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Namibia

Agricultoras prosperan y combaten el cambio climático

Fuentes: IPS

Un exitoso programa empresarial en el norte de Namibia tiñe las prácticas agrícolas de un ambientalismo sensible al género y puede servir como modelo para otros países africanos. «Las mujeres rurales de África cargan con la responsabilidad de mantener el hogar. Son quienes cultivan, cocinan e intentan ganar un modesto ingreso», dijo Marie Johansson, presidenta […]

Un exitoso programa empresarial en el norte de Namibia tiñe las prácticas agrícolas de un ambientalismo sensible al género y puede servir como modelo para otros países africanos.

«Las mujeres rurales de África cargan con la responsabilidad de mantener el hogar. Son quienes cultivan, cocinan e intentan ganar un modesto ingreso», dijo Marie Johansson, presidenta de Creative Entrepreneur Solutions (CES) en la norteña localidad namibia de Ondangwa.

«Una ve a una mujer sentada en la estación de servicio, vendiendo pan, y parece una linda manera de que consiga un ingreso. Pero los perfiles de pobreza muestran que se levanta a las tres de la mañana para preparar la masa, luego hace el desayuno, luego hornea el pan y luego trabaja un par de horas en los cultivos, antes de caminar los 10 kilómetros que la separan de la estación de servicio», relató.

«Allí vende pan todo el día, tal vez logrando una ganancia total de cinco dólares namibios (0,75 dólares estadounidenses). Después de eso, por supuesto, vuelve a su casa a cocinar, limpiar y prepararse para el día siguiente, y así hasta que se va a dormir, a medianoche», agregó.

Para las mujeres ya atrapadas en esa existencia tan dura, las inundaciones, las sequías y temperaturas más altas son visitas indeseadas que afectan a las cosechas y, por lo tanto, su capacidad de mantener a sus familias. «La mayoría de los hombres no tiene este círculo vicioso de trabajar y dormir, así que tienden a prestar menos atención cuando se debaten las cuestiones agrarias en los talleres sobre adaptación al cambio climático», dijo Johansson. «Pero las mujeres dirán que lo primero que quieren hacer es garantizar a toda costa la producción de alimentos básicos para el hogar», añadió. «Una mujer tiende a interesarse en temas como la agricultura de conservación y la irrigación por goteo porque para ella es vital obtener la mayor cantidad posible de alimentos a partir de su tierra. ‘¿Cómo planifico mi establecimiento agrícola con estas inundaciones?’; ‘¿debería diversificarme hacia la producción arrocera?’. Estas son las preguntas que plantean», señaló.

Junto con otras varias mujeres, Johansson inició en 2007 Creative Entrepreneur Solutions, y ayudó a las mujeres pobres de los distritos a fortalecer sus pequeñas e informales empresas, o a empezar otras nuevas. En 2009, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se acercó a CES para desarrollar un plan de adaptación en 20 comunidades de cinco provincias namibias. El resultado fue muy exitoso.

«Nuestro enfoque funciona» porque está basado en la comunidad, y «si mañana los donantes se retiran igual seguirá funcionando. La mayoría de los programas financiados por donantes o iniciados por gobiernos fracasan porque no le preguntan a la gente qué quiere y no crean sentido de propiedad», dijo Johansson. En cambio, CES inició grupos de autoayuda que se inspiraron en iniciativas realizadas en India. Las comunidades se organizan en cooperativas para abordar cuestiones relativas al cambio climático o incrementar los ahorros para participar en emprendimientos empresariales.

«Nuestro enfoque tiene dos puntas: sí, queremos mejorar la seguridad alimentaria, pero si al mismo tiempo hay una oportunidad de crear una empresa, ¿por qué no? Estamos interesadas en ayudar a las aspirantes a empresarias a llevar sus ideas a la práctica», señaló Johansson. Así que las mujeres se comprometen a llevar a cabo una agricultura de conservación y métodos de irrigación mejorada para sus cultivos de tierras secas y, en el proceso, empiezan a cultivar de modo diferente. «Ahora las mujeres cultivan plantas diferentes, que se adaptan mejor a diferentes condiciones climáticas o tienen más aplicaciones de mercado, o se pasan a la acuicultura. El cambio climático también acarrea posibilidades. Las recientes inundaciones realmente abrieron los ojos de la población a la cría de peces y ahora están creando estanques y represas. También empezaron a usar hornos eficientes en materia energética y cosechan agua», explicó Johansson.

Es posible que programas como éste se propaguen por África austral, según Martha Mwandingi, directora namibia de Energía y Ambiente en el PNUD. Ella controla varios grandes programas relativos a la adaptación al cambio climático, la biodiversidad y el manejo de ecosistemas, incluido el proyecto administrado por CES. «Los países pueden adaptar proyectos a sus propias circunstancias. O se puede usar las ideas directamente, como los equipos de información sobre el cambio climático que desarrollamos para las comunidades», dijo Mwandingi. «El cambio climático impacta más fuertemente en las mujeres a causa de los múltiples roles que desempeñan en un hogar, desde agricultoras a proveedoras, a ser las administradoras de los recursos nacionales del país», continuó.

«El cambio climático complejiza la carga que pesa sobre las mujeres debido a la perpetuación de los discriminatorios roles de género. En todo el mundo, el recalentamiento planetario afecta a la población, pero especialmente a la más vulnerable. Y las mujeres pertenecen a ese grupo», agregó.

Mwandingi cree que se necesita investigar más sobre la participación de las mujeres en el proceso de toma de decisiones sobre el cambio climático. «¿Cuántas mujeres se sientan en el Comité Nacional de Cambio Climático de Namibia, por ejemplo? O ¿cuántas mujeres son parte de las delegaciones a las covnersaciones climáticas y a los comités técnicos subsidiarios?», planteó. «Por otro lado, en Namibia tenemos algunas mujeres poderosas en este sentido. Las ministras de Ambiente y Finanzas -dos carteras vitales-son mujeres, igual que muchas directoras de agencias gubernamentales o institutos de investigación», dijo.

«Pero esto amerita una mirada más en detalle. Por ejemplo, ¿cómo participan las mujeres en los varios centros científicos sobre cambio climático que hay en África austral? Y ¿cómo afecta esa participación las decisiones sobre el tipo de datos a recabar y qué modelos elaborar?», preguntó Mwandingi.

Ella propuso revisitar a nivel regional la Alianza Mundial de Género y Cambio Climático, creada en la conferencia climática de la Organización de las Naciones Unidas de 2007 en Bali. Según su sitio web, la alianza «trabaja para garantizar que las políticas sobre cambio climático, toma de decisiones e iniciativas en los planos mundial, regional y nacional sean sensibles al género».

Fuente original: http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=98588

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