A todos sorprendió la reciente noticia, divulgada por Associated Press, sobre el alarde inusitado de fuerza desplegado por las autoridades federales antiterroristas en días recientes, las que emitieron un mensaje de alerta a la Nación sobre la posible existencia en suelo norteamericano de grupos terroristas. ¿Habrán al fin «descubierto», pensé yo, al peligroso dispositivo terrorista […]
A todos sorprendió la reciente noticia, divulgada por Associated Press, sobre el alarde inusitado de fuerza desplegado por las autoridades federales antiterroristas en días recientes, las que emitieron un mensaje de alerta a la Nación sobre la posible existencia en suelo norteamericano de grupos terroristas. ¿Habrán al fin «descubierto», pensé yo, al peligroso dispositivo terrorista de la mafia anticubana que pulula con total impunidad en la Florida, California y Nueva Jersey?
Al continuar leyendo la sorprendente noticia me percaté que estaba totalmente equivocado: la advertencia emitida el pasado lunes 14 de septiembre por el FBI y la unidad de espionaje del Departamento de Seguridad Nacional, no se refería ni a los Comandos F4, ni a Alpha 66 o sobre algunas de las organizaciones terroristas que cohabitan en la Florida. Sería mucho esperar, por supuesto, de un ciego que no quiere ver.
El escándalo desatado luego de la alerta antiterrorista permitió esclarecer después que solo se refería a la dudosa existencia de supuestos explosivos caseros, fabricados por posibles simpatizantes de Al Qaeda. La noticia agrega que: «Dos funcionarios de inteligencia, quienes pidieron no ser identificados porque no están autorizados a dar declaraciones sobre el tema, dijeron que no se sabe cuál era el objetivo del supuesto ataque ni quien lo efectuaría».
El anormal alboroto del DHS y el FBI hizo pensar a todos que la seguridad nacional de los Estados Unidos estaba en serio peligro y que había que actuar concienzudamente y con extrema diligencia. Otra vez se pretendió vender al norteamericano común una dosis de miedo capaz de hacerlo reconocer potenciales peligros y amenazas, a la par que llevarlos a bendecir la criminal guerra contra los pueblos de Irak y Afganistán.
El rejuego mediático estaba en curso y encaminado a formar la falsa idea de que las todas las acciones terroristas en territorio norteamericano han sido provocadas solo por grupos islámicos o por facciones de neofascistas. Sin embargo, para desconocimiento del pueblo estadounidense el terrorismo doméstico de la mafia cubano americana contra objetivos situados dentro del territorio norteamericano, empequeñece a las tenebrosas acciones desarrolladas por Al Qaeda y otros grupos de fanáticos, a la par que sorprende por la impunidad con la que se ejecutan dichas actividades.
Baste señalar que solo en el periodo entre 1959 y el 2001, se consumaron 360 hechos terroristas en territorio norteamericano, ejecutados por diferentes organizaciones cubanas de origen contrarrevolucionario, protegidas de forma permanente por las administraciones norteamericanas, a cuyos miembros se exonera de culpas en juicios amañados o se les excarcela mediante perdones presidenciales. Lo asombrosos de tales hechos es que 186 de estos afectaron directamente a intereses de los Estados Unidos de América en su propio territorio.
Al no reconocer que la actividad de estas organizaciones de origen cubano ha vulnerado de manera sistemática la seguridad nacional los Estados Unidos y su Ley de Neutralidad, las autoridades de ese país dan un paso cómplice a favor del crimen y del terrorismo. Bastaría destacar algunas cifras para entender la complicidad del FBI, la CIA y otras agencias norteamericanas con la mafia anticubana, así como su hipócrita ceguera ante la impunidad con la que ésta actúa en las ciudades estadounidenses:
● Más de 35 personas han sido asesinados en territorio norteamericano por parte de la mafia de origen cubano. Entre las víctimas ha habido personas de nacionalidad norteamericana, diplomáticos cubanos y nacionales de la Isla que cometieron el error de abogar por un acercamiento a Cuba.
● Se realizaron 14 atentados contra aeropuertos norteamericanos, destacándose los de La Guardia y John F. Kennedy (Nueva York), el Miami Internacional Aiport y el de Newark, Nueva Jersey.
● Una de estas organizaciones, Omega 7, realizó entre 1974 y 1983 cerca de 55 acciones terroristas dentro de los Estados Unidos y 6 en Puerto Rico. Autotitulado Movimiento Nacionalista Cubano Omega 7, se caracterizó por su agresividad y por haber realizado notorias acciones terroristas, entre las que se destacaron el ataque con bazookas contra la sede de la ONU en 1964, el asesinato del ex canciller de Chile Orlando Letelier, en 1976, así como los asesinatos del diplomático cubano Félix García Rodríguez y del cubano Carlos Muñiz Varela, ambos consumados en 1979. Del seno de este grupo terroristas descollaron figuras como Guillermo Novo Sampoll y su hermano Ignacio, así como Eduardo Arocena. Este último purga una larga condena en la cárcel y actualmente pretende ser liberado por gestiones de Lincoln Díaz Balart e Ileana Ros Lethinen, tal como se hizo con Orlando Bosch en años anteriores.
● Se realizaron centenares de amenazas y atentados contra instalaciones oficiales norteamericanas, tales como el FBI, Servicio de Inmigración y otras. Decenas de bombas explotaron frente a dependencias policías de Miami, sin que fuera capturado uno solo de sus ejecutores.
● Se llegó incluso a formular amenazas contra el propio presidente de turno en diversas oportunidades, así como contra altos funcionarios federales y estaduales.
Los objetivos de estas escaladas terroristas dentro de Estados Unidos, en franca violación de su Ley de Neutralidad fueron entidades vinculadas Cuba, creando un clima permanente de hostilidad y beligerancia hacia la Isla, así como tratar de ejercer un sistemático terror entre los miembros de la comunidad cubana con vistas a frenar la creciente simpatía hacia la Revolución Cubana y en pro de un acercamiento entre dicha comunidad y su patria de origen. De la misma manera, esas actividades terroristas estuvieron encaminadas a presionar al gobierno norteamericano con vistas a condicionar su política hacia Cuba.
Detallar algunos de sus crímenes evidencia dos hechos notorios: la aparente ceguera norteamericana y la impunidad desmedida de los terroristas dentro de Estados Unidos. Sus ejecutores fueron grupos como el Movimiento Nacionalista Cubano, el Gobierno Cubano Secreto, el Frente de Liberación Nacional Cubano, Poder Cubano, el Alacrán, Acción Cubana, Escorpión Cubano, Jóvenes de la Estrella, Omega 7 y Comandos Pedro Luis Boitel.
Estas organizaciones acumulan en su prontuario terrorista hechos tales como:
● Colocación de una poderosa bomba por parte del terrorista de origen cubano Rolando Otero Hernández, que provocó la muerte de 29 personas y heridas a 75. El criminal artefacto explotó nada menos que en el Aeropuerto Internacional La Guardia, en Nueva York. ¿Por qué no se evitó este sabotaje en que murieron norteamericanos, el 29 de diciembre de 1975, cuando el FBI tenía conocimiento de que este terrorista había hecho explotar 7 bombas apenas 28 días antes en la ciudad de Miami, dirigidas contra las Oficinas del FBI, el Federal Building, la de la Policía del Condado, Oficinas del Seguro Social y otros objetivos?
● En septiembre de 1978 fueron asesinados cuatro ciudadanos norteamericanos al ser volada en el aire una avioneta en la que se dirigían a Cuba. La organización terrorista Jóvenes de la Estrella se adjudicó tan criminal hecho. Uno de los ejecutores de tan malvado atentado, Ramón Saúl Sánchez Rizo, vive en Miami sin ser molestado y mantiene una activa beligerancia contra Cuba. Este terrorista se ha caracterizado por actuar con franca impunidad durante todos estos años., asociándose a las más activas y peligrosas organizaciones de corte violento en la década de los 70, tales como Frente de Liberación Nacional Cubano, Alpha 66, Jóvenes de la Estrella, Coordinadora de Organizaciones Revolucionarias. En los 80, dirigió el grupo Organización para la Liberación de Cuba y participó con los connotados terroristas asociados a Omega 7.
Sin descansar en su violenta actividad, recuérdese su participación en los hundimientos de dos barcos pesqueros en 1970 -los Plataformas I y IV-, así como promover secuestros de personas en Venezuela, México y Estados Unidos, se sabe que Ramón Saúl participó directamente en el atentado contra Carlos Muñiz Varela y otros hechos, siendo un niño consentido de la justicia norteamericana. Sancionado a cuatro años de cárcel a pesar de su amplio historial delictivo, en 1984, sólo cumplió dos de ellos. Luego se integró a otros grupúsculos terroristas como Organización para la Liberación de Cuba, Comisión Nacional Cubana, Cuba Independiente y Democrática (CID) y el Grupo de Acciones Navales.
Durante los disturbios provocados por la firma de los Acuerdos Migratorios entre Cuba y Estados Unidos, fue detenido el dos de mayo de 1995. Desde luego, fue liberado de inmediato a pesar de que el FBI conoce que guarda un número considerable de armas. Baste señalar que tanto él, como José Basulto, son dos enemigos jurados de estos acuerdos y ambos se han dedicado constantemente a sabotearlos. Finalmente, desde las filas del Movimiento Democracia, se ha dedicado a crear tensiones entre los dos gobiernos y a promover acciones terroristas y llamados a la desobediencia de la comunidad cubana asentada en Miami, a raíz del caso del niño balsero Leían González.
Volviendo a nuestro recuento sobre el terrorismo doméstico de la mafia en EE UU, cabe significar que nuevamente el gobierno yanqui negoció con ellos y los obligó a desarrollar su actividad fuera de los Estados Unidos. Así fue hasta 1979 en que incrementaron sus operaciones dentro de ese país. No obstante, una nueva organización conocida como el CORU cobró cierta relevancia dentro de los EE UU: no era más que un nuevo disfraz de los terroristas. Por esos años produjeron una respuesta violenta a los intentos de diálogo entre la comunidad y el gobierno cubano, al asesinar a Carlos Muñiz Varela y José Eulalio Negrín.
A grandes rasgos, los hechos terroristas más sobresalientes de estas décadas fueron:
· (1974) Asesinato de José Elías de la Torriente por no haber realizado un plan de invasión contra Cuba. Este hecho se perpetró en el propio domicilio de la víctima, ubicado en el lujoso barrio de Coral Gables.
· (1974) Cuatro agresiones con bombas contra medios de prensa: una explota en las oficinas de la Revista Réplica y las otras tres cerca de una estación de radio en español.
· (1974) Son asesinados Héctor Díaz Limonta y Arturo Rodríguez como resultado de contradicciones intestinas dentro de la mafia cubano americana. Dos años después perecen Rolando Mansferrer y Ramón Donestévez por las mismas causas. En 1977, sufre la misma suerte Juan José Peruyero.
· (1975) Otra bomba es colocada en las oficinas de Réplica.
· (1976) Atentado contra Emilio Milián, director de un noticiero radial en una emisora miamense, quien se opuso a la violencia promovido por los terroristas radicados en EE UU. La víctima perdió ambas piernas.
· (1979) Explosiones por bombas en Padrón Cigars en dos oportunidades, luego de un intento infructuoso.
· (1979) Agresión armada contra los espectadores que veían la proyección del filme cubano Memorias del subdesarrollo.
Durante esta década son descubiertas varias bombas sin explotar: American Airways Charter (1980) y Consulado de Nicaragua (1981).
· (1981) Colocación de bombas en los Consulados de México y Venezuela, ambos situados en Miami.
· (1981) Otra bomba estalla en Réplica.
· Disparos contra Hispania Americana, la que envía medicinas a Cuba.
· (1983) Bomba estalla en la agencia de viajes a Cuba nombrada Paradise International.
· (1987) Es conocido, junto a 1988, como el año de las agresiones contra agencias de viajes a Cuba, las que sufren continuos atentados con bombas. Esta oleada afecta directamente a Cuba Envíos, Almacén El Español, Agencia Cubanacán Envíos, Machi Viajes, así como Va Cuba (en dos oportunidades).
· (1988) Este año se producen atentados contra varias agencias de viajes (Va Cuba y Bele Cuba Express. Igualmente se producen atentados contra el Museo Cubano de Arte y Cultura y amenaza de bomba contra las oficinas de Iberia y del Servicio de Inmigración y Naturalización, objetivos situados en la ciudad de Miami.
· (1989 y 1990) Estos años sellan la década de impunidad del terrorismo anticubano con la explosión de una potente bomba en el Museo Cubano de Arte y Cultura, dos bombas en Marazul Charters y colocación de bombas en lugares aledaños a las residencias de simpatizantes por el diálogo entre Cuba y la comunidad cubana en EE UU.
· (1994) Dos bombas estallan nuevamente en las oficinas de la revista Réplica.
· (1996) Estalla bomba en el Centro Vasco ante la actuación de la cantante cubana Rosita Fornés.
· (1996) Ataques con bomba contra las agencias de viaje Marazul Charters y Tu Familia Shipping.
· (1998) Amenaza de bomba contra centros nocturnos en los que actuarían artistas cubanos como Compay Segundo y Manolín «El médico de la Salsa». Las amenazas se consumaron con la explosión en Amnesia, centro nocturno de Miami Beach, de un medio incendiario.
Algunos de los terroristas que perpetraron estos hechos se mueven con total impunidad en Estados Unidos, como son los siguientes casos:
Ángel Alfonso Alemán, apodado La Cota, que trabaja en el 4300 Bergerline Ave, room 200, en Nueva Jersey. De pelo castaño, calvicie pronunciada y 1,75 metros de altura, se sabe que en 1997 pretendió dinamitar la Misión Cubana en la ciudad de Nueva York. Está vinculado a la Fundación Nacional Cubano Americana.
Héctor Francisco Alfonso Ruiz, conocido por el seudónimo de Héctor Fabián, vecino de 3020 SW 25 Terrace, Miami, ha sido un activo terrorista. Participó en atentados con bomba contra cuatro agencias de envío de paquetes a Cuba (1972), planificó un atentado contra la embajada de Cuba en México (1973) y se involucró en varios planes de atentado contra Fidel (1973 al 1979). Ejecutó una agresión contra el buque Jobabo, de bandera cubana, en el año 1978. Se le sabe comprometido en el envío de paquetes explosivos a embajadas cubanas en México, Canadá, Argentina y Perú. Actualmente se dedica a promover infiltraciones armadas en la Isla, como la que tuvo lugar el 17 de septiembre de 1996 en que fueron capturados Pedro Pablo Pulido Ortega y Noel Ramos.
Sixto Reynaldo Aquit Manrique, conocido como el Chino Aquit, de una estatura de 1,58 metros, 170 libras de peso, ojos negros, mestizo y rasgos faciales asiáticos, presenta también una pequeña cicatriz en el labio superior, Actualmente reside en el 11549SW 5 street, Miami y su teléfono es 305 – 227 1714. Se sabe que, luego de participar en la agresión al buque tanque Mykonos, en 1993, viajó a Centroamérica con la finalidad de contactar a terroristas cubanos asentados allí, particularmente en El Salvador, así como a militares salvadoreños, con la finalidad de organizar acciones terroristas contra Cuba. Fue descubierto in fraganti cuando se disponía a perpetrar un atentado contra la sede de la Asociación de Trabajadores de Cuba, en Miami, lugar en que estaban almacenadas veinte toneladas de alimentos y medicinas que serían traídos a Cuba por la Cuarta Caravana de los Pastores por la Paz. Condenado a cinco años de prisión fuera de la cárcel, dos en caución domiciliaria y tres bajo palabra, continuó realizando y promoviendo agresiones contra Cuba. Llegó a ubicarse cerca del presidente Bush en ocasión de las festividades del 20 de mayo del 2002, en la ciudad de Miami.
Al conocer este largo prontuario de acciones terroristas en suelo norteamericano, es legítimo preguntarse: ¿Por qué no se formó una algarabía antiterrorista como la posterior a los hechos del 11 de septiembre y la recientemente realizada hace dos días en Nueva York? ¿Por qué no se persiguió a los terroristas de origen cubano como se hizo con los supuestos miembros de Al Qaeda en todos estos años? No cabe duda, pues, que la justicia norteamericana quiere ser ciega porque le da la gana.