Traducido por J.A. Pina
La huelga de hambre de la militante saharaui contribuye a deteriorar las relaciones entre Madrid y Rabat después de que las autoridades marroquíes le prohibieran volver a su casa en el Sáhara Occidental ocupado.
Aminetu Haidar, cuarenta y dos años, militante de la causa saharaui, prosigue la huelga de hambre iniciada el pasado 15 de noviembre. «Volveré al Sáhara Occidental viva o muerta, con o sin pasaporte», ha declarado. Los hechos: el pasado 13 de noviembre, al llegar de los Estados Unidos donde acababa de recibir el Premio al Coraje civil concedido por la Fundación Train, Aminetu Haidar fue expulsada del aeropuerto de El Aiún por la policía marroquí. Está acusada de haber escrito «saharaui» y no marroquí en la casilla de nacionalidad de la ficha policial
ACUSADA DE ROMPER SU PASAPORTE MARROQUÍ
¡También la acusan de haber roto su pasaporte marroquí! En realidad, la policía le confiscó sus documentos, le prohibió entrar en su propio país y la devolvió a las Islas Canarias donde había embarcado con destino al Sáhara Occidental. El jefe de la diplomacia marroquí, Fassi Fihri, afirmó con cinismo que «Aminetu Haidar había renegado de su identidad y de su nacionalidad» y que «debía asumir, sola, las consecuencias jurídicas y morales que resultasen de esta actuación». El asunto habría podido detenerse ahí si la militante no hubiera decidido reaccionar, provocando un movimiento de solidaridad sin precedentes en España. Varias manifestaciones han tenido lugar en Madrid, Barcelona y otras ciudades españolas.
El director Pedro Almodóvar y el actor Javier Bardem han pedido explicaciones al jefe del gobierno socialista, José Luis Rodríguez Zapatero. Forzado, este último ha solicitado a las autoridades marroquíes «que den un documento de identidad a Aminetu Haidar para que pueda viajar». Rechazo marroquí e irritación del gobierno español que «deplora profundamente» una decisión «contraria al derecho internacional», e invita a lamilitante saharaui «a continuar su lucha por los derechos humanos y reitera su propuesta (…) de concederle el estatuto de refugiada o la nacionalidad española, hasta que puede volver a El Aiún, con documentos marroquíes». El asunto toma proporcionesque superan el estricto marco de las relaciones entre Madrid y Rabat. El secretario general de la ONU, Ban Kimoon, se ha mostrado «profundamente preocupado», ha pedido explicaciones a Marruecos y ha ligado la solución del caso de la militante saharaui a una reanudación de las negociaciones entre Rabat y el Frente Polisario.
La Unión Europea, que acababa de otorgar a Marruecos el estatuto de «socio preferente», solicita a Rabat «respetar sus obligaciones internacionales relativas a los derechos humanos y cooperar con las autoridades españolas con el fin de encontrar una solución positiva en lo que a éstos afecta». Finalmente, la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, ha exigido «el pleno respeto del proceso y de los derechos humanos». Francia, gran aliada de Marruecos, brilla por su silencio. Preguntado el Eliseo por M. Georges Buffet en nombre del PCF, éste tarda en reaccionar, cuando Aminetu está en peligro de muerte.
No obstante, más que los discursos y las resoluciones, la huelga de hambre de Aminetu Haidar (32 días el 16 de diciembre) ha permitido volver a situar en el orden del día la cuestión del Sáhara Occidental que Rabat, con ayuda de sus aliados occidentales y árabes, pensaba arreglar de la mejor manera para sus intereses sin consultar a los principales afectados: los saharauis.
Fuente: http://www.humanite.fr/2009-12-16_International_Aminatou-Haidar-en-danger-de-mort