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Entrevista a Carlos Arribas, portavoz de Ecologistas en Acción del País Valenciano

«Ampliar la actividad de las nucleares garantiza los beneficios del oligopolio eléctrico»

Fuentes: Rebelión

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) abrió el portillo a que continúe la actividad de la planta de Garoña (Burgos) hasta 2031 (comenzó a operar en 1971). Pero el informe favorable de este organismo oficial trasciende en mucho el caso de la central nuclear burgalesa. Si se extendiera al resto de las nucleares, la actividad […]

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) abrió el portillo a que continúe la actividad de la planta de Garoña (Burgos) hasta 2031 (comenzó a operar en 1971). Pero el informe favorable de este organismo oficial trasciende en mucho el caso de la central nuclear burgalesa. Si se extendiera al resto de las nucleares, la actividad de éstas se podría prolongar hasta los 60 años. De este modo, «se garantizarían los beneficios del oligopolio eléctrico», sostiene el portavoz de Ecologistas en Acción del País Valenciano, Carlos Arribas. La organización ecologista califica la planta nuclear de Garoña como «muy peligrosa» y advierte de que en ningún caso debería reabrirse. «Cuando las centrales envejecen, los riesgos se multiplican», recuerda Carlos Arribas. Además de las posibles fugas, mantener operativo el parque nuclear representa un «tapón» para la generalización de las energías renovables. Pero el modelo energético español presenta otras particularidades: «Aquí crecen las emisiones de CO2 y se consume carbón a destajo», destaca el portavoz ecologista.

-El 10 de febrero titulaba el diario ABC en la portada: «Cerrar las nucleares dispararía un 25% el precio de la luz». Y añadía que con la actual correlación de fuerzas en el Parlamento, «podría vetarse una energía que el Gobierno ve indispensable por barata y estable». ¿Qué te sugieren estas valoraciones?

El precio de la energía eléctrica en el actual sistema marginalista se establece mediante el precio de la última energía que entra en la subasta horaria, que siempre es el precio establecido por las energías termoeléctricas. Si se cerraran todas las centrales nucleares, que entran a precio cero, no cambiaría esa situación. Lo de que la energía nuclear es barata y estable es un mito. Es una energía intensiva en capital fijo y si fuera tan barata habría que explicar por qué no se construyen más nucleares en el mundo occidental. El precio del uranio no es estable, sufre vaivenes constantes igual que el precio de los combustibles fósiles. Entre enero de 2002 a abril de 2007 se multiplicó por 12 su precio. Ahora entre noviembre de 2016 a enero de 2017 ha aumentado casi un 20% el precio de la libra de uranio sin enriquecer (de 18,50$ a 22,09$).

-Un día antes las agencias de prensa informaron de una explosión en la central nuclear de Flamanville, en Francia. El «incidente», ocurrido en la sala de máquinas de uno de los reactores, en servicio desde 1986, se saldó con cinco intoxicados leves. ¿Por qué se ha informado de este hecho en las columnas de «breves»? ¿Es un motivo para impugnar la reapertura de la nuclear de Garoña?

La energía nuclear es una tecnología intrínsecamente peligrosa y no se puede hacer una distinción tajante entre los componentes de la instalación no radiactivos y los que sí lo son. Un accidente en una parte de la instalación puede repercutir en la otra, como se puso en evidencia en el accidente de Vandellós con un incendio en la sala de turbinas que estuvo a punto de iniciar un accidente grave en el reactor. Hay una tendencia a minimizar la gravedad de los incidentes en las centrales si no hay fugas radiactivas.

-La reciente resolución del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) abre la puerta a la reapertura de Garoña -empezó a operar en 1971- hasta el año 2031. ¿Qué importancia tiene el citado organismo, y a qué intereses responde? ¿Se está preparando una ampliación de los plazos de actividad de las centrales nucleares y una apuesta definitiva por este tipo de energía?

Obviamente la decisión del CSN va en la dirección de la ampliación del plazo de operación de todo el parque nuclear hasta los 60 años, independientemente de si Garoña se reabre o no, que parece que será que no, por decisión de sus propietarios, tras valorar las inversiones necesarias para cumplir con los requisitos. La importancia de esa decisión es que por primera vez se amplía el permiso para un plazo superior a los 10 años, tal y como se venía haciendo hasta ahora en el CSN. Eso crea un precedente muy peligroso, pues cuando las centrales envejecen los problemas se multiplican. El ejemplo lo tenemos en Francia con varios reactores antiguos en una revisión extraordinaria. Pasando a un ejemplo que se entienda, según un automóvil es más antiguo las revisiones en las ITV se hacen más a menudo, y es lógico y sensato hacerlo.

-¿Puede hablarse de una «ofensiva» nuclear en el estado español? ¿Está actuando el Gobierno de Rajoy a contracorriente de la tendencia general en la Unión Europea y en el mundo?

El Reino de España es atípico en muchas cuestiones energéticas y en el tema nuclear no es una excepción. Al contrario de la mayoría de Europa aquí crecen las emisiones de CO2 y se consume carbón a destajo, cuando en toda Europa se emite menos CO2 cada año. Además, el declive de la energía nuclear en Europa es evidente, siguiendo la estela de Alemania.

-Garoña representa una porción muy escasa de la energía eléctrica generada por las plantas nucleares en España. ¿Autorizar el funcionamiento de la central burgalesa responde a la defensa del beneficio económico de los propietarios, Iberdrola y Endesa?

Cuando nos referimos a las centrales nucleares en el Estado español que ya han funcionado alrededor de 30 años (Garoña más con 40 años) y están amortizadas, se habla de beneficios «caídos del cielo», pues están cobrando por la energía generada un precio muy superior al coste de generación. La ampliación de su funcionamiento hasta los 60 años supondría garantizar esos grandes beneficios del oligopolio eléctrico. En el caso de Garoña los propietarios están valorando si las inversiones necesarias para su modernización exigidas por el CSN (alrededor de 200 millones de euros) les compensa, por un funcionamiento adicional de unos pocos años. Iberdrola ya se manifestó en contra de su reapertura. Endesa todavía no ha dicho la última palabra.

-¿Cómo se explica que el Gobierno de Castilla y León se posicione a favor de Garoña, alegando razones económicas y de empleo; mientras que el del País Vasco se oponga por criterios de seguridad? Lo mismo ocurre en la de Almaraz (Cáceres), rechazada por el ejecutivo portugués, o respecto al proyecto de cementerio nuclear de Villar de Cañas (Cuenca). ¿Depende el modelo energético de las rivalidades partidarias?

La cuestión nuclear tiene mucho de componente ideológico, pero también de respuesta al movimiento ciudadano. Allí donde los partidos y gobiernos son más sensibles al movimiento antinuclear las posturas son más críticas. Los partidos que se oponen al Partido Popular se han manifestado claramente en contra de la energía nuclear, aunque el PSOE de Zapatero no fue consecuente en 2011 y dio una prórroga de dos años a Garoña, dejando el tema en manos del Gobierno que le sucediera. Sorprende también que una consejera del CSN nombrada por el PSOE haya aprobado el dictamen que da el visto bueno a ampliar la vida de Garoña hasta los 60 años.

-La central de Almaraz será la próxima en plantear la ampliación de los permisos. ¿Pesará en la decisión el ánimo de lucro de Iberdrola, Endesa y Gas Natural?

Por supuesto que la presión sobre el Gobierno de turno y el CSN será altísima y se intentarán prorrogar los beneficios «caídos del cielo». La oposición del Gobierno portugués será importante en esa decisión, pues las consecuencias en caso de un accidente grave las pagarán los portugueses principalmente, pues la contaminación se trasladará por el río.

-¿Pueden considerarse actualmente «peligrosas» las centrales nucleares de Garoña y Almaraz? ¿Por qué razones?

El envejecimiento de las centrales afecta a las partes más sensibles como son los componentes estructurales, como el acero de la vasija. La intensa radiación neutrónica, las grandes presiones a las que se le somete, etcétera; hace que avancen procesos de corrosión y degradación de los materiales. Garoña además tiene un sistema de contención Mark I que ya demostró su ineficiencia en el accidente de Fukusima en 2011. Esos problemas de envejecimiento ya han aparecido públicamente en los reactores belgas y franceses. Los españoles no deben ser una excepción.

-Por último, ¿una ampliación generalizada de los 40 años de actividad de las nucleares implicaría un golpe mortal a las energías renovables?

Las energías renovables tienen un futuro esplendoroso. La bajada de precios de los módulos fotovoltaicos hace que la energía fotovoltaica sea plenamente competitiva con las fósiles. La eólica hace tiempo que lo es. La permanencia de la energía nuclear hace de tapón de una extensión generalizada de las energías renovables. El ejemplo más sangrante es el caso de la obligada desconexión de los parques eólicos en situación de baja demanda eléctrica y alta producción renovable. Se opta por parar algunos parques eólicos en lugar de una central nuclear, pues estas son poco flexibles y están produciendo siempre al 100% de potencia. En algún caso el Gobierno en 2013 obligó a bajar la potencia de los reactores al 80%, pero eso no había ocurrido nunca antes.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.