Las acciones humanas cada día amenazan más con el exterminio de los hombres en Africa, por cierto, desde donde se dice surgió la humanidad. Los cambios de clima provocados por la tala indiscriminada de árboles, los conflictos bélicos, la explotación desmesurada de recursos y otras manifestaciones depredadoras, comienzan a tener una respuesta de la naturaleza, […]
Las acciones humanas cada día amenazan más con el exterminio de los hombres en Africa, por cierto, desde donde se dice surgió la humanidad.
Los cambios de clima provocados por la tala indiscriminada de árboles, los conflictos bélicos, la explotación desmesurada de recursos y otras manifestaciones depredadoras, comienzan a tener una respuesta de la naturaleza, la cual ante tanta agresión, riposta con medidas extremas.
La mayoría de los campesinos en este continente sufren ahora de los comportamientos erráticos de los regímenes de lluvia o seca, porque mientras, por un lado, las precipitaciones ocasionan inundaciones, por el otro, hace años que no se ve una gota de agua.
Sin que sea perceptible en lo inmediato, la madre Naturaleza ha comenzado un proceso de variaciones en sus aportes a La Tierra, uno de los más peligrosos, según especialistas, es el calentamiento global.
De acuerdo con investigaciones, la temperatura de los cuerpos terrestres y el agua ha aumentado de manera notoria en los últimos 50 años, con consecuencias poco perceptibles para los habitantes actuales, pero quien sabe lo que le ocurrirá a sus sustitutos.
Kenya y naciones aledañas (Tanzania, Uganda, Ruanda y Burundi) que viven pendientes a las fluctuaciones de ese gran accidente geográfico de los Grandes Lagos, comienzan a sufrir fenómenos ambiguos con motivo del calentamiento global.
Los niveles de agua del Lago Victoria protagonizan un retroceso alarmante, lo cual ha provocado una merma de la flora y su consiguiente ausencia de lluvia.
Esa retracción del manto acuífero ocurre por el deshielo que ha ocurrido en las cimas de elevaciones tales como el Monte Kenya, una de las principales fuentes del preciado líquido en ese país y sus vecinos.
Estimados de investigadores dan cuenta de la desaparición en los últimos 100 años de 92 por ciento del glaciar localizado en la mencionada elevación montañosa.
Los estudiosos culpan a la tala indiscriminada de los cambios climáticos en esa región africana que, según los científicos, vio nacer a la especie humana hace tres millones de años, con el Homo habilis.
Al igual que con otros desastres, los pobres son la porción más vulnerable por sus mínimas posibilidades de adaptarse a las condiciones climáticas extremas.
De acuerdo con los expertos, hay tres maneras de enfrentarse a lo que está ocurriendo en la naturaleza: precaución, mitigación y adaptación.
La precaución requiere evitar prácticas y sistemas peligrosos para las próximas generaciones de personas, de especies de la flora y la fauna y del futuro, en general.
Tales medidas preventivas incluyen crear bosques de protección, áreas de captación de agua y atenuar la contaminación industrial.
Mitigar implica asumir una actitud responsable para compensar los daños causados hasta este momento y revertirlos de alguna manera, con acciones dirigidas a frenar el avance de la desertificación y otros males.
Mientras que en el caso de la adaptación, según los expertos, la clave es repoblar la foresta y aplicar políticas ambientales sanas.
Es de imperiosa necesidad detener las acciones humanas contra la naturaleza en este continente que dio origen al hombre.
Todo lo que se haga por salvar la riqueza de este territorio de casi 30 millones 350 mil kilómetros cuadrados, será en beneficio de la propia humanidad, en tanto lo que sufren sus habitantes más vulnerables, podría ser el futuro de otros, los cuales ahora viven sin percibir modificaciones significativas de los cambios climático