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Declaración de la IV Internacional

¡Abajo con el régimen de Gadafi! ¡Por que cese de inmediato la intervención imperialista! ¡Solidaridad con la revolución en Libia!

Fuentes: Rebelión

Traducción de Marina Almeida

La intervención de las potencias occidentales en Libia constituye un punto de inflexión en la situación que vive el mundo árabe. Desde el comienzo de la onda de choque, social y política, que se extiende por casi todos los países de mundo árabe, la IV Internacional defendió los intereses democráticos y sociales de los pueblos árabes contra sus tiranos. Esto nos lleva a apoyar plenamente las revoluciones tunecina y egipcia, situándonos del lado de los militantes socialistas revolucionarios de estos países. Es en ese sentido que nos hemos solidarizado con todas las reivindicaciones democráticas (derecho de expresión, de organización sindical y política, de pluralismo, de libertad de prensa) y sociales (mejoras salariales, creación de puestos de trabajo, lucha contra la carestía de la vida) de estas movilizaciones populares, y hemos apoyado los procesos de derrocamiento de dictaduras y la necesidad de acabar efectivamente con los antiguos regímenes desde una perspectiva democrática y socialista.

En Libia, este posicionamiento político nos condujo, desde el principio, a solidarizarnos con las movilizaciones y luego, con la insurrección popular a fin de derrocar la dictadura de Gadafi. En Libia, la solidaridad con las movilizaciones populares equivale a poner todos los medios para ayudar al pueblo contra Gadafi : embargo total sobre la venta de armas a la dictadura, congelación de los activos del régimen libio en el extranjero, organización de la asistencia sanitaria, alimentaria y humanitaria a centenas de millares de libios perseguidos por el régimen … Apoyar al pueblo libio y proteger a los civiles consiste en proporcionarle los medios militares necesarios para su defensa ante las masacres perpetradas por los mercenarios de Gadafi a fin de que pueda liberarse por sí mismo de la dictadura. Los pueblos y los ejércitos árabes, principalmente los tunecinos y los egipcios, pueden jugar un papel decisivo en cuanto a esa ayuda militar.

El objetivo de los bombardeos franceses, ingleses y estadounidenses no el de «proteger las poblaciones civiles», como se afirma en resolución 1973 del Consejo de seguridad de la ONU que establece «una zona de exclusión aérea» sobre Libia. A medida que pasan las horas y los días, los objetivos de esta resolución de la ONU se vuelven cada vez más «imprecisos». ¿Se trata realmente de proteger a la poblaciones civiles? Entonces, ¿por qué se corre el riesgo de bombardear a otros civiles? ¿Se trata más bien de acabar con Gadafi o bien, de imponer una transacción a su régimen o bien, de una partición de Libia? El riesgo de una escalada que podría desembocar sobre una o varias intervenciones terrestres no debe ser descartado, al contrario de lo que se afirma en la resolución. En realidad se trata, para la coalición imperialista, de instalarse sólidamente en la región y procurar secuestrar el proceso revolucionario en desarrollo, instalando sus gobiernos a sueldo o ejerciendo presión sobre los procesos en curso. Sin olvidar los intereses petrolíferos estratégicos. Al fin de cuentas, cómo creer en esos monumentos a la hipocresía que representan los gobiernos de ocupación de Iraq y Afganistán y que encima nos dicen querer «proteger a las poblaciones civiles» a la vez que permiten que se masacre a los pueblos de Bahrein, Yemen, Siria o la franja de Gaza.

Hoy en día, el apoyo a la revolución líbica y el derrocamiento de la dictadura de Gadafi pasa por la ayuda humanitaria y militar a los insurrectos y por el cese de la intervención imperialista. El pueblo libio no está solo. Su lucha se inscribe en la ola del ascenso revolucionario actual que estremece al mundo árabe. Ahora más que nunca, es a los pueblos árabes a los que les corresponde hacerse cargo de su propio destino, sin la intervención neocolonialista de las potencias occidentales.

23 de marzo de 2011 Secretariado del Comité ejecutivo de la IV Internacional