Una mujer, Aminetu Haidar, se ha atrevido a quitarle la máscara al rostro de un Estado poscolonial, el español, que muestra una faz de despiadada desconsideración por los sentimientos ciudadanos, actúa incapacitado de mantener relaciones prolongadas más allá del día después de unas elecciones y manifiesta sin disimulo una despreocupación imprudente por la seguridad humana. […]
Una mujer, Aminetu Haidar, se ha atrevido a quitarle la máscara al rostro de un Estado poscolonial, el español, que muestra una faz de despiadada desconsideración por los sentimientos ciudadanos, actúa incapacitado de mantener relaciones prolongadas más allá del día después de unas elecciones y manifiesta sin disimulo una despreocupación imprudente por la seguridad humana. Falsea, miente, engaña repetidamente a las gentes de bien para lucrarse sin límite, siendo, además, impotente para sentir culpa e incapacitado para acatar las reglas sociales y los límites normativos de toda conducta contraria a la vida.
Nuestro Estado democrático y derecho, los poderes hegemónicos que lo dominan, personificados en los individuos de las castas monárquica, política, económica y diplomática, están actuando como verdaderos psicópatas, con Aminetu Haidar y con «todos aquellos que la están aconsejando o que la están indicando que son ofertas insuficientes, tiene que comprender [Aminetu] que le están impidiendo de forma rápida y urgente llevar a cabo su primer objetivo, que es coger un avión e ir a El Aaiún». [i]
Porque, según lo escuchado en las noticias de hace una semana, «el Ministro Moratinos insiste en que si Aminetu Haidar quiere salir de nuestro país tiene que aceptar una de estas tres posibilidades: que tramite su pasaporte marroquí, que acepte el estatuto de refugiada o que obtenga la nacionalidad española y solicite así el pasaporte».
El derecho a SER SAHARAUI, señor Moratinos, no entra dentro del circuito comercial de la oferta y la demanda de pasaportes o «papeles legales» para reagruparse con los hijos en la patria que se ama, máxime cuando su territorio es el resultado de un robo impune y usted proclama ser íntimo amigo de los ladrones. Observándole en la pantalla de la televisión, pareciera, más que un ministro, cualquiera de esos personajes mafiosillos de serie B de la televisión que ofrece un servicio ‘gratuito’ de falsificación de papeles, por compasión, a una mujer desvalida.
Sin embargo, su actuación despectiva para con el pueblo saharaui, su insolente holganza para cumplir con nuestra responsabilidad como Potencia administradora del Sahara occidental que somos todavía, (compromiso mayor el suyo por detentar la cartera de Ministro de Asuntos Exteriores) y por el carácter dado a las relaciones con el reino de Marruecos, en suma, su trabajo diplomático con el mundo árabe, se asemeja más a la sonada visita que realizó el economista ultraliberal Milton Friedman y sus «Chicago Boys» en 1975 al genocida Pinochet que sumió a Chile en una de las más grandes espirales de barbarie del siglo XX.
La diferencia estriba en que el imperialismo norteamericano enfrentaba el «peligro» de la insurgencia revolucionaria en «su» patio trasero de América latina y el Caribe, mientras que nuestro Estado, aquella enana potencia colonial de la Europa que se repartió el botín de África, sólo tiene hoy que cumplir con el Derecho internacional, incluidos los humanos sin ningunear a Aminetu Haidar, y con el deber de descolonizar definitivamente la ex-colonia.
Usted y su gobierno están muy confundidos haciendo las cuentas de pérdidas y ganancias en votos que acarreará este asunto, aparentemente diplomático. Porque, al contrario de lo vertido en sus declaraciones, Aminetu es quien nos aconseja que resulta mejor morir de hambre que vivir sin dignidad, porque Aminetu es quien nos indica cómo luchar y resistir por lo que en justicia nos pertenece.
El aeropuerto de Lanzarote lo hemos convertido en una cátedra abierta al mundo donde estamos aprendiendo una lección ejemplar a través de las enseñanzas de una de las mejores maestras en derechos humanos, Aminetu Haidar, mujer de carne y huesos maltratados cuya estatura moral nos enamora y encandila. Por ella sabemos que los derechos de los pueblos se ganan en la lucha y se pierden mendigando, con ella practicamos el dar sentido propio y colectivo a la vida y a la muerte, por ella la libertad es el aire que respiramos, la justicia el pan que nos alimenta y la dignidad el agua que nos calma la sed.
Una sola mujer, Aminetu Haidar, mujer saharaui, está desafiando pacíficamente el lógico actuar de la violencia de los estados dejándose morir.
La consecuencia es que todas somos Aminetu y nos sentimos felices porque le estamos dando vuelta a la lógica del terror con la humilde valentía de quienes otorgamos al conocimiento de lo que somos un lúcido sentido, y de quienes subvertimos, a conciencia, la irracionalidad del poder establecido, no dejándonos llevar por las razones de este enajenado sistema en, uno más, de sus brutales ataques de locura.
¡Sahara vencerá! ¡Viva Aminetu Haidar!
Beatriz Martínez Ramírez. Club de Amigos de la Unesco de Madrid
Nota:
[i] Declaraciones del Ministro de Asuntos exteriores español, LD. TV. http://www.youtube.com/watch?
Para más información sobre la causa saharaui: