Intensas luchas de tinte político se desarrollan actualmente en Libia. Desde el 28 de abril, milicias armadas asedian el Ministerio de Justicia y el de Asuntos Exteriores en Trípoli. Las autoridades oficiales, salidas de las elecciones legislativas del 7 de julio de 2012, no consiguen hacerles frente y han sido obligadas a llamar a la […]
Intensas luchas de tinte político se desarrollan actualmente en Libia. Desde el 28 de abril, milicias armadas asedian el Ministerio de Justicia y el de Asuntos Exteriores en Trípoli.
Las autoridades oficiales, salidas de las elecciones legislativas del 7 de julio de 2012, no consiguen hacerles frente y han sido obligadas a llamar a la movilización de la población para «defender las instituciones legítimas». El viernes 3 de mayo han estallado enfrentamientos, tanto en Trípoli como en Bengasi, entre manifestantes que gritaban entre otras cosas que «la era de las milicias está acabada». El ejército ha tomado posición el mismo día en las entradas de la capital y en ciertos puntos estratégicos.
El principal punto de discordia concierne a una ley de exclusión de los antiguos partidarios del dictador Gadafi (en el poder de 1969 a 2011) que trabajan en las instituciones actuales. Un cierto número de cuadros del antiguo régimen han sido reciclados en las filas de las nuevas autoridades. Así Mahmud Jibril que, tras estudios de economía en los Estados Unidos, había dirigido de 2007 a 2010 la Oficina de Desarrollo Económico nacional bajo el antiguo régimen. Este economista liberal fue luego jefe del gobierno de transición en 2011. Es actualmente es líder del partido político que tiene el grupo más grande en el parlamento, la Alianza de las Fuerzas Nacionales. Este partido de inspiración nacionalista, demócrata y liberal ganó las elecciones legislativas en julio de 2012.
Milicias y clase obrera
Enfrente, el poder de las milicias, que son a menudo de inspiración islamista o yihadista, plantea también problemas. Esos grupos habían jugado un papel importante en la rebelión contra Gadafi, mientras que el peso del movimiento obrero era, por lo menos, claramente más débil que en Túnez o en Egipto. Una buena parte del proletariado estaba formado por inmigrantes asiáticos o africanos a quienes, por ejemplo, la entrada en los pseudosindicatos oficiales les estaba prohibida. La clase obrera estaba pues profundamente dividida, y por otra parte, existía desde los años 1990 una tradición de lucha (incluyendo lucha armada) de inspiración islamista, sobre todo en el Este del territorio.
Numerosos grupos simplemente han guardado sus armas. El gobierno central ha intentado domesticarlos integrándolos en el ejército. Sin embargo, han conservado muy a menudo su propia estructura de mando y no prestan juramento de lealtad más que a su «emir» (comandante).
Existe una sociedad civil. Se expresa por ejemplo en la abundancia de blogs que dan pruebas de una libertad de expresión real hasta ahora desconocida en Libia, y una libertad de prensa, ciertamente bastante relativa. Reporteros sin Fronteras ha establecido una clasificación de los casi 200 países del planeta, según su «grado de libertad de prensa»: casi todos los países arabófonos figuran en la cola del pelotón, pero Libia, en el puesto 131, ocupa una posición mejor que, por ejemplo, Túnez (136) -cuando existe una prensa tunecina que critica abiertamente al gobierno -o Egipto (158).
Perro guardián de Europa
El punto más negativo del cuadro, de lejos, sigue siendo el trato a los emigrantes. A mediados de abril, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Níger desaconsejó formalmente a sus ciudadanos ir a Libia, después de que ocho de ellos hubieran encontrado la muerte los días precedentes en centros de retención libios. En esta ocasión, se ha sabido que 3.000 nigerianos vegetan en esos campos, a menudo situados en el desierto.
Sin embargo, a finales de abril, la Oficina Internacional para las Migraciones (OIM) organizaba en Trípoli una formación para 26 responsables de la inmigración del Ministerio del Interior libio. Financiada por la Unión Europea, esta formación consistía en estudiar «la estabilización de las comunidades con riesgo (sic) y la mejora de la gestión de las migraciones». Dicho de otra forma, el gendarme norteafricano debe impedir a los «indeseables» alcanzar la fortaleza europea. Una fea continuidad con el antiguo régimen.
Fuente: http://www.npa2009.org/node/37083
Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR