Abdullahi Yusuf Ahmed falló completamente al intentar imponer su autoridad en un país hundido en el caos y sus enfrentamientos con parte de su Gobierno contribuyeron a aumentar la división al dirigir Somalia con mano de hierro como un jefe tribal. Elegido el 10 de octubre de 2004 para el cargo de presidente, sus detractores […]
Abdullahi Yusuf Ahmed falló completamente al intentar imponer su autoridad en un país hundido en el caos y sus enfrentamientos con parte de su Gobierno contribuyeron a aumentar la división al dirigir Somalia con mano de hierro como un jefe tribal.
Elegido el 10 de octubre de 2004 para el cargo de presidente, sus detractores lo acusan de haberse convertido en un dictador, asignando los puestos de responsabilidad y las financiaciones en función de los clanes, así como de haber seguido haciendo oídos sordos a los sufrimientos que millones de somalíes padecen desde hace años.
Sus errores le hicieron perder en los últimos seis meses incluso el preciado apoyo de la vecina Etiopía, que tanto trabajó para que fuera elegido presidente.
Oficial del Ejército en los años 60, fue detenido cuando rechazó participar en el golpe de Estado que llevó a Siad Barre a la Presidencia en 1969. Liberado en 1975, intentó derrocar a Barre y, tras su fracaso, se exilió a Kenia. Desde allí dirigió una guerrilla contra Barre. Se benefició del respaldo de Etiopía hasta que sus discrepancias en el conflicto territorial le condujeran otra vez a la cárcel en 1985, esta vez en Addis Abeba.
En los años 90, Abdullahi volvió a su región natal de Puntland, donde se hizo con la Presidencia y declaró la autonomía en 1998. De su Gobierno en Puntland, Abdullahi ha sacado una reputación de hombre autoritario y su nombramiento a la cabeza del Estado fue considerada como la última oportunidad de restaurar el orden.
En setiembre de 2006 escapó a un atentado que causó once muertos en Baidoa. A principios de 2007, el Palacio Presidencial de Mogadiscio fue objeto de varios ataques, de los que salió ileso.