Sí es posible ganarle la batalla a una institución como la migra y a su encubridor, el gobierno de los Estados Unidos, por una simple razón, porque la verdad no está de su lado. La migra es una institución gubernamental que a veces pareciera que su principal propósito es causar traumas en los niños. Y […]
Sí es posible ganarle la batalla a una institución como la migra y a su encubridor, el gobierno de los Estados Unidos, por una simple razón, porque la verdad no está de su lado.
La migra es una institución gubernamental que a veces pareciera que su principal propósito es causar traumas en los niños. Y es que «los inmigrantes no tienen derechos», se les escucha repetir a los reaccionarios conservadores en Estados Unidos. Pero claro que los inmigrantes tienen derechos, todos las personas (sean del color, nacionalidad, religión, estatus socioeconómico que sean) tienen derechos humanos, derechos y responsabilidades básicas. Y ningún gobierno o institución, por muy poderosos que fuesen, tienen derecho a maltratar niños, a torturar, a dejar morir, a agredir física o psicológicamente a nadie.
Tan sólo la forma en que operó la migra en 2008 en Postville, Iowa, es razón más que suficiente para abolir a esa institución del terror. Como lo documenta Natascha Elena Uhlmann:
«En tan sólo horas, Postville perdió a cerca de una quinta parte de su población. Los agentes de inmigración se lanzaron contra el poblado con rifles de asalto en mano. Los trabajadores fueron perseguidos en las calles. La gente se escondía en las iglesias. Los padres de familia gritaban por sus hijos… como resultado, quienes más sufrieron fueron los niños».
La migra ha pisoteado la dignidad de millones de personas y lastimado no sólo psicológica sino físicamente al inmigrante. El agredir sexualmente a una joven; el pisotear la cabeza de un pequeño de cinco años; el ignorar a un joven enfermo y dejarlo morir; el negarle asistencia médica a una mujer embarazada; el torturar a un detenido; el disparar por la espalda a un inmigrante…
La migra es una institución violenta, sus agentes han violado a mujeres, muchas veces la gente es golpeada, otras veces es amenazada de muerte, han habido casos de gente que se ha ‘suicidado’ dentro de los centros de detención de la migra. Y todo esto queda en la impunidad, en la complicidad y en el total silencio del gobierno de los Estados Unidos.
Pero, desde luego, abolir a la migra ni si siquiera es suficiente, el gobierno estadounidense debe de ser llevado a juicio frente a instancias internacionales por crímenes contra la humanidad, por crímenes contra mexicanos, por crímenes contra centroamericanos, principalmente, por crímenes contra niños y mujeres inmigrantes.