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"Exportación" de residuos peligrosos

África, basurero del mundo rico

Fuentes: Umoya

Productos tóxicos descargados en Abidjan, barriles radioactivos en Somalia: África es un destino privilegiado, pues es barato, de productos tóxicos procedentes del mundo entero, debido a un cocktail explosivo que mezcla la pobreza, la corrupción y la democracia desfalleciente o inexistente. «Nos hablan de mundialización, de aldea global, pero nosotros, en África tenemos la impresión […]

Productos tóxicos descargados en Abidjan, barriles radioactivos en Somalia: África es un destino privilegiado, pues es barato, de productos tóxicos procedentes del mundo entero, debido a un cocktail explosivo que mezcla la pobreza, la corrupción y la democracia desfalleciente o inexistente.

«Nos hablan de mundialización, de aldea global, pero nosotros, en África tenemos la impresión de que la fosa séptica de esa aldea es África», ha declarado a AFP el célebre militante ecologista senegalés Haidar El Ali, responsable de un centro de buceo en Dakar.

El asunto de los residuos tóxicos descargados en la capital económica marfileña por un barco griego (7 muertos, 24 personas hospitalizadas y 37.000 consultas) no es más que la última descarga de una serie que ha transformado progresivamente al continente más pobre, en cubo de basura.

Hace al menos 2 años, en diciembre de 2004, el tsunami que vino de Indonesia y barrió el Océano Índico hasta las costas somalíes, afectó a contenedores de productos muy tóxicos depositados en la costa norte de Somalia, sumergida desde hace 15 años en la anarquía de una guerra civil.

Consecuencia de las fugas de substancias químicas y radioactivas, aparecieron enfermedades en las poblaciones locales, según el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUE).

A finales de los años 80, ciertas empresas europeas se desprendían, a bajo precio, de residuos que contenían uranio, plomo, mercurio y otros residuos industriales. El caos en el que se sumergió el país durante 15 años, no ha hecho más que aumentar el problema.

En 1996, el Parlamento europeo había pedido oficialmente a los gobiernos del Reino Unido, Italia y España que repatriara los residuos tóxicos exportados a África del Sur por la multinacional Thor Chemicals Ltd.

El Parlamento recordó que «los centenares de toneladas de residuos de mercurio tóxico habían perjudicado gravemente la salud de la población local y provocado importantes daños al medio ambiente».

En Camerún, unos 5.600 litros de cloro se abandonaron en 2005 en un pueblo de los alrededores de Duala, la capital económica. Las autoridades habían intentado disolver el cloro en el mar, pero la operación se convirtió en drama: Murió un soldado y hubo otros diez heridos por una explosión accidental.

El tratamiento o abandono puro y simple de residuos en África es más apreciado que tratar los residuos en los países industrializados, donde es particularmente caro.

Según la organización francesa de defensa del medio ambiente Robin des Bois, el tratamiento de residuos se eleva de 300 a 500 € el m3 en Europa. En África, esa operación cuesta de 6 a 15 veces menos, pues, lo más frecuente, es que no haya ni tratamiento ni almacenamiento. La Convención de Bâle, que regula desde 1989 el transporte de residuos, ha contribuido a sanear el sector, pero el tráfico continúa, siendo el asunto de Abidjan solo la punta del iceberg.

Para poner fin a esas prácticas, «la sociedad civil tiene que ser fuerte. Necesitan centinelas, gente preocupada por la protección del medio ambiente», subrayó El Ali.

«Se necesitan centinelas para denunciar. Hay que denunciar lo que pasa, en tiempo real, a nivel de medios de comunicación, gobierno y pueblo. Con frecuencia son ministros corrompidos o facciones que quieren dinero para comprar armas», prosiguió.

«Es un problema de pobreza, falta de democracia y de transparencia. Eso hace que sea posible en numerosos países de África, por desgracia», se lamentó el militante ecologista.’