Haidar ha prometido redoblar su lucha en defensa de los derechos humanos en el antiguo territorio español pese a lo que califica de represión marroquí. Las autoridades marroquíes aseguraron que Rabat está comprometido con los derechos humanos en el Sáhara Occidental y en el resto de zonas del país. No quisieron realizar más comentarios sobre […]
Haidar ha prometido redoblar su lucha en defensa de los derechos humanos en el antiguo territorio español pese a lo que califica de represión marroquí.
Las autoridades marroquíes aseguraron que Rabat está comprometido con los derechos humanos en el Sáhara Occidental y en el resto de zonas del país. No quisieron realizar más comentarios sobre el caso de Haidar.
El Sáhara Occidental, una zona que tiene lucrativas reservas de fosfatos y potencialmente petróleo en sus costas, es escenario de la disputa territorial más antigua de África.
La semana pasada, Haidar, de 43 años y madre de dos hijos, puso fin a una huelga de hambre de más de un mes en el aeropuerto de Lanzarote en protesta por la negativa de Rabat a dejarla volver al Sáhara Occidental si no declaraba su lealtad al rey Mohamed VI.
Finalmente, Marruecos la dejó volver después de que intervinieran Estados Unidos y Francia.
La huelga de Haidar devolvió la atención internacional a la disputa del Sáhara Occidental de una forma vista pocas veces en los 35 años transcurridos desde que Marruecos se anexionó el territorio tras la retirada de España.
«El asedio continúa. Estoy bajo arresto domiciliario. Mis familiares y vecinos tienen problemas para visitarme. Las tiendas de mi barrio están sufriendo el bloqueo», dijo Haidar a Reuters por teléfono desde Rabat el miércoles por la noche.
Reporteros de Reuters viajaron a El Aaiún, principal ciudad del Sáhara Occidental, para entrevistarla en su casa, pero las fuerzas de seguridad bloquearon el acceso. También se ha impedido a otros periodistas reunirse con ella.
«PALO Y ZANAHORIA»
«Tengo el coraje de mi convicción de seguir adelante con la defensa de la causa de la autodeterminación del pueblo saharaui. Nunca vacilaré pese a las amenazas de cárcel, secuestro, tortura y exilio», añadió.
Haidar acusó a Marruecos de llevar a cabo una política del «palo y la zanahoria» hacia el Frente Polisario en Argelia y los saharauis en el territorio.
«Marruecos reprime a la población saharaui mientras negocia con el Frente Polisario», añadió.
Marruecos dijo que está dispuesto a reanudar las negociaciones con el Polisario sobre un acuerdo sobre el futuro del territorio, al que le ofrece una autonomía a la española.
El Polisario, que aspira a crear un estado independiente en el territorio, también quiere que las conversaciones se reanuden, pero insiste en que Rabat ponga fin a lo que califica de abusos generalizados de los derechos humanos en el Sáhara Occidental.
Haidar se ha convertido en «símbolo de una nación» para los saharauis tanto en el Sáhara Occidental como en los campos de refugiados en Tinduf, en el suroeste de Argelia.
«Es nuestra Mandela, nuestra Gandhi», dijo a Reuters Gani Minatu, de 37 años, mientras hacía un té dulce en su jaima en un campo de refugiados.
Muchos saharauis ven su huelga de hambre como un soplo de aire fresco a su causa.
«Antes de Aminetu, la causa estaba estancada. No había esperanza para una solución. Pero la acción de Aminetu devolvió la cuestión del Sáhara Occidental a lo alto de la agenda internacional», dijo a Reuters el periodista saharaui de Tinduf El Bachir El Dhif.