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Algunas claves de la crisis Sahel-Malí

Fuentes: Le Monde diplomatique

Traducido del frances para Rebelión por Caty R.

Malí, o cómo un golpe fracasa casi tan rápidamente como se declaró. Falta la secesión del norte, que amputa al país dos tercios de su territorio. Y el telón de fondo Sahel-Sahara, con una imbricación creciente de movimientos nacionalistas, islamistas y criminales (descrita en la edición de abril de Le Monde diplomatique, en los kioscos, » Comment le Sahel est devenu une poudrière » (Cómo se convirtió el Sahel en un polvorín)». A continuación los principales datos de un conflicto que adquiere una dimensión regional e incluso internacional…

La dimisión, el domingo 8 de abril, del Presidente depuesto Amadou Toumani Touré, abrió el camino a la investidura, prevista para el jueves 12, del Presidente de la Asamblea Nacional como Jefe del Estado de transición, y al nombramiento de un primer ministro «con plenos poderes» que se encargará de nombrar un «gobierno de unión nacional». Y sobre todo de intentar pacificar el norte donde las tres ciudades principales, Kidal, Gao y Tombuctú, han caído en las manos de rebeldes tuaregs, islamistas armados y diversos grupos criminales tras la entrada en escena de los golpistas (que sin embargo pretendían acabar con «la incompetencia del presidente» en este asunto). La crisis humanitaria no deja de agravarse en esa zona aislada del mundo y además golpeada desde hace varios meses por una grave sequía, alertan las ONG y los testigos.

«ATT»

Amadou Toumani Toure, conocido como «ATT», depuesto por los militares el 22 de marzo, dimitió oficialmente el 8 de abril: una salida definitiva y sin gloria para el exgeneral que debía su reputación de «soldado de la democracia» a un rápido regreso al cuartel, en 1992, para dejar el sitio a los civiles. Diez años después regresó a la cabeza del Estado por medio de las elecciones. En occidente, su forma de gobernar se ha calificado a menudo de «modélica»: el exgeneral es conciliador y partidario del consenso, pero fatalista y pasivo más que voluntarista, también en la cuestión del desarrollo y la inseguridad en el norte de Malí. Debía dejar su cargo el próximo 29 de abril después de dos mandatos. Durante el golpe se comprobó que ATT no se defendió, el propio Presidente consintió que le despojaran de su poder sin defenderse.

Acuerdo marco

El viernes 6 de abril, tras el acuerdo con los mediadores de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO, formada por 15 países, entre ellos Malí), el jefe de los golpista de Bamako anunció en la televisión nacional la próxima transferencia del poder a los civiles con el nombramiento del Presidente de la Asamblea Nacional, Dioncounda Traoré, como Jefe del Estado de transición y de un primer ministro hasta que se celebren elecciones presidenciales y legislativas. A cambio, la organización regional decidió levantar «inmediatamente» las sanciones (los autores del golpe de Estado se beneficiarán de una amnistía).

El Embargo

El 2 de abril la CEDEAO decidió un embargo total con efectos inmediatos contra Malí para conseguir el regreso del orden constitucional tras el golpe de Estado militar del 22 de marzo. El embargo incluía, en particular, «el cierre de todas las fronteras de los Estados miembros de la CEDEAO con Malí, salvo para fines humanitarios», el «cierre de Malí al acceso de los puertos marítimos de los países costeros de la CEDEAO», la congelación de la cuenta del Malí en el Banco Central de los Estados de África Occidental (BCEAO) y el corte de aprovisionamiento de sus cuentas en los bancos privados.

Amenazas oeste-africanas

Intervención regional

La CEDEAO también amenazó con recurrir a la fuerza para acabar con la partición de Malí después de la declaración de independencia del Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad (MNLA) en el norte del país. La CEDEAO planeaba enviar al terreno una fuerza de 2.000 a 3.000 soldados. Los jefes de estado mayor de los ejércitos de la región afirman que elaboraron un «mandato» para esa fuerza y adoptaron «medidas preparatorias» para su despliegue rápido, que deberían presentarse al Consejo de Mediación y Seguridad de la CEDEAO en los próximos días. Pero la operación no será fácil: «La CEDEAO tiene los hombres, pero hace falta definir el mandato», declaró a AFP un alto oficial de Burkina Faso -país que se ha hecho cargo de la mediación en esta crisis- para quien los objetivos de la intervención todavía no están claros.

Razias

Una de las soluciones sería, por ejemplo, retener algunos centenares de hombres de los contingentes oeste-africanos de la Operación de las Naciones Unidas en Costa de Marfil (ONUCI), pero se formaría una tropa muy heterogénea y de calidad desigual que, a priori, no está entrenada en la guerra del desierto, hecha de razias, cabalgadas rápidas, ardides, largos camuflajes… (1). Además, los diversos grupos posicionados en el norte de Malí están establecidos y disponen de un armamento consecuente, antes libio, arrebatado en estas últimas semanas al ejército maliense; por no hablar de su perfecto conocimiento del terreno y de sus vínculos con las poblaciones.

Operación militar extranjera

En Bamako, la Junta pidió a las potencias extranjeras que intervengan en el norte para acabar con la secesión de la región declarada independiente. Sanogo dijo: «Si las grandes potencias han sido capaces de atravesar océanos para ir a luchar contra las estructuras integristas en Afganistán, ¿qué les impide venir aquí? Sabemos quién es el enemigo y no está en Bamako. Si tiene que intervenir alguna fuerza debería hacerlo en el norte» (2) En la práctica la fuerza oeste-africana -si llega a ver la luz- sobre todo tendría que crear un cordón de seguridad alrededor del Malí «útil» a partir de la región de Mopti, a título disuasivo, durante el tiempo que un ejército maliense reconstituido, y eventualmente apoyado por otros discretos elementos, se capacitara para volver a desplegarse más al norte…

El polvorín del Sahel

Argelia

Tiene medios para luchar eficazmente contra Al-Qaida del Magreb Islámico (AQMI) y para ser un mediador de calidad, pero ha rechazado cualquier participación europea o estadounidense en la mediación y considera que una acción militar exterior tendría como consecuencia incendiar el Sahel con la movilización de todos los tuaregs, incluidos los del sur de Argelia (3). Según el diario argelino L’Expression , un enviado estadounidense se entrevistó con las autoridades argelinas «para buscar una salida de la crisis sin provocar daños mayores, sin intervención militar y evitando una guerra civil que podría durar mucho tiempo». El secuestro del cónsul de Argelia en Gao y de seis miembros de su misión, a principios de abril, también fomenta la prudencia de Argel: la operación fue reivindicada por un grupo disidente de AQMI, el Movimiento para la Unidad de la Yihad en el Oeste de África (MUJAO), que ya reivindicó el secuestro, a finales de octubre en el oeste de Argelia, de dos españoles y una italiana.

El desierto

Está poco poblado: Por ejemplo la región del norte de Malí, que supone dos tercios del territorio del país, tiene 1,3 millones de habitantes, es decir, una décima parte de la población maliense total. Son lugares tradicionales de paso e intercambios (caravanas) con poca o ninguna administración (se denominan «zonas sin ley») que sirven de vasos comunicantes entre seis países. En el plano militar es un escenario inmenso: solo la región del norte de Malí que reivindican los nacionalistas tuaregs (Azawad) tiene una superficie equivalente a una Francia y media; y la franja sahelí-sahariana, en los confines de Mauritania, Argelia, Níger, Burkina, Malí, Chad y Libia, tiene una superficie equivalente a la de toda Europa occidental. Así, el ejército maliense ha sido incapaz de controlar los 900 kilómetros de frontera con Mauritania y los 1.200 kilómetros con Argelia. Pero este último país, a pesar de un presupuesto de defensa treinta veces mayor, tampoco ha tenido éxito.

Bandas (o katibas ) armadas

Recorren el desierto de oasis en oasis. Pueden ser de tipo criminal: tráfico ilegal de armas, cigarrillos, cocaína; de tipo político-religioso-terrorista, como AQMI, el MUJAO -que sería una escisión de AQMI-, Ansar Dine y además algunos elementos del grupo islamista nigeriano Boko Haram (encontrados en Gao); de tipo étnico-nacionalista, como el MNLA, así como un nuevo Frente de Liberación Nacional de Azawad (FLNA) que estaría compuesto casi exclusivamente de árabes de la región de Tombuctú. Todos con efectivos muy limitados que van de pocos centenares a algunos miles.

Tuaregs

En la actualidad a caballo entre varios países (especialmente Níger, Argelia y Malí), los tuaregs nunca han encontrado su lugar. Rebelados, combatidos y sometidos bajo la colonización francesa, pidieron a Francia, sin éxito, que les permitiera acceder a la independencia cuando se crearon el Sudán Francés y después la Federación Malí. El proyecto de Organización Común de las regiones del Sahara (OCRS), que en realidad pretendía desgajar los territorios ricos en recursos mineros de Argelia, el Sudán francés, Níger y El Chad, en provecho de la potencia colonial, fracasó debido, en particular, a la oposición de Modibo Keita, el primer Presidente del Malí independiente. Después se han sucedido las revoluciones tuaregs en 1959, 1990 y -solo en Malí- 2006 y 2012.

Un Estado étnico

Cuando el MNLA declaró independiente el norte de Malí, como respuesta a un artículo de Serge Daniel, el corresponsal de RFI en Bamako, apareció esta reacción de Y. Karabenta, un internauta para el que es impensable que en el tercer milenio se pretenda crear un Estado étnico: «Esa zona del Sahel ha sido siempre un espacio compartido por numerosas comunidades, ellas mismas en movimiento (trashumancias…). ¿La «purificación de la zona» implicaría la deportación de los sonrhais, soninkés, markas, nonos, peuls, rimaibés, bellas, sourakas, maures, árabes, bozos… históricamente presentes en la región? Recordemos de paso que Gao y Tombuctú no son ciudades tuaregs»

¿Limpiar la casa?

Ansar Dine (Defender el Islam)

Según el jefe de la organización, Iyad Ghali, ( Jeune Afrique , abril de 2012) con respecto al MNLA: «Ellos siguen su camino y nosotros el nuestro». No se identifica con la reivindicación de la independencia de Azawad: «Ansar Dine solo reconoce Malí y la Sharia». Niega que sucediera una masacre de soldados malienses en Aguelhoc el 24 de enero (NDLR: punto de partida de la nueva guerra del norte), al contrario de lo que sostiene el gobierno de Bamako (que recuerda 70 ejecuciones, algunas por degüello), y afirma que: «no hubo ninguna ejecución».

Libia

Los jóvenes tuaregs entrenados en Libia que regresaron a su país natal después de la guerra del Chad ya habían formado el grueso de los combatientes de la rebelión de 1990 a 1997, tanto en Malí como en Níger. Después se enrolaron en el ejército del coronel Gadafi el cual, tras sus fracasos en Oriente Próximo y en la Unión Africana, soñaba con convertirse en «Rey del Sahara». Tras la caída del dictador libio el regreso al país, con sus armas y equipos, de cientos de combatientes aguerridos inclinó la balanza a favor de los independentistas tuaregs.

Francia

Indirectamente es la responsable de ese caos al ponerse al frente de la cruzada contra Gadafi sin preocuparse de las consecuencias de su iniciativa. Sus amonestaciones, consejos y presiones fueron mal soportados por ATT en su época, como después por los golpistas del capitán Sanogo. Francia, aunque siente una gran tentación de «barrer la casa» -y tiene medios para hacerlo desde El Chad, la República Centroafricana o Burkina Faso, donde mantiene efectivos- pero está obligada a contenerse, sobre todo en período electoral. Además AQMI, o una de sus filiales, sigue teniendo cuatro rehenes franceses y el mes pasado recordó que la principal condición para liberarlos -el final de la presencia militar francesa en Afganistán- no se había satisfecho. Sin embargo París ofreció su ayuda logística en caso de intervención de una fuerza oeste-africana, lo que podría considerarse una injerencia, especialmente por parte de Argel.

Notas

(1) Una experiencia que tienen las fuerzas especiales de varias potencias extranjeras, entre ellas Francia, así como algunas unidades del ejército argelino o mauritano.

(2) Entrevista en Libération y Le Monde, 5 de abril de 2012.

(3) Carta de TTU, 4 de abril de 2012.

Philippe Leymarie es colaborador de Le Monde diplomatique desde 1976. Se ha encargado de los asuntos africanos, de la prensa y de defensa en Radio France Internationale entre 1983 y 2009, tras un servicio militar de cooperación en Madagascar y de trabajos en diversos medios de comunicación y centros de formación de periodistas. Se encarga del blog Défense en ligne .

Fuente: http://blog.mondediplo.net/2012-04-10-Quelques-clefs-de-la-crise-sahelo-malienne