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Entrevista con Michael Ratner, abogado de presos en Guantánamo y defensor de los DDHH

Acabar con Guantánamo

Fuentes: Rebelión

Todos los círculos de poder -en general- tienen un lado oscuro. Estados Unidos-en particular- no iba a ser una excepción. Erigirse en primera potencia mundial no se consigue jugando limpio exclusivamente. Aunque de la nación autoproclamada garante de la libertad planetaria, azote de terroristas y otros enemigos públicos cabría esperar algo más que un simple […]

Todos los círculos de poder -en general- tienen un lado oscuro. Estados Unidos-en particular- no iba a ser una excepción. Erigirse en primera potencia mundial no se consigue jugando limpio exclusivamente. Aunque de la nación autoproclamada garante de la libertad planetaria, azote de terroristas y otros enemigos públicos cabría esperar algo más que un simple liderazgo económico. En lugar de esa inexistente supremacía moral, EEUU proyecta al exterior una imagen cuya alargada sombra le acusa de violar los Derechos Humanos más elementales que luego pretende imponer a sangre y fuego.

No hace falta recordar ahora las guerras «preventivas» contra Afganistán o contra Irak, sustentada esta última en hechos nunca probados como la existencia de armas de destrucción masiva. Sin ir demasiado lejos de sus fronteras, en el extremo sudeste de Cuba tenemos uno de los peores ejemplos: la prisión ubicada en la base naval de la Bahía de Guantánamo. Curiosamente este pequeño enclave pertenece a EEUU desde su victoria militar en la Guerra de Cuba de 1898 que también se fundó en un hecho no probado: la responsabilidad del decrépito Imperio Español en el hundimiento del acorazado «Maine». Hoy la Administración Bush ya no necesita más excusas que la Seguridad Nacional y a su nueva patente de corso la llama «Guerra Global contra el Terror«, a las personas que secuestra en cualquier parte del mundo «combatientes enemigos ilegales» y al campo de concentración donde los tortura «centro de detenciones de Guantánamo«. En efecto, la elección de Guantánamo como destino reservado para los reos de esta cruzada irracional no es fortuita. El Gobierno de Washington argumenta de forma torticera que no tiene jurisdicción sobre dicha base militar al estar en territorio cubano y por tanto suspende los derechos procesales que su Constitución garantiza. Del mismo modo, niega a los detenidos el status de «prisioneros de guerra» y se inventa la categoría antes mencionada de «combatiente enemigo ilegal» para anular la aplicación del Derecho Internacional Humanitario como el Tercer Convenio de Ginebra relativo al trato debido a los prisioneros de guerra. Desde cualquier perspectiva, no hay base legal ni moral para defender lo que ocurre en Guantánamo o en las cárceles secretas de la CIA. Nadie, ni el ser más abyecto, puede ser privado de las garantías mínimas de un proceso justo: saber los motivos de su detención, someter la legalidad de ésta a un juez, conocer su acusación, tener derecho a una defensa, contar con la asistencia de un abogado, ser juzgado sin dilaciones indebidas por un tribunal independiente e imparcial, etc. Al Ejecutivo de Bush, todo esto le deben parecer excentricidades de demócrata. Además hay que sumar la tortura como otra muesca del revólver con el que Bush masacra los principios más básicos de un Estado de Derecho, es decir, aquél en el que el Poder está sometido a la Ley y no al revés. Ya no es descabellado afirmar que la tortura se ha institucionalizado. Este pasado mes de diciembre, el director de la CIA admitió que habían destruido grabaciones de interrogatorios a sospechosos de terrorismo. Poco después un ex miembro de la misma agencia, John Kiriakou, reveló que el uso del «waterboarding«, (método ya empleado por la Inquisición Española que consiste en la simulación de la muerte por ahogamiento) tiene la bendición de la Casa Blanca. Esto viene a corroborar el testimonio de muchos cautivos. Quizá valga por todos el del alemán Murat Kurnaz que para más inri, estuvo en Guantánamo hasta 2006 a pesar de que la inteligencia estadounidense ya sabía que era inocente desde septiembre de 2002.

Por otro lado, no sería justo olvidarse de la parte de responsabilidad que les toca a muchos gobiernos de países europeos que bien por acción o bien por omisión, permitieron que la CIA operase en su territorio vuelos secretos con personas que irían a prisiones como Guantánamo. La investigación que llevó a cabo el Parlamento Europeo, cuyas conclusiones se publicaron en febrero de 2007 en una resolución de la eurocámara, señala a España entre los estados miembros de la UE implicados. De hecho, como se pudo saber el pasado noviembre, la base de Morón de la Frontera (Sevilla) tiene el triste honor de haber sido la escala del primer vuelo que trasportó presos a Guantánamo. Esto sucedió en enero de 2002 bajo el gobierno de Aznar pero continuó después con el de Zapatero.

A pesar de todo, aún quedan en medio de esta pesadilla, motivos para la esperanza. Gracias a la encomiable batalla legal que libra el Centro para los Derechos Constitucionales de Nueva York (el CCR, por sus siglas en inglés, coordina la defensa de todos los detenidos), se enjuiciará por tercera vez ante el Tribunal Supremo la situación de los presos de Guantánamo. En las dos anteriores, los casos «Rasul v. Bush» y «Hamdan v. Rumsfeld«, el Supremo ya había fallado a favor del habeas corpus de los detenidos y de su acceso al sistema judicial norteamericano. Sin embargo, estos pronunciamientos fueron bloqueados por legislación posterior hecha a la medida de la Administración Bush. La importancia de este nuevo caso, según Michael Ratner, abogado y presidente del CCR, radica en que la decisión que tome el Supremo estará basada en la propia Constitución de los Estados Unidos. Esto debería significar que el Ejecutivo de Bush no podrá anularlo a través de reformas legislativas en el Congreso. La resolución del Tribunal Supremo se conocerá a mediados de este año 2008. Quizá entonces los presos puedan despedirse de Guantánamo.

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Michael Ratner (Cleveland, Ohio, 1943) es uno de los más prestigiosos abogados y un referente en el campo de los Derechos Humanos. Preside el Centro para los Derechos Constitucionales (Center for Constitutional Rights, www.ccrjustice.org). En 2006 Ratner fue considerado por el «National Law Journal» como uno de los cien abogados más influyentes de Estados Unidos. Es profesor en las Facultades de Derecho de Columbia y Yale y autor de numerosos libros y artículos entre los que figuran «Contra la Guerra de Irak«, «Guantánamo: Lo que el mundo debe saber» así como del manual «Litigación Internacional de Derechos Humanos en los Tribunales de Estados Unidos«. Co-presenta el programa de radio «Law and Disorder» (www.lawanddisorder.org) y escribe su propio blog «Just Left» (www.justleft.org).

-Usted fue el primer abogado en representar a detenidos en Guantánamo. ¿Cómo cree que se percibió por sus colegas y por la opinión pública tras los ataques terroristas del 11 de Septiembre? ¿Cree que la opinión de los ciudadanos estadounidenses sobre Guantánamo ha evolucionado desde entonces?

No gustábamos a la gente. Recibí más de doscientos mensajes de odio durante las primeras semanas de enero de 2002 cuando empecé a representar a detenidos de Guantánamo. Nos decían tanto al Centro para los Derechos Constitucionales como a mí que estábamos representando a terroristas y que los terroristas no tenían derechos. Simplemente debían ser fusilados. Mis compañeros en el CCR, por supuesto, estuvieron en su lugar, pero dentro del sector profesional, incluso en la izquierda, no pude convencer a ningún colega para trabajar en el caso. La situación ha evolucionado mucho. Ahora tenemos a seiscientos abogados trabajando con nosotros en los casos de Guantánamo, somos héroes de la ley. La opinión pública ha cambiado mucho, especialmente los consejos editoriales de los periódicos, casi todos piensan que Guantánamo es una abominación y que los detenidos deben tener derechos. En cuanto al público en su conjunto, la opinión está dividida y mucha gente cree que el gobierno está haciendo lo correcto o por lo menos eso es lo que quieren pensar.

– ¿Cuál ha sido la contribución del CCR en relación con los casos de detenciones ilegales de Guantánamo? ¿A cuántos prisioneros representan y a cuántos otros han conseguido asistencia legal?

El CCR desempeña un papel de máxima relevancia a la hora de representar a los detenidos de Guantánamo. Empezamos proporcionado asistencia legal directamente y ahora coordinamos todos los casos. Formamos a los abogados, gestionamos las listas confidenciales, litigamos en los tribunales pero también viajamos a Guantánamo. En total el CCR lleva cien casos aproximadamente actuando como letrado principal en media docena. Encontramos abogados para todo el mundo en Guantánamo. Llevar abogados a la base de Guantánamo frenó la peor tortura y ha ayudado a liberar a más de cuatrocientos detenidos.

-¿Piensa que las leyes que dan cobertura a la «Guerra Global contra el Terror» colisionan con la Constitución de EEUU? Digamos, por ejemplo, la Ley Patriótica de 2001 o la Ley de Comisiones Militares de 2006? ¿Considera que la Administración Bush ha ignorado el marco constitucional y que ha violado Derechos Humamos básicos?

La Administración Bush ha acabado con derechos fundamentales protegidos tanto por el Derecho Internacional como por la Constitución de EEUU. El derecho a no ser detenido de forma arbitraria, a no sufrir tortura, desapariciones, a no ser juzgado por tribunales especiales, están todos garantizados por la Constitución. Además el Presidente ha afirmado que no hay límites a este poder y que puede torturar en el nombre de la Seguridad Nacional, lo que yo llamo el «Argumento Pinochet«. Él dice que puede ignorar al Congreso, a los tribunales y los Tratados Internacionales. Sin duda, la Administración Bush ha destruido y violado derechos fundamentales.

-Este mes, el director de la CIA, Michael Hayden, admitió que se habían destruido grabaciones en las que aparecían interrogatorios a miembros de Al-Qaeda. Más recientemente, un ex agente de la CIA, John Kiriakou, declaró que el uso del ahogamiento simulado para torturar a los sospechosos de terrorismo contaba con la aprobación de la Casa Blanca. ¿Es la tortura un secreto a voces? ¿Hay conciencia social al respecto?

La tortura es un secreto a voces. Peor que eso, en los informes de la Administración Bush se justifica y se usan palabras que todo el mundo reconoce como referidas al empleo de la tortura: «técnicas de interrogación reforzadas«, «interrogatorios coercitivos«, etc. No hay duda de que la tortura fue autorizada por el mismo Presidente. El «ahogamiento simulado» es uno de los peores ejemplos. Mucha gente quiere ignorar el programa de torturas, algunos lo justifican y dicen que nos hace estar más seguros. Con todo, hay un movimiento en los Estados Unidos para pararlo y ese movimiento está creciendo.

-¿Cuál sería la situación si el Tribunal Supremo de Estados Unidos concede el habeas corpus a los prisioneros? ¿Es esto probable? ¿ Conduciría al cierre de Guantánamo?

Hay una buena oportunidad de ganar en el Tribunal Supremo. La mayor victoria sería el habeas corpus y las vistas que seguirían en un tribunal federal. Llegados a ese punto la mayoría de los detenidos de Guantánamo serían liberados. La recomendación de Bush sería incluso no pasar por un proceso. No poseen pruebas y las que puedan tener son producto de la tortura. No estoy seguro de que esto signifique el fin de Guantánamo. Está ahí por una razón y esa razón no es obtener información. Está ahí como un símbolo para el mundo musulmán de lo que le puede pasar a uno si se opone a EEUU. Guantánamo es la venganza de un imperio herido y en decadencia.