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Recorte de impuestos a los ricos

Acto de crueldad sin oposición

Fuentes: Obrero Socialista / Socialist Worker

Con los ojos puestos en la elección de medio término, la oposición del Partido Demócrata al robo tributario del Partido Republicano fue pura boca y nada de acción.

En los días previos a la aprobación del recorte de impuestos a los más ricos, los líderes republicanos sonaban más y más como vendedores de autos usados intentando deshacerse de lo peor del lote.

«Acercándome cada vez más a la ley de reducción de impuestos», entusiasmado Trump tuiteó entonces. «Saliendo mejor de lo esperado». El vicepresidente Mike Pence prometió, también en un tuit nada menos, un «milagro para la clase media» del Congreso, antes de la Navidad.

La mentira es parte del trabajo de los estafadores. Los analistas continúan descubriendo los esquemas diseñados para enriquecer a las corporaciones y los ricos escritos en la legislación tributaria, y es difícil creer que Trump y Pence no sabían que su propuesta tributaria devastaría a la «clase media» para cumplir con tal objetivo.

Esto porque el recorte de impuestos republicano no se trata solo de enriquecer a los ricos, sino que está fríamente calculado para castigar a la clase obrera y a los pobres.

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El costo comúnmente reportado, $1.4 billones, es asombroso en si mismo, pero en realidad la legislación apunta a recortar los impuestos recaudados por la Tesorería Federal en alrededor de $ 6 billones en 10 años. Para poder presentar sólo $1,4 billones, los republicanos apilaron más de $4.5 billones en aumentos de impuestos. Como Ryan Grim escribió en Intercept:

[L]a pregunta clave es quién recibe un alza y quién recibe un recorte. En pocas palabras, la mayor parte del recorte de impuestos va a los ricos, mientras que los aumentos de impuestos son para todos los demás. Por lo tanto, la legislación, descrita adecuadamente, es dos cosas: el mayor recorte, y también el mayor aumento, de impuestos en la historia de Estados Unidos.

Los republicanos no pudieron derogar el impuesto al patrimonio, pagado sólo por los herederos de los súper ricos, pero lograron limitarlo para aplicar a menos personas.

La tasa impositiva sobre el ingreso de las corporaciones fue reducida al 21 por ciento, y las tasas de impuesto a las ganancias individuales también fueron reducidas, aunque temporalmente. Muchos hogares, aunque no todos, pagarán un poco menos en impuestos federales durante unos años, antes de verlos crecer más tarde, mientras el 10 por ciento más rico seguirá gozando grandes beneficios.

Mientras tanto, como ya está siendo discutido entre los republicanos, una consecuencia de la legislación será un intento de imponer recortes a los programas sociales como el Seguro Social y Medicare. Además, la legislación provocará una nueva crisis en el sistema de salud, causada por la derogación del mandato individual para comprar seguros de Obamacare.

¿Cómo? Para pagar por el recorte, los republicanos buscan que el gobierno federal reduzca el gasto social, obviamente reduciendo los programas sociales, pero también al eliminar el mandato de seguro médico, los republicanos esperan que millones opten por no obtener seguro, ahorrando al gobierno federal grandes cantidades de dinero en subsidios de salud.

Estas retorcidas prioridades de los republicanos quedaron demostradas en los debates que tuvieron en camino a aprobar la legislación, y en las adiciones hechas en las últimas horas.

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Pero cómo va la vieja pregunta acerca de los árboles cayendo en el bosque: ¿importa si Trump y los republicanos mintieron si no hay nadie para desafiar sus mentiras?

No hubo escasez de oposición popular al multi-billonario atraco impositivo de los republicanos. Según las encuestas de opinión, menos del 30 por ciento de la gente lo apoya. La urgencia por una resistencia activa nunca fue tan clara, como quedó patente en las manifestaciones de base que enfrentaron los legisladores republicanos.

Sin embargo, los medios de comunicación y el establecimiento político actuaron como si la aprobación del recorte tributario fuera una conclusión inevitable desde el principio.

Sobre todo, la «oposición» demócrata en Washington fue pura boca y nada de acción. Líderes del partido como Chuck Schumer y Nancy Pelosi emitieron declaraciones señalando las injusticias de la propuesta, pero no hicieron nada por movilizar un desafío.

Esto porque los demócratas se rindieron sin luchar, para poder utilizar la nefasta victoria legislativa republicana como eslogan en elecciones futuras.

Así lo explico el representante de Massachusetts, Seth Moulton, en su distrito a principios de este mes: «No creo que pueda detener este proyecto de ley tributaria como demócrata en la Cámara en este momento, pero creo que podemos obtener una ley de impuestos mucho mejor si conseguimos que más demócratas sean elegidos en 2018».

En un comentario en las redes sociales, el autor izquierdista Corey Robin captó vívidamente cómo esta lógica derrotista se manifiesta en un tema aparte, pero relacionado, cuando los senadores demócratas nuevamente pospusieron exigir una votación sobre una legislación para preservar el programa de Acción Diferida para Llegados en la Infancia (DACA):

En este momento, los demócratas tienen la capacidad de forzar una resolución sobre DACA. El Senado necesita 60 votos para aprobar una medida de gasto temporal [para evitar el cierre del gobierno federal] y los demócratas podrían negarse a darles los ocho votos adicionales que necesitan, a menos que los republicanos proporcionen un camino hacia la ciudadanía para los DREAMers. Exigiría un poco de presión sobre los demócratas del Senado, pero el liderazgo ni siquiera lo está intentando, porque se niega siquiera a la idea de un cierre…

El poder está ahí. Y necesita ser utilizado ahora porque después de las vacaciones, la presión para evitar un cierre disminuye. Por mucho que Trump pueda jactarse de querer un cierre, este es un presidente que ahora tiene la más baja aprobación de todo su corto término: el 32 por ciento según la encuesta Pew más reciente, con la aprobación de Trump entre los republicanos bajando hasta el 76 por ciento (quizás por segunda vez por debajo del 80 por ciento). Y [Trump] no puede culpar a los demócratas, porque los republicanos controlan todo el aparato federal.

Mientras tanto, 34 republicanos en la Cámara Baja, incluidos muchos en distritos vulnerables… han firmado una carta exigiendo una resolución al problema de DACA este año. Están aterrados de que si DACA caduca en marzo sin una resolución, estarán sin trabajo en noviembre. Y republicanos influyentes en el Senado también dicen que quieren ver un camino hacia la ciudadanía…

Si DACA termina siendo abolido sin una solución legislativa, habrá mucho crujir de dientes sobre Trump y los republicanos. Pero en este caso, los demócratas podrían desempeñar un papel para asegurar esa solución.

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Por lo menos, el republicano Mark Sanford, ex gobernador de Carolina del Sur y ahora miembro del Congreso, es sincero con respecto a la legislación tributaria de los republicanos.

«Desde el punto de vista de la verdad publicitaria», dijo Sanford al Washington Post, «hubiera sido mucho más sencillo si simplemente reconociéramos la realidad en esta ley, que es fundamentalmente una ley de reducción y reestructuración de impuestos corporativos. Punto».

La franqueza de Sanford acerca de a quién beneficia la legislación fiscal explica el fuerte impulso de este masivo fraude: Aquellos con la mayor riqueza y poder en la sociedad, por tanto, con la mayor influencia sobre lo que sucede en Washington, ganan mucho dinero.

Los republicanos son sinceros acerca de la necesidad de ofrecer una bonanza para sus patrocinadores corporativos y ricos. «Mis donantes básicamente dicen: ‘Hágalo o no me vuelva a llamar'», dijo el representante Chris Collins de Nueva York.

Pero la debilidad del desafío demócrata al robo tributario también puede ser rastreado a la misma fuente, ya que la mayoría de las figuras del partido que llegan al Congreso dependen de las contribuciones y el apoyo político de las corporaciones. Esta es la razón para la indecisión de los demócratas, no la ineptitud táctica o la cobardía, sino el compromiso esencial del Partido Democrático con la gran burguesía y en defensa del estatus quo.

Esto subraya porque es importante para las luchas sociales no permitir que sus prioridades y prácticas se adapten a las necesidades de los demócratas.

En las protestas contra el recorte de impuestos republicano, reportadas por SocialistWorker.org, mostraron una clara comprensión de los altos riesgos involucrados, y la urgencia de organizar la resistencia ahora, sin esperar casi un año completo para votar en noviembre próximo.

Y por cada una de las personas que asistieron a estas manifestaciones y acciones, sin duda hay cientos más, si no miles y decenas de miles, que quisieran tomar medidas ahora.

El problema fue que estas protestas no fueron amplificadas por aquellos en posición de hacerlo.

Por un lado, los medios de comunicación en su mayoría las ignoraron. Para ellos, lo interesante fue lo que sucedió a puertas cerradas en el Comité de Conferencia de la Casa de Representantes y el Senado.

Pero más importante fue que las organizaciones liberales y los sindicatos se limitaron a emitir un comunicado de prensa contra los recortes de impuestos, pero no movilizaron a sus miembros para enfrentar a los legisladores republicanos… y demócratas.

Ya hemos visto como estas protestas pueden forzar la mano de los demócratas. No hace mucho, a comienzos del año pasado, por ejemplo, el levantamiento en los aeropuertos, contra la prohibición de viajes a musulmanes, obligó a los legisladores demócratas a dar una oposición visible sobre un tema en el que querían guardar silencio.

Desafortunadamente, las fuerzas organizativas que podrían masificar las protestas siguieron el liderazgo de los demócratas y su mantra de esperar por las elecciones en noviembre. Son voluntariamente cautivos a la idea de que las batallas políticas sólo pueden librarse y ganarse «por dentro», con un enfoque «realista» que requiere concesión y compromiso.

La izquierda en Estados Unidos necesita ser reconstruida sobre la base de un reconocimiento de que nuestra fuerza radica en las luchas fuera del establecimiento, movilizando el poder de nuestros números para luchar por una alternativa al estatus quo.

Traducción de Orlando Sepúlveda – Obrero Socialista

Este artículo fue traducido, resumido y combinado de tres artículos publicados por SocialistWorker.org en los días previos y posteriores a la aprobación de la legislación tributaria.

Fuente: http://socialistworker.org/