A menos de un año de las próximas elecciones presidenciales estadounidenses el panorama se ve bastante complejo, no sólo para los que allí viven sino también para el resto del mundo. Una crisis que se profundiza, el Banco Mundial dice que los mercados «están en una zona de peligro». Las protestas crecen en todas partes, los […]
A menos de un año de las próximas elecciones presidenciales estadounidenses el panorama se ve bastante complejo, no sólo para los que allí viven sino también para el resto del mundo.
Una crisis que se profundiza, el Banco Mundial dice que los mercados «están en una zona de peligro». Las protestas crecen en todas partes, los primeros «indignados» estadounidenses se instalaron en el centro financiero del país y ya los hay en todas partes.
En Europa continúa la incertidumbre pese a los acuerdos para aplacar la crisis adoptados por los gobernantes de Francia y Alemania, lo único incierto es si eso le servirá al actual mandatario francés para asegurarse la reelección en el cargo.
Y hacia donde se mire hay guerras, reclamos multitudinarios, grupos de poder y gobiernos que defienden lo acumulado y no tienen la menor intención de ceder en nada. En ese cuadro, surge desde Estados Unidos la alerta mundial de terrorismo.
Por pura casualidad eso sucede cuando el movimiento de los indignados alcanza proporciones inesperadas, la reelección de Obama no prende y entre los republicanos se abren paso los que aparecen como mensajeros divinos. Vayamos por partes.
«Un siglo estadounidense»
De acuerdo a las últimas reuniones y debates partidarios, el republicano Mitt Romney, ex gobernador de Massachussets, es por ahora quien aparece como el más probable candidato a la presidencia por el partido Republicano.
Romney es mormón, por lo que ha sido combatido por sectores de su partido, como lo hizo un líder evangélico al señalar que Romney no podía ser el candidato republicano porque el «mormonismo» era una «secta» a la que no se le podía dar credibilidad.
Pese a este tipo de cuestionamientos o tal vez gracias a ellos, Romney surgió del debate del martes pasado como el que tiene las mayores posibilidades de representar a los republicanos en los comicios de septiembre del próximo año, lo que enciende una luz roja, como veremos.
En lo que se considera su discurso de campaña más importante sobre asuntos internacionales, Romney afirmó que «Dios no creó a este país para que fuera una nación de seguidores. Estados Unidos no está destinado a ser uno de los varios poderes globales en equilibrio».
Agregó: «Déjenme ser claro: como presidente de Estados Unidos me dedicaré a gestar un siglo estadounidense», y aseguró que: «Nunca jamás pediré perdón en nombre de Estados Unidos». Y desde ya indicó que arremeterá contra «el socialismo maligno» de Cuba y Venezuela.
Mientras tanto a Obama las cosas se le complican, en el Senado los republicanos rechazaron su proyecto para crear empleos estableciendo nuevos impuestos por 447 billones de dólares y, en conjunto con los demócratas, aprobaron un acuerdo demandando que China y otros países aprecien su moneda, lo que podría originar una guerra comercial.
En esa eventual guerra América Latina puede verse involucrada porque en los círculos financieros no se descarta que países de esta región empiecen a acumular reservas en yuanes. Los expertos consideran que la internacionalización del yuan, junto al dólar y el euro, es un proceso en marcha.
Si a esto agregamos que hay un escándalo ad portas porque se ha denunciado que funcionarios del Departamento de Energía avalaron la reestructuración de un préstamo federal por 435 millones de dólares a una empresa de energía solar que quebró, el cuadro para el gobierno no es muy favorable.
Mientras, la policía sigue deteniendo a los «indignados» cuyo movimiento crece día a día y que incluso se manifestaron frente a las casas de los millonarios neoyorquinos pidiendo el fin de las exenciones tributarias y la extensión de los programas sociales.
El campamento de los indignados en Wall Street se está convirtiendo en una tribuna política e ideológica a la que acuden personalidades incluso de otras nacionalidades y se plantean ideas para ir dando forma a un proyecto alternativo.
Alerta terrorista
La alerta mundial de terrorismo que lanzó Estados Unidos parece muy apropiada para la coyuntura que vive ese país, entre una crisis económico-financiera que no puede controlar ni remontar y la consiguiente pérdida de poder en el plano internacional.
Es la repetición de lo que viene ocurriendo desde que la administración Bush invadió Irak en represalia por los sucesos de Nueva York. Después fue el turno de Afganistán, ahora es el de Libia y las rebeliones se siguen produciendo en el Cuerno de África y Medio Oriente.
Lo curioso es que los cambios de gobierno sólo se han producido en los países en que, fundamentalmente, le interesa a Washington asegurarse el control de alguna riqueza o lugar estratégico o que se mantenga un determinado equilibrio.
El gobierno sirio no cae porque ese país no tiene riquezas importantes y, además, en cierta forma garantiza una estabilidad en su entorno. En Yemen, el presidente seguirá en el puesto hasta que a Washington le convenga, tal vez lo haga renunciar ahora que mataron al clérigo musulmán Anuar El Aulaki.
Aulaki era ciudadano estadounidense y se elaboraron textos legales ad hoc, que justificaran al gobierno de Estados Unidos por ejecutar sin juicio a uno de sus ciudadanos, escándalo cuyos detalles se están conociendo y que veremos en otra ocasión.
Aulaki era señalado como el líder de Al Qaeda en esa región y Yemen se convirtió así en un punto de especial importancia para los objetivos de Washington y sus aliados. No es extraño, por lo tanto, que ahora el gobernante yemenita diga que va a dejar el poder en unos días.
Pero en Irán los estadounidenses no han logrado nada, en consecuencia no llama la atención que haya aparecido un iraní al que se señala como terrorista, vinculado con narcotraficantes con cuya colaboración buscaba asesinar al embajador saudita en Estados Unidos.
Lo curioso es que el acusado tenía vínculos con la Agencia Antidrogas de Estados Unidos, la DEA, y se había reunido en México con un colaborador de ese organismo que se habría hecho pasar como integrante del crimen organizado y quien le manifestó que estaba de acuerdo en el plan para matar al diplomático saudí, información de El Universal de México.
Una historia con muchos recovecos, que hay que considerar en el contexto de las relaciones de México con los países centroamericanos y con el proyecto estadounidense de hacer del llamado Plan Mérida un instrumento que sirva a sus propósitos de controlar esa región.
Y esto nos lleva a lo dicho por Mitt Romney, que también podría ser suscrito por Obama o por cualquier otro estadounidense que postule a la presidencia de su país, un siglo estadounidense podría atraer muchos votos.
Mientras tanto, abundan los informes sobre la violencia en la región centroamericana, la que no siempre está vinculada al narcotráfico, también surge de la miseria, pero de eso no se habla.
Frida Modak, periodista, fue Secretaria de Prensa del Presidente Salvador Allende.
Fuente original: http://alainet.org/active/50228