territorios del ISIS van cayendo, según las fuentes, se cree asimismo que Baghdadi y otros personajes de su círculo se aferran a las pequeñas fortunas acumuladas a través del contrabando de petróleo y los fraudes y extorsiones llevados a cabo durante el ascenso del grupo.
A medida que la situación empeora para los civiles en las ciudades y pueblos ocupados por el ISIS en Siria, los militantes parecen estar retrocediendo. Durante semanas, algunos de los combatientes del grupo estuvieron viajando a la frontera iraquí con dinero en efectivo para llevar a cabo sobornos, según el combatiente del ISIS. El plan es pasar al mayor número posible de combatientes del ISIS a Iraq antes de que el territorio que les queda en Siria caiga ante el gobierno sirio o las fuerzas kurdas, dijo la fuente.
Pero aunque los últimos elementos del ISIS se deslicen por el desierto que se extiende entre Siria e Iraq, es poco probable que este sea el final de todos ellos. Mientras la región esté plagada de sectarismos, dictaduras y gobiernos colapsados, será inevitable que el ISIS regrese, según el analista de seguridad nacional Peter Bergen. «El problema real en la región no es el ISIS en sí mismo», dijo Bergen, «sino las condiciones subyacentes que lo produjeron».
Ali Younes es un destacado periodista de Al Jazeera .
Trevor Aaronson es colaborador de The Intercept y director ejecutivo del Florida Center for Investigative Reporting. Es asimismo autor de «The Terror Factory: Inside the FBI’s Manufactures War on Terrorism». Ha sido finalista en dos ocasiones de los Premios Livingston, y ha ganado los premios Molly National Journalism, Data Journalism y John Jay College/Harry Frank Guggenheim Excelence in Criminal Justice Reporting. Sus trabajos para The Intercept han conseguido menciones honoríficas en los Premios Online Journalism.
Murtaza Hussain es un periodista cuyos trabajos se centran en temas de seguridad nacional, política exterior y derechos humanos. Ha trabajado con anterioridad en el New York Times, The Guardian y Al Jazeera English.
Fuente:
http://theintercept.com/2018/12/20/syria-civil-war-isis-us-airstrikes/
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